Sin embargo, la tensión de la crisis ucraniana, las últimas noticias llegadas de mercados como el argentino, o la desaceleración de la economía china, han provocado que las materias primas vuelvan a estar en el punto de mira de los inversores. Y es que, aunque algunos datos confirmen que se ha podido iniciar la recuperación, el sistema financiero actual aun es débil. Un muestra de esta debilidad se produjo hace unos días cuando la FED insinuó una posible subida de tipos de interés, la respuesta inmediata fue la caída de las inversiones de activos de riesgo y la subida de valores refugio, como el oro.
Según datos de la Commodity Futures Trading Commission (CFTC), las inversiones en commodities están recuperando los niveles de 2012
, pero no caigamos en la trampa de la generalización. El concepto materias primas engloba a productos con compartimientos muy diferentes. Entre todas ellas destacan sobre las demás la considerada como valor refugio por excelencia, el oro, y su “fiel” compañera la plata.
Ambos materiales se comportan de una manera muy similar en su cotización, aunque el precio de la plata es más volátil. Desde 2013 experimentan una fase de corrección habiéndose incluso acercado a sus suelo, a partir de este punto solo pueden crecer.
Muchos se preguntan, ¿cuándo va a producirse ese incremento? Si alguien contesta esto, lo único que podríamos conseguir son respuestas correctas a una pregunta equivocada. Ni debemos atascarnos en esta cuestión, ni debemos tampoco, sumarnos a la nueva ola de analistas que solo surfean en la cresta del rally. Ante la inversión en oro y plata debemos ser siempre constantes y prudentes, y entender el curso del valor de estos metales en un periodo de tiempo largo, lejos de especulaciones e inversiones resultadistas a corto. Por lo tanto, cuándo se iniciará su etapa alcista es lo de menos, lo importante es estar preparado cuando llegue y así evitar pérdidas de patrimonio a largo plazo. Pero, ¿qué hacen al oro y la plata tan especiales?
Primero, su carácter de valor de refugio. Son mayoría los analistas que recomiendan carteras de inversión con una reserva entre el 15% y 25% a ambos metales. De hecho, de haber seguido esta estrategia, mientras que una cartera de inversión estándar con acciones en inmobiliarias, industrias, energía, etc, de un valor de 100 (sin oro ni plata), entre 2007 y 2012 habría perdido en torno a un 30%. Esta misma cartera con un 20% dedicado al oro y un 10% a la plata, hubiera pasado los peores años de la crisis con una ganancia del 25%.
En segundo lugar, el final de las extracciones tiene fecha. Se estima que las minas de oro se paralizarán dentro de 15 ó 20 años, esto ocurrirá cuando los costes de extracción superen ampliamente el precio del metal. Por su parte, el final de las extracciones de plata podría estar en torno a los 20 ó 30 años. Aunque a priori parece que dispondremos de plata durante más tiempo, no debemos olvidar la gran diferencia que existe entre ambos elementos. El oro, como la materia, no desaparece solo se transforma, mientras que el uso industrial de la plata tiene como consecuencia que un porcentaje se pierda y no se recupere.
Por último, ante un colapso total del sistema financiero, la caída del sistema de comunicación, incluso la desaparición de algún estado y por tanto de su moneda, mientras que algunos valores financieros podrían caer hasta mínimos o incluso desaparecer, el oro y la plata no sólo mantendría su valor si no que lo aumentaría.
Ante los precios en corrección de ambos metales, con pequeñas rachas alcistas ligadas a la actualidad, y teniendo en cuenta lo que está por venir, tenemos dos opciones. O invertir ahora, o esperar y terminar pagando el doble en unos años.