ChatGPT y la denominada inteligencia artificial generativa están en boca de todos. ¿Realmente estamos ante un punto de inflexión en el desarrollo de la inteligencia artificial? ¿Qué supone esto para los inversores?

La verdad es que la Inteligencia Artificial Generativa es un término genérico que se utiliza para describir un tipo de aprendizaje automático profundo que se enfoca en la generación de contenido original a partir de datos existentes, es decir, esta tecnología utiliza algoritmos y redes neuronales avanzadas que nos van a permitir aprender a partir de un ingente volumen de datos, sean textos, imágenes, códigos, etc., y a partir de ahí genera un contenido único y original. Y lo cierto es que en los últimos tiempos estamos asistiendo a avances espectaculares. Creo que los dos puntas de lanza, los dos ejemplos en Inteligencia Artificial Generativa que casi todo el mundo conoce, son ChatGPT para textos y DALL-E para imágenes. Y últimamente lo que hemos visto es que ha habido un salto cualitativo muy relevante hasta el punto que este tipo de modelos de aprendizaje ya no son supervisados por humanos, no son totalmente  autónomos. Esto quiere decir que los primeros sistemas de machine learning básicamente utilizaban un tipo de aprendizaje supervisado en el cual los seres humanos eran necesarios para contrastar, verificar, clasificar los datos. Pensemos, por ejemplo, que al principio se enseñaba una máquina o un algoritmo, para identificar una imagen como un perro. Ahora los últimos avances han permitido que a partir de un ingente volumen de datos la máquina sea capaz directamente de crear una imagen original de un perro. Desde este punto de vista, evidentemente, estamos ante un hito, ante un punto de inflexión en el desarrollo de la inteligencia artificial. Diría que es muy relevante para los inversores desde tres puntos de vista. En primer lugar, estamos asistiendo a una toma de conciencia global, colectiva; es la primera vez en la que un público muy amplio está participando en primera persona, está viendo cómo ocurre la magia en tiempo real prácticamente. En segundo lugar, porque esto no acaba aquí, es decir, esta inteligencia artificial generativa va a ser el pilar para el desarrollo de una nueva generación de tecnologías revolucionarias en el ámbito de la visión aumentada, realidad virtual, entretenimiento interactivo, simulaciones empresariales, etc. Y, por último, porque probablemente esta sea una de las áreas donde el crecimiento estimado sea mayor. En este sentido hay una consultora que en diciembre presentaba un estudio en el que apuntaba que, según sus estimaciones, el volumen de mercado de la inteligencia artificial generativa se estima que va a crecer a tasas anualizadas del 27% durante la próxima década. Es muy difícil encontrar, verdaderamente, incluso dentro de tecnología áreas donde veamos un crecimiento tan explosivo.

¿Qué sectores pueden verse más impactados por los avances en la inteligencia artificial? ¿Cómo elegir compañías que se puedan beneficiar de esta temática?

La inteligencia artificial es la principal fuerza disruptiva de la actualidad. Creemos que su impacto va superior al que tuvo en su momento Internet, pero además es que va a tener incidencia en todos los sectores de actividad. Por ello, lo primero que hay que tener claro es que sería un error concentrarse exclusivamente en el sector tecnológico porque supondría dejarnos fuera o perder oportunidades en otros sectores. Este carácter transversal de esta tecnología que podemos  encontrar en cualquier región, en cualquier área geográfica, en cualquier industria, es lo verdaderamente más relevante de la inteligencia artificial. Y por eso nosotros en  Allianz Global Investors pensamos que lo importante a la hora de definir el universo de inversión es abordarlo de una forma flexible y hemos querido huir un poco de la aproximación ortodoxa de segmentación sectorial. Creemos que en la inteligencia artificial, cuando se aborda desde el punto de vista de inversión, se pueden identificar tres capas o niveles. La primera sería la de la infraestructura de inteligencia artificial, todo lo relacionado con el Big Data, Internet de las Cosas, la Nube, la Tecnología 5G. En segundo lugar seríam las aplicaciones de inteligencia artificial, es decir, todo lo relacionado con Machine Learning, Robótica, Deep Learning, redes sociales, etc. Y estos dos primeros niveles constituyen el hábitat natural de los fondos de tecnología. Pero hemos querido ir un paso más allá y hemos optado por incorporar un tercer nivel que sería el de compañías que pertenecen a cualquier industria, a cualquier sector de actividad y que están incorporando en su modelo de negocio la inteligencia artificial, ya sea como fuente de generador de ingresos o como ahorro de costes. Por tanto, esto es algo muy importante porque prácticamente en cualquier sector podemos encontrar aplicaciones prácticas de la inteligencia artificial. Un ejemplo: en el sector salud encontramos desde la cirugía robótica de alta precisión hasta el desarrollo de nuevos fármacos, pasando por la medicina personalizada con los registros médicos digitales, etc; se están elaborando diagnósticos más rápidos y precisos a partir de programas de inteligencia artificial. Incluso en sectores tan insospechados como podría ser la agricultura estamos viendo avances en inteligencia artificial que permiten mejoras sustanciales en el rendimiento de cosechas y ahorro de costes, por ejemplo, en la utilización de pesticidas y herbicidas.

