Inversión

Hay que tener claro que todo el riesgo que estamos viendo no va a aflojar el próximo año, la inflación seguirá siendo un foco de preocupación, mientras el mercado seguirá mirando los pasos que vaya dando la Reserva Federal (Fed). Seguramente los próximos datos de IPC y lo que diga la Fed en la reunión de diciembre aporten algo más de claridad, pero es una tensión que va a permanecer ahí durante los próximos meses y que se complica en el caso europeo, según explica Alberto Roldán, director de inversiones de Metagestión. 

En el Viejo Continente, el problema es el mismo, pero agravado por un menor crecimiento, con la debilidad estructural que está creciendo en Alemania y los problemas que atenazan a la economía de Reino Unido. Además, la presión inflacionista en Europa no viene tanto determinada por la elevada demanda (como sí sucede en Estados Unidos, donde, por tanto, sí son efectivas las alzas de tasas), y se ha visto empeorada por la crisis energética, originada a raíz del conflicto en Ucrania, que se sigue alargando en el tiempo y puede recrudecerse.

Según apunta también Araceli de Frutos, de Araceli de Frutos EAFI, el mercado sigue a la espera de lo que vayan anunciando los bancos centrales y el fin de año puede ser bastante turbulento, en función de los mensajes que lance Jerome Powell, presidente de la Fed, en la última reunión del año. El mercado sí parece que quiere subir, pero se mueve con cautela y ya hay que ir pensando en qué estrategia seguir para 2023. 

Cómo enfocar 2023 para construir una cartera

Teniendo esto en cuenta, primero hay que tener claro el posicionamiento en el grado de riesgo a la hora de elegir el activo. "No podemos dejar de lado o reducir a cero la renta variable porque, a pesar de todo el riesgo, sigue siendo el único activo que ofrece retornos algo más elevados", apunta Alberto Roldán. Pero, además de eso, hay que considerar la posibilidad de incluir también la renta fija, "por eso tendríamos una cartera, para un inversor conservador, con equilibrio entre la renta variable y la renta fija", apunta el experto. 

En el mismo sentido, Araceli de Frutos apunta a que hay que tener una cartera mixta. En cuanto a la renta fija, a consecuencia de ese último dato de IPC de EEUU, que fue mejor de lo esperado, hemos visto también movimientos bruscos en las rentabilidades de los bonos. Según la experta, es buen momento de entrar en bonos a corto plazo de deuda americana, "sigue habiendo esa oportunidad, no obstante creemos que existe más recorrido en los bonos europeos". También es buen momento para entrar en los bonos de alta calificación, no así en high yield, que habría que evitar, por el riesgo de impago, por lo que para ello sería mejor fijarse en acciones. 

El diferencial entre los rendimientos de los bonos del Tesoro a 2 y 10 años sigue hundiéndose cada vez más en territorio negativo y esta semana ha llegado al nivel más bajo desde febrero de 1982, lo que es negativo para las acciones e indica un elevado riesgo de recesión. 

Curva de tipos

Sin el efecto divisa, en el mercado se pueden comprar tramos cortos de la curva, con buenas rentabilidades, teniendo en cuenta que la inflación va a atenuarse, por lo que también es una buena oportunidad, que también se va a desplazar hacia el crédito y hacia el high yield, apunta Alberto Roldán. 

También hay que valorar la opción de tener un peso elevado de liquidez, "por lo que pueda ocurrir, tanto una caída en el mercado como para oportunidades que puedan surgir" e incorporar también activos alternativos, como materias primas. En cuanto al mercado emergente se pueden ver también buenas oportunidades, si se produce un rebote en la renta variable, porque está más rezagado y, a su vez, el ciclo económico no es tan negativo como puede serlo en Europa. 

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