Sin embargo, aunque el cambio climático está afectando a todas las regiones del mundo, el calentamiento global y las tasas de precipitación no se distribuirán uniformemente por todo el planeta. Habrá ganadores y perdedores.

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) ha tratado de comprender mejor los riesgos precisos del cambio climático. Para ello, han modelizado la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que estamos produciendo para generar numerosos escenarios -o trayectorias- de cambio climático denominados trayectorias de concentración representativas (RCPs). Cada escenario corresponde a un nivel de calentamiento diferente.

¿Sobrecalentamiento de las economías?

El escenario RCP2.6 es el "mejor de los casos". En este escenario, las emisiones de gases de efecto invernadero se reducen lo suficiente como para que el calentamiento global se limite a entre 1,5 y 2 grados por encima de la media preindustrial.

En el otro extremo de la escala está el RCP8.5. Se trata del "peor escenario". Refleja la situación actual, en la que no se hace ningún esfuerzo para frenar las emisiones. El escenario prevé un aumento de la temperatura global de 4 grados en comparación con la media preindustrial, para el año 2100.

El IPCC subraya que, es probable que todos los países experimenten un aumento de las temperaturas a finales de siglo, pero el calentamiento global será más grave en algunas regiones del mundo. Por tanto, el impacto económico del cambio climático también variará, lo que tendrá importantes repercusiones en la rentabilidad de los activos.

En particular, se prevé que la región del Ártico siga calentándose más rápidamente que la media mundial. Además, las temperaturas en las latitudes más altas del hemisferio norte aumentarán más rápidamente que en las regiones del trópico.

Las precipitaciones tampoco se distribuirán uniformemente por todo el planeta. Se espera que aumenten en las regiones de alta latitud y en el Pacífico ecuatorial, regiones ya afectadas por las largas estaciones monzónicas. En cambio, disminuirán en las regiones subtropicales de latitud media, que suelen ser zonas áridas.

Esto significa que se espera que las zonas húmedas del mundo se vuelvan más húmedas a medida que se intensifique el cambio climático, mientras que es probable que el agua escasee en zonas donde el suministro de agua ya es limitado. Por ejemplo, es probable que la India, Pakistán y Nepal sufran temporadas monzónicas más severas, mientras que los países africanos y sudamericanos experimentarán condiciones más secas.

El impacto del cambio climático en la productividad

Como han puesto de relieve las recientes investigaciones de Burke y Tanutama, existe una relación cuadrática entre el crecimiento de la productividad y la temperatura. Esto significa que la productividad de los "países fríos" aumenta a medida que aumentan las temperaturas anuales, pero cuando las temperaturas anuales son superiores a 12-13°C, la productividad empieza a disminuir.

Por ejemplo, en los países fríos un aumento de la temperatura podría abrir nuevas zonas al cultivo o más partes del mar podrían ser navegables y estar disponibles para la pesca al derretirse el hielo. Por el contrario, en los países cálidos se espera que la producción agrícola disminuya como consecuencia del aumento de la desertización. La producción ganadera también disminuirá debido al aumento del estrés térmico.

El gráfico muestra los costes físicos en un escenario en el que las temperaturas globales aumentan más de 3 grados centígrados en 2100 con respecto a la media preindustrial. Este escenario sugiere que las economías mundiales no aplican estrategias de mitigación adecuadas para limitar las emisiones de carbono.

Los costes se expresan en relación con el "caso sin cambio climático", en el que no hay efectos de la temperatura. En un horizonte de 30 años, Suiza, Canadá, Alemania, Francia y el Reino Unido estarán mejor posicionados en un escenario en el que el calentamiento global aumenta más de 3°C por encima de los niveles preindustriales. La productividad se deteriora en Australia y en la mayoría de los países con mercados emergentes.

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Las consecuencias más visibles del cambio climático

El cambio climático no sólo puede causar daños económicos a largo plazo. Los fenómenos meteorológicos extremos demuestran que también hay un impacto a corto plazo. Los huracanes ya han demostrado lo perjudicial que puede ser el cambio climático en la actualidad. Estos son algunos de los ejemplos más visibles de las consecuencias a corto plazo de un mundo que se calienta.

Es un hecho bien conocido que el calentamiento global ha provocado un aumento significativo de los fenómenos meteorológicos en las últimas décadas. 

Los fenómenos meteorológicos extremos, al depender estrictamente de los cambios de temperatura y precipitación, afectarán de forma desigual a las distintas regiones del mundo. Las inundaciones y los ciclones tropicales han aumentado en las últimas décadas sólo en algunas zonas del planeta. El gráfico muestra la evolución del número medio de estos fenómenos en la primera década del 2000 con respecto a la década de 1980. Sugiere que las inundaciones y los ciclones tropicales se han vuelto más frecuentes en el sudeste asiático, en consonancia con el análisis del IPCC.

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Estos acontecimientos pueden tener consecuencias disruptivas y devastadoras para los ciudadanos. Los datos del Observatorio de los Desplazamientos Internos destacan que desde 2008 casi 200 millones de personas se han visto obligadas a abandonar su hogar, y que las inundaciones y las tormentas son responsables de casi el 98% de los casos.

Y lo que es más importante, los datos muestran que los habitantes de algunas regiones del mundo se han visto más afectados que otros. 

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¿Cuál será el coste para los inversores?

Algunos estudios sobre la economía del cambio climático sugieren que las catástrofes naturales podrían impulsar la productividad de las empresas y promover el crecimiento a largo plazo. Esto se debe a que las empresas que sobreviven actualizan su capital y adoptan nuevas tecnologías. Esta hipótesis de que las catástrofes estimulan el crecimiento se denomina "destrucción creativa".

Sin embargo, no todo apoya esta visión. Un estudio reciente analizó la exposición física de los países al universo de los ciclones tropicales durante 1950-2008. En él se encontró pruebas sólidas de que los ingresos nacionales disminuyen, en línea con su tendencia anterior al desastre, y no se recuperan en 20 años.

Esto parece explicarse por el hecho de que las catástrofes frenan temporalmente el crecimiento al destruir el capital, pero no se produce ningún repunte porque los diversos mecanismos de recuperación no logran compensar el efecto negativo a corto plazo de la pérdida de capital. El análisis parece respaldar la hipótesis de la "no recuperación", al constatar que una desviación estándar en la exposición a los ciclones de un año reduce el PIB en 3,6 puntos porcentuales 20 años después, lo que hace retroceder a un país medio casi dos años de crecimiento.

En Schroders han analizado las previsiones de rentabilidad a 30 años y han  incorporado el impacto del calentamiento global en la productividad para encontrar que tendrá un impacto en el desempeño de las acciones a largo plazo. Así, la productividad es un factor clave para la rentabilidad de las acciones y su rentabilidad se verá afectada por el efecto que el cambio climático tendrá en la productividad.

El gráfico  compara los beneficios de la renta variable a 30 años con y sin calentamiento global. Está claro que habrá ganadores y perdedores como consecuencia del aumento de las temperaturas.

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En particular, las acciones canadienses, británicas y europeas obtendrán mayores beneficios en comparación con el escenario sin cambio climático. El cambio climático es una mala noticia para los inversores en renta variable de los mercados emergentes, y el mayor golpe lo recibirán India, Brasil, México y Sudáfrica.