Al final hay un concepto que nos gusta destacar en nuestra casa que se denomina darwinismo corporativo. En este sentido, la inteligencia artificial va a ser una  tecnología que nos va a permitir distinguir entre ganadores y perdedores. Es decir, aquellas compañías que no sean capaces de evolucionar, adaptarse a esta nueva realidad, se van a encontrar en una situación de desventaja competitiva. Lo verdaderamente difícil es cómo identificarlas, porque no hay un screening cuantitativo fácil a priori que nos permita señalar a las compañías que tienen que ver con la inteligencia artificial. Esto es una labor  fundamentalmente cualitativa y donde el elemento absolutamente esencial es el análisis fundamental riguroso en detalles. Es decir, solo a partir de un conocimiento profundo de las compañías podemos identificar aquellas que van a resultar ganadoras frente a los teóricamente perdedores. En este punto, cobra especial importancia el grado de pureza, porque es el que nos permite determinar el nivel de exposición de una compañía o temática en concreto. En el caso de la inteligencia artificial, el grado de pureza hay que abordarlo con un poquito de flexibilidad, porque en compañías cotizadas no hay verdaderamente lo que se denomina pure players, entre otras cosas, porque es una tecnología novedosa y lo verdaderamente determinante para el equipo gestor es no tanto la situación actual sino realizar una proyección a media plazo. Por eso, huimos un poco de lo que serían reglas escritas en piedra, umbrales fijos de exposición de ingresos, y lo que buscamos es un poquito más de flexibilidad y esto nos va a permitir encontrar oportunidades en cualquier sector de actividad y prácticamente en cualquier región.

Hablemos sobre las valoraciones. Después de años de subidas, 2022 supuso un fuerte retroceso para muchos valores tecnológicos. ¿Es este un buen momento de entrada o es previsible que las valoraciones puedan seguir ajustándose a la baja?

Si tomamos como referencia el Nasdaq el año pasado tuvo una corrección de un 33%. Ahora, este dato es simplemente una media ponderada por capitalización y verdaderamente la media de caída de corrección de una compañía tecnológica estuvo más bien entre el 45-50%, es decir, que buena parte de los excesos de valoración que podríamos arrastrar de ejercicios precedentes ya se han depurado. De hecho, muchas de las compañías tecnológicas se encuentran cotizando a precios incluso inferiores a los que estaban antes de la pandemia, lo cual no parece demasiado razonable. Y si tenemos en cuenta que la pandemia ha supuesto un salto cualitativo en la adopción de la vida digital, es indudable que los modelos de negocios de muchas compañías han salido tremendamente fortalecidos a raíz de los confinamientos y de la adopción de una vida digital. Pero esto es un juego de dos elementos; por un lado están los precios y por otro lado están los beneficios empresariales. Y es lícito preguntarse hasta qué punto el consenso ha recogido ya o no las revisiones que se esperan de beneficios empresariales, sobre todo si como tememos estamos en los albores de una recesión tanto en Estados Unidos como en Europa, probablemente suave, pero es conveniente focalizar también en las correcciones de beneficios. En este sentido, pensamos hay que distinguir entre el corto y el largo plazo. A corto plazo, en la medida en la que todavía el mercado esté digiriendo las principales incertidumbres sobre los dos variables fundamentales sobre tipos de interés y sobre crecimiento, es posible que la sigamos operando en un escenario de volatilidad, un escenario de incertidumbre algo elevado y que las valoraciones vayan formando poco a poco suelo. A medio-largo plazo nos parece que esto es una oportunidad extraordinaria para construir posiciones, porque el año pasado lo que vimos fue una divergencia brutal entre el comportamiento bursátil de las compañías y la evolución de la tecnología, de la inteligencia artificial, es decir, la inteligencia artificial no ha parado. Previsiblemente ahora mismo si utilizamos métodos de valoración, no tanto los tradicionales sino que los ajustamos por crecimiento de beneficios y utilizamos un ratio dinámico como puede ser el price/earnings to growth, verdaderamente hay valor., y en nuestra casa estamos absolutamente convencidos de que es un momento idóneo para  construir posiciones. En inversión temática el mejor momento de entrada suele coincidir con las etapas iniciales de una temática y es cierto que incorporan su momento probablemente de mayor volatilidad, pero este riesgo está muy bien remunerado a largo plazo, tenemos que sin duda es un momento muy interesante para tomar posiciones en esta temática.

