La mitad de las aportaciones a los planes de pensiones se realiza en el último trimestre del año. ¿Por qué no cala la idea de la industria de destinar dinero de forma periódica?

Efectivamente, alrededor del 50% de los flujos que se dedican a pensiones tienen lugar en el último trimestre del año. Esto es debido a una estacionalidad del producto que viene determinada por sus ventajas fiscales, ya que hasta los 8.000 euros que se aportan a un plan de pensiones se pueden desgravar de la declaración de la renta, y eso hace que muchos ciudadanos esperen hasta el último momento para hacer ese cálculo. Sin embargo, desde ING seguimos promoviendo las aportaciones periódicas como la mejor manera para construir un colchón para la jubilación, y los motivos son varios. En primer lugar, financiero, teniendo en cuenta la volatilidad del mercado, es decir, momentos de subidas y bajadas, el hecho de periodificar ese ahorro y hacerlo mes a mes amortigua las caídas del mercado y permite coger los buenos momentos de ese mercado para tener mayor estabilidad en rentabilidad en el largo plazo. En segundo, porque es menos esfuerzo para el bolsillo, hacerlo poco a poco es mucho más llevadero para los partícipes. Por tanto, en general creemos que la aportación periódica es la mejor manera de aportar a un plan de pensiones.

A partir de 2021 el importe máximo deducible se reduce hasta los 2.000 euros anuales. ¿Cómo afecta esto a los ahorradores? ¿Creéis que este cambio tributario resta atractivo a los planes de pensiones?

Sí, que duda cabe que las ventajas fiscales de los planes de pensiones es uno de sus principales atributos y el hecho de bajar la cantidad máxima de desgravación de 8.000 a 2.000 euros va a tener un impacto indudable. De hecho, según el informe Tendencia Estable de la Jubilación elaborado por ING en este año 2020 el 50% de personas que tenían pensado contratar un plan decía que en el caso de que se dedujeran las ventajas fiscales no lo harían; de hecho, incluso aquellas personas que ya estaban aportando se cuestionaban en caso de que bajaran las deducciones fiscales si mercería la pena seguir haciéndolo. Es cierto que para que el cliente que haga aportaciones más modestas, no va a tener ningún impacto, pero hay algunas que, por sus condiciones, necesitan ahorrar más para su jubilación y aquí es donde vamos a tener el problema, ya que estas personas tendrán el reto de encontrar otros productos que les sirvan para ahorrar en su jubilación y a la vez tener otros incentivos fiscales.

¿Creen que la medida puede fomentar la creación de nuevos planes de empleo? ¿Qué papel juega este tipo de planes en el mercado español?

En primer lugar cualquier medida que se adopte con el fin de potenciar el ahorro a largo plazo para la jubilación es bienvenida. Los planes de empleo son uno de ellos y haya casos como los de Reino Unido que son muy exitosos. Ahora bien, si vemos como está conformado el tejido empresarial español, con autónomos y pymes principalmente, estos planes de empleo quedan muy lejos de lo que este sector puede optar. Por tanto, creo que van a tener limitaciones a la hora de construir ese colchón para su jubilación por esta medida. En cuanto al papel que juegan actualmente en nuestra sociedad, alrededor de 1,9 millones de ciudadanos en edad de trabajar tienen planes de empleo, a comparación de 7,5 millones de ciudadanos que tienen panes de pensiones individuales, por lo que la penetración de cada uno es muy dispar, aunque por cierto muy por debajo de nuestros socios europeos. Además, la forma de potenciar estos planes de empleo ha sido aumentado la cantidad máxima que se puede aportar de 8.000 a 10.000 euros, pero cuando vemos la realidad el 35% de las personas que tienen planes de pensiones o empleo la media de portación es de 4.500 euros (6.000 euros solo el 1% de la población), por tanto son medidas que no sabemos bien como encajan con la realidad de nuestro mercado. En resumen, los planes de empleo sí pero sin estar en detrimento de los planes de pensiones individuales: hay que conseguir un equilibrio entre ambas cosas que permitan prepararse mejor a los ciudadanos para su jubilación.

Hace ya algunos año que la gestión indexada ha llegado a los planes de pensiones. ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene frente a la gestión activa?

La gestión indexada ya hace años que está tomando fuerza en nuestro país y las razones son bastante claras. Por una parte, la gestión indexada lo que hace es replicar índices que existen en el mercado, como puede ser un Ibex 35, y tan sólo hay que replicar exactamente el peso de las mismas compañías con la misma proporción. Desde un punto de vista del ciudadano, una de las ventajas es lo fácil de seguir. La segunda es precisamente porque no hace falta una gestión demasiado grande ni esfuerzo y que es eficiente en costes, es menos costoso que los planes de gestión activa, por tanto facilidad y eficiencia en costes. Y una tercera es que en el largo plazo es muy difícil batir al índice, y los datos lo demuestran, pero siempre en el largo plazo, y los planes de pensiones son productos por su propia naturaleza de largo plazo y tiene todo el sentido de decantarse por este tipo de gestión; no en vano en ING comercializamos 10 planes de pensiones y 8 de ellos o son totalmente gestión pasiva o tienen un altísimo peso de gestión pasiva.

La importancia del ahorro privado pensando en la jubilación es innegable. ¿Qué consejo daría a los ahorradores para elegir un plan de pensiones, en un año tan complicado para los mercados como este 2020?

Sí, este año 2020 efectivamente ha sido muy complicado con una caída prácticamente sin precedentes de todos los mercados, y obviamente eso ha tenido impacto en todos los puntos financieros, pero también es verdad que ya estamos en un punto de casi total recuperación. Por ello, la primera es no buscar rentabilidad en el corto plazo, tengamos paciencia, es en el largo plazo donde se obtiene la rentabilidad. La segunda es cuanto antes mejor, hay personas que se lo plantean pero no acaban de decidirse. Otra es elegir un plan que se adopte a nosotros: cuando pensamos en la jubilación creemos que lo que mejor que se nos adapta es algo muy conservador, que tenga mucha renta fija porque queremos proteger el capital, pero es un error, porque al ser en largo plazo, no estamos eficientando nuestro dinero; lo ideal es que cuando queda mucho tiempo para la jubilación demos mucho peso a la renta variable para hacer que nuestro capital trabaje y, a medida que se va a cercando la edad de jubilación, para proteger ese capital, dar más peso a la renta fija, que es justamente lo que hacen los planes dinámicos. Y la tercera es fijarse en las condiciones de los planes de pensiones, principalmente en términos de permanencia y comisiones.