2010 fue un año en el que lo mejor que tuvimos fue la inversión en petróleo- que subió un 20%- frente a pérdidas del 18% en la bolsa española. Pero también hubo oportunidades en la bolsa europea –especialmente la alemana. Por sectores, ocio y turismo fueron los más rentables “a pesar de que estamos ante la mayor crisis del mundo”, reconoce Sara Pérez Frutos, directora general de Dracon Partners EAFI.

Aunque a toro pasado es fácil hablar, esta experta recuerda que, según el Fondo Monetario Internacional, el crecimiento global para 2011 debería colocarse en torno al 3.9%. “Estados Unidos ha cogido cierta velocidad, por encima del 3%, Japón antes del tsunami también y en Europa, Alemania también”. Pérez Frutos recuerda que la economía que preside Ángela Merkel pasó el peor año de su historia desde la segunda guerra mundial apenas destruyendo puestos de trabajo. “Es precisamente lo que nosotros tenemos de lastre”. Una fotografía de la que escapan los emergentes pues “tanto China, India, Brasil o Rusia presentan buenos crecimientos. Eso sí, con subidas elevadas en los precios”.

En el Fund Day organizado por Estrategias de Inversión, la directora general de Dracon Partners admitió tener dos amenazas en este momento: las materias primas energéticas y los alimentos. Esta experta recuerda que el entorno económico de los emergentes ya es propicio para que se formen burbujas pues “tienen grandes crecimientos económicos, bajos tipos de interés y un fuerte crecimiento de la población”. El impacto que puede tener una subida del nivel adquisitivo de economías como la China o la India nos golpeará de forma muy agresiva. Si a eso le unimos unos precios inmobiliarios subiendo más del 30% en tasa anual – lo que recuerda a España- “parece que nos acercamos más a un burbuja, otro riesgo a tener en cuenta”.

Pero ¿qué ocurre con las materias primas? Pérez Frutos admite que las importaciones de carbón han subido en los últimos años porque los precios del curdo se han incrementado. La energía más barata de producir es la nuclear “por lo que tenemos que pensar en un modelo energético en base a lo que tenemos, y lo tenemos complicado si no nos planteamos utilizar otro tipo de energía aparte de las renovables”.

Y aparte está el tema de los rescates. La directora general de Dracon Partners EAFI admite que Grecia apenas suponía el 1% del PIB de la UE, Irlanda un 3% pero España supone un 18% del PIB de la Eurozona. “A cada alemán le ha costado 100 euros rescatar a Grecia, imaginemos que a cada uno le cuesta 500 euros rescatar a España. No pueden venir a rescatarnos”. Para ello están los deberes.

España, muchos deberes que hacer todavía

Esta experta recuerda que en los últimos años los alemanes han incrementado un 5% sus sueldos. Para el mismo período, en España se han subido un 40%. Pero ¿somos más productivos? Pérez reconoce que no “porque sino las fábricas de coches seguirían en nuestro país”. Es lo que pasa cuando lo salarios están vinculados a la inflación, y no a la productividad. Y como desde Europa nos piden mejorar la productividad o bajas los salarios o incrementas las horas trabajadas. Una foto que se puede mejorar dejando de gastar tanto e ingresando más “pero si la empresa quiebra y la gente va al paro, no se pagan impuestos. ¿Solución del gobierno? Subir los impuestos”.

Y si nos quedamos en España, habría que investigar la situación de los bancos. Las entidades han dado créditos por valor de 484.000 millones de euros, de los que 250.000 ahora están en peligro. Y eso sólo en promoción. Pérez Frutos reconoce que si contamos a la gente que se ha quedado sin trabajo y que no podrán devolverlo…sigue sumando. Por eso ahora hay que reestructurar las cajas y tenemos que cumplir lo que viene de Europa, un Tier 1 por encima del 8% para las cajas.

En España ¿invertimos o no? primero tenemos una bolsa donde cinco valore representan el 65% del Ibex35. Y no son empresas que generen sus resultados en España, además han conseguido aumentar su dividendo. Inditex es una gran oportunidad porque no obtiene su rentabilidad en el mercado español. NO nos tiene por qué asustar acercarnos a los mercados de renta variable, pero teniendo eso sí la conciencia de que tenemos un riesgo.