Javier Molina, analista independiente y especialista en criptoactivos, destaca que evolución de la inversión en criptoactivos, especialmente Bitcoin, y la necesidad de reformular las carteras de inversión tradicionales ante los cambios demográficos y económicos. Señala que, desde 2016, ha defendido la inclusión de Bitcoin en las carteras, inicialmente como una apuesta por la tecnología blockchain y su potencial como "oro digital". En aquel entonces, sugería una asignación modesta del 2-3% del portafolio para mejorar la relación rentabilidad-riesgo, asumiendo que, incluso si no triunfaba, el impacto sería limitado.
La estrategia tradicional de cartera 60-40 (60% renta variable, 40% renta fija) se considera obsoleta. Esto se debe a que la esperanza de vida ha aumentado significativamente (en España, hasta los 83 años), lo que implica mayores costes de vida en la vejez (dependencia, médicos, residencias) y la necesidad de un capital más elevado. Además, la renta fija ha dejado de ser rentable durante la última década, y los tipos de interés ya no son los de hace 20 años. La volatilidad de Bitcoin, aunque alta, ha disminuido a la mitad desde 2017, y la entrada institucional lo ha convertido en un activo más maduro, lo que ha llevado a algunos asesores financieros a sugerir asignaciones mucho mayores, entre el 10% y el 40%.
Sin embargo, Javier Molina argumenta que una asignación del 40% en Bitcoin es demasiado agresiva y que la cartera del futuro debe ir más allá de solo Bitcoin. La clave está en identificar 'tecnologías exponenciales' que transformen la industria y la economía a escala global. Si bien la inteligencia artificial, la robótica, la genómica, el almacenamiento de energía, el IoT y la ciberseguridad son áreas de crecimiento y se enfoca en la 'tokenización' debido a su conocimiento y a las proyecciones de crecimiento exponencial.
La tokenización implica que los mercados financieros, incluido el dinero, se están digitalizando y volviendo más eficientes mediante la tecnología blockchain. Se estima una tasa de crecimiento anual del 45% hasta 2030 para los mercados financieros tokenizados, lo que podría llevar los 100 billones de dólares actuales a la tecnología blockchain. Esta transformación se manifiesta en varias capas:
1. Stablecoins: Se proyecta que los pagos con stablecoins reguladas superarán los 9 billones de dólares para 2030, con un crecimiento de capitalización de 300.000 millones a 1,5 billones en cinco años. Estas stablecoins ya no son solo para especulación, sino que funcionan como dinero regulado para diversos usos.
2. Tokenización de Renta Fija y Fondos Monetarios: Grandes actores como BlackRock ya están tokenizando fondos monetarios, con proyecciones de alcanzar entre 4 y 5 billones de dólares en cinco años.
3. Activos del Mundo Real (Real World Assets - RWAs): Incluyen bienes raíces, capital privado, acciones y fondos de inversión, con un crecimiento estimado de 30 billones de dólares para 2034.
Para construir esta cartera del futuro, sugiere buscar exposición a la tokenización a través de la 'infraestructura' (como Ethereum o Solana), los 'protocolos de tokenización'(como Centrifuge) y los 'oráculos' (como Chainlink).
También menciona la posibilidad de invertir en empresas que facilitan el acceso a estos mercados, como Circle (emisor de USDC) o Coinbase, que ya cotizan en bolsa y ofrecen proxies a estos crecimientos exponenciales. Se destaca el caso de Tether, que en el último año generó 13.000 millones más que McDonald's, IBM o Ford, evidenciando el potencial de crecimiento en este sector.

