Entrevista realizada por Manuel López Torrent y Silvia Morcillo 

Eduardo Baviera es licenciado en económicas, Máster en Asesoría Fiscal por el Instituto de Empresa, trabajó en Price Waterhouse como asesor fiscal y durante 3 años ejerció como docente en el instituto de empresa hasta que en 1994 monta junto a su hermano y otros médicos Clínica Baviera, fruto de muchos factores pero especialmente mucha ilusión. “Al estar en una big four aprendí la cooperación entre profesionales y, por mi carrera profesional en el ámbito de abogados economistas, conversé con mi hermano sobre la posibilidad de compartir sus conocimientos y experiencias con otros profesionales, haciendo carrera en el mundo de la medicina”. Algo que era muy poco habitual e inexistente en el mundo de la medicina. 

“Nos gustó la idea de incorporar personas y formar talento porque no solo nos gustaba la idea de que formábamos a otras personas sino que esas personas a su vez enseñaban y retroalimentaban la idea inicial”.  

En 1998 dan el salto a Madrid  y posteriormente Sevilla, Zaragoza y Castellón y luego llega pensar en la internacionalización que se fraguó en  2001, año de la crisis mundial, pero que se materializó años más tarde. “Nos ayudó mucho el empuje de la juventud. Yo tenía 24 años y mi hermano 38 y teníamos la ilusión de nuestros pacientes, cambiábamos la vida de las personas y eso era muy bueno. “Contactos, viajes, personas y como queríamos hacer esto accesible para todo el mundo nos planteamos como objetivo el mercado español y Europa porque cuando viajábamos a Congresos por todo el mundo veíamos que los países europeos (sobre todo del Norte de Europa) estaban mucho más avanzados que nosotros en muchas cosas pero no en oftalmología estaban por detrás”. 

“Nosotros sentíamos que había una oportunidad” que requería que no hubiera demora por lo que “todos los medios que teníamos los pusimos al servicio de abrir clínicas como las que habíamos abierto en Valencia o Madrid pero en toda España. Porque creíamos que el momento de mercado era importante y luego el tiempo lo ha demostrado”.  

En este proceso, Baviera destaca 3-4 hitos: el primero fue en Valencia sobre el modelo de negocio porque “pasar de una consulta individual a una colectiva, en la que cualquier médico te da una calidad estándar, lleva un proceso. El segundo hito fue abrir Madrid, y a partir de ahí se vertebró todo un poco: abrimos 12 ciudades al año con lo que, en tres años, nos situamos en las principales ciudades españolas”. 

En 2007 comienzan a cotizar. Salen a bolsa con el objetivo de dotar de liquidez a las acciones de la compañía. Un proceso duro para las compañías a nivel de cumplimiento de requisitos lo hicieron en tiempo record (4 meses) . Un hito particular “que salió muy bien. Nosotros estábamos muy organizados con una cultura de mucha transparencia, con un modelo de negocio que se entendía muy bien, y todo eso ayudó. Una vez te acostumbras,  ese vértigo que se da se naturaliza y llega un momento que se te olvida incluso que no cotizabas en bolsa”. 

El valor tuvo buena aceptación. Un road show es algo curioso, dice Baviera,  un protocolo que cumplir…”Es más difícil crear una empresa que sacarla a bolsa y, como todo, con buenos asesores, conocimiento, dejándose guiar y ejecutando todo sale”. 

Una salida a bolsa que se produce en la antesala de la crisis de deuda en Europa. “Con la crisis de las puntocom aprendimos que esto es cíclico y que Baviera, a pesar de ser servicios médicos pagados por el paciente, también es sensible al ciclo. La crisis nos afectó, sobre todo en el segmento de la población jóven. El paro juvenil subió mucho y nos impactó de forma relevante”. La gran experiencia que sacaron de aquello fue a hacerlo lo mejor posible, adaptar los costes, tener precios razonables, un balance saneado para los momentos difíciles y saber que un ciclo tiene una duración. 

Lo que vivimos en aquellos años fue una crisis de deuda derivada del elevado endeudamiento que tenían familias, empresas y Estados. Habla en su libro que el endeudamiento es sano siempre que sea mesurado.  13 años después el endeudamiento de los Estados sigue en niveles de récord y los Bancos Centrales han expandido sus balances a niveles que no se habían visto en la historia. “Las cosas se olvidan rápido y se repiten. Efectivamente vivimos otra época de mundo endeudado. Es verdad que son más los Estados que las compañías y particulares pero de nuevo vivimos en un mundo sobreendeudado que tendrá sus consecuencias porque los excesos se tienen que corregir y cuanto más preparado esté uno más afrontaremos el cómo y el cuándo”. 

En su libro habla de la necesidad de que haya empresarios y emprendedores, para mitigar el problema del desempleo. Un tejido que se genera por  dos ámbitos: el cultural y el regulatorio. Sobre el cultural, Baviera reconoce que se basa en “transmitir la ilusión y pasión por crear cosas, bien sea con patrimonio personal o dentro de una empresa. Se pueden crear progresos y empleo dentro de una gran corporación o pyme, ahí la clave es la visión de futuro e ilusión. Es un tema de actitud”. Sobre el tema  regulatorio es, esencialmente, que no se pongan trabas o impedimentos. “Ahí se podrían mejorar determinadas cosas porque me gustaría que al menos las instituciones públicas no te frenen. Con esas dos cosas se empujaría el progreso”. 

En los últimos 50 años ha habido una revolución en el mundo de la oftalmología y de los tratamientos de la vista. Técnicas de cirugía refractiva que hace que un gran porcentaje de las personas no necesiten gafas pero además los tratamientos de retina frenan muchas patologías asociadas a la edad. Es verdad que si la esperanza media de vida llega a los 120 años el ojo envejece pero todo va a mejor. La calidad de visión de nuestros abuelos era mucho peor de la nuestra y los medios que tenemos son mayores. 

La tecnología hace todo más predecible, cercano y seguro y ayuda a que nuestra experiencia se pueda procesar en un big data para predecir mejor el tratamiento, tecnología, materiales...la tecnología nos ayuda mucho. 

Sobre el futuro, Baviera pone la vista en “seguir el proyecto todo lo que podamos en los próximos años, que son retos muy exigentes e interesantes. Seguir avanzando en nuestro mundo que aún tiene muchas posibilidades. Estamos en 3 países, en 90 ciudades diferentes y el siguiente paso es llegar a 120 ciudades de toda Europa y hacer una red de conexión de oftalmología en todo el mundo  que nos permita tener ojos en todo el mundo para adaptar lo más rápido posible las innovaciones que surjan”.