China va dando pasos importantes en el desarrollo de nuevas aplicaciones de inteligencia artificial. ¿Está aumentando el peso de las empresas chinas en la cartera del fondo?

Sí, de forma progresiva en los últimos meses pero todavía en unos niveles bastante modestos, China pesa aproximadamente entre un 5 y un 6% del total de la cartera. Lo primero que hay que tener en cuenta es que el gobierno chino anunció hace ya algún tiempo su objetivo de convertirse en la primera potencia mundial en términos de inteligencia artificial para 2025, y de acuerdo con algún tipo de métricas tipo el número de patentes registradas o el número de estudios académicos relacionados con inteligencia artificial ya está ahí, es decir, es un competidor que mira prácticamente de tú a tú a Estados Unidos. El equipo gestor ha optado ha sido por ir construyendo posiciones en algunas de las grandes compañías tecnológicas chinas tipo Alibaba o Baidu que habrían sufrido una corrección bursátil muy llamativa dentro del entorno que tuvimos tan perjudicial el año pasado, pero también adicionalmente por las presiones o los temores que había sobre un endurecimiento regulatorio en China. Baidu, por ejemplo, es uno de las compañías que tenemos en cartera, es el principal proveedor de acceso a internet en China y cuenta con más de 800 millones de usuarios de internet y aglutina un tercio del volumen de ingresos publicitarios digitales en el país asiático. Pero lo que lo hace muy interesante para un inversor desde el punto de vista de inteligencia  artificial es, en primer lugar, es que ha desarrollado uno de los sistemas de reconocimiento de voz y de traducción simultánea de idiomas más avanzados, cuenta con dos laboratorios de inteligencia artificial en pleno Silicon Valley y en los últimos tiempos ha desplegado una inversión masiva en el terreno de la conducción autónoma y a título simplemente ilustrativo Baidu ha lanzado una compañía de robotaxis sin conductor que cuenta ya con algunas licencias en algunas de  las principales ciudades chinas, y en segundo lugar ha llegado  a una joint venture con Gilly Gilles, uno de los mayores fabricantes automovilísticos chinos para crear una compañía dedicada exclusivamente a la fabricación de vehículos eléctricos autónomos. En este sentido, Baidu afirma que su tecnología en lo que respecta a la conducción autónoma es incluso superior a la de Tesla. Con todo, es cierto que progresivamente hemos ido tomando peso en China y que estamos hablando de un fondo que es de renta variable global, pero aún así seguimos teniendo un sesgo abultado hacia Estados Unidos, EEUU sigue representando en torno al 75-80% de las inversiones de este fondo porque sigue siendo el sitio en el que hay que estar.

¿Qué diferencia a vuestro fondo de inteligencia artificial de otros que invierten en la misma temática? ¿A qué tipo de inversor se dirige?

En primer lugar fuimos pioneros y la experiencia es un grado. Fuimos pioneros en el lanzamiento del primer fondo que abordaba la inversión de inteligencia artificial ya por marzo del 2017, es decir que llevamos más de seis años y contamos con algo más de 6.000 millones de dólares en activos bajo gestión en el fondo. En segundo lugar yo pondría en valor el equipo gestor, muy experimentado y compuesto por tres gestores senior que acumulan más de 20 años de experiencia y que llevan trabajando juntos más de una década y esto es algo bastante inusual en el terreno de la tecnología. Además, cuentan con el apoyo de un equipo de analistas sólo para ellos. Pero creo que probablemente el rasgo diferencial más característico es nuestro enfoque, creemos que es un enfoque único al tener ese carácter transversal de la inteligencia artificial; nosotros entendemos que hay que construir el universo de inversión de una forma muy flexible sin ningún tipo de condicionante ni restricción geográfica, sectorial, ni de capitalización, y al final esto se traduce en una cartera de alta convicción muy diversificada y que además se plasma en dos métricas que nos gusta recalcar: el tamaño de compañías, ya que este es un fondo en el que hay exposición a grandes compañías pero muy inferior a la que encontramos en otros ámbitos (el índice de tecnología suele tener aproximadamente el 70% de peso en las denominadas FAANG, nuestras mega caps de más de 100.000 millones de dólares de capitalización, y en nuestro caso normalmente los pesos oscilan entre un 25-30%, es decir, menos de la mitad); y en segundo lugar una de las métricas que más nos gusta enseñar es el grado de solapamiento respecto a un índice.