A las modernas burbujas económicas de las .com y la inmobiliaria se le podría unir una más: la que algunos ya apodan como “la burbuja de la liquidez”. A los bancos centrales, especialmente de EEUU y Japón, no se les ha ocurrido otra forma para apuntalar sus economías –y, de paso, parte de las economías mundiales- que inyectando dinero a mansalva. La ingente entrada de este dinero fresco en los mercados está convirtiéndolos en yonkis de la liquidez. Como cualquier droga, los efectos a corto plazo se están traduciendo en euforia, pero las secuelas a largo pueden ser graves, avisan los expertos.
Carpe Diem a la inversión, o cómo beneficiarnos de la euforia del mercado
“Hemos venido a especular”, que decía José Luis Cava, y, con esta máxima podemos enfrentarnos al alcista y narcotizado mercado actual. No podemos ir en contra de la tendencia, ni dejar pasar las oportunidades, especialmente en renta variable y divisas, que las inyecciones de liquidez nos están dando. Señales claras, clarísimas estamos viendo en el mercado japonés, evidentemente, al hilo del programa abierto de compras de activos para casi duplicar la base monetaria a 270 billones de yenes (2,72 billones de dólares) a fines del 2014. Con este programa el Banco de Japón pretende poner fin a 15 años de deflación y lograr una meta de inflación de un 2% en dos años. Cebado, precisamente, por esta constante entrada de dinero al mercado, el principal índice de la bolsa de Japón, el Nikkei 225, se ha revalorizado desde mediados de noviembre casi un 70%. El selectivo cotiza en máximos pre-crisis y, qué duda cabe, la tendencia es impecablemente alcista. Sin embargo, el mal de altura comienza a achuchar. Realizando un estudio técnico del índice, desde Renta 4 avisan que “
el Nikkei encuentra en la zona de 14.600 puntos un nivel de resistencia, al que llega con los indicadores semanales sugiriendo la cercanía en el tiempo de un nivel de techo relativo. Aquí podría esperarse un tramo consolidativo en los siguientes meses”. Por ello, aconsejan reducir posiciones en previsión de la cercanía de un techo relativo. Y, mientras la bolsa japonesa se aprecia, mejor salir de bonos, “pues la cantidad de dinero que está yendo a la renta variable hará que los bonos no den nada”, indica Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis.
COTIZACIÓN NIKKEI (las franjas indican las inyecciones de liquidez del BoJ)
Otro activo endémico de Japón que se está viendo beneficiado de esta política monetaria es el yen. La divisa nipona acumula una devaluación del 25% frente al dólar desde noviembre, marcando mínimos de cuatro años, y del 28% frente al euro. Técnicamente, en su enfrentamiento contra el euro “está en zonas de resistencia, en 130 yenes, pero creo que la vamos a pasar y, al margen de que haya una corrección en estos niveles, el yen seguirá depreciándose frente al euro y veremos niveles de 140”, dice Domínguez-Blanco.
COTIZACIÓN EURO/YEN:
Más allá de las fronteras japonesas, las inyecciones del BoJ también están ayudando a las bolsas europeas. “El BoJ está haciendo el trabajo que no ha podido hacer el BCE”, dice Ramón Forcada, director de Análisis de Bankinter, pues la bajada de tipos en la Eurozona ha sabido a poco. Precisamente, el mejor ejemplo del ánimo insuflado colateralmente a las plazas europeas es el Ibex 35. Nada ha cambiado en España, sólo la percepción de que el Ibex es ahora la bolsa con mayor recorrido del Viejo Continente. “En el corto plazo iremos a visitar los 8.700 puntos”, indica Pingarrón y, más allá, "si el Ibex 35 rompe con fuerza la cota del 9.000 podría irse a los 9.500 puntos en subida libre", afirma Rafael Ojeda, director de Análisis de Miramar Capital EAFI. Eso sí, no podemos olvidar que la actual situación de las bolsas podría responder a un escenario idílico y “si el el S&P 500 –índice director del mercado- estornuda, aquí nos podemos coger una gripe de mucho cuidado. Si bien, de momento, no hay que ir en contra de la tendencia”, alerta Carlos Ladero, analista de Wallwood Spain. (Ver: El BCE reduce el tamaño de su balance y el euro se dispara)
Por supuesto, el efecto narcotizante de las inyecciones de liquidez a los mercados lo estamos viendo en EEUU. Durante el primer programa de inyección de liquidez, Quantitative Easing I, el S&P 500 se revalorizó en torno a un 60%, mientras que en la segunda entrega del QE ese efecto se redujo al 25% y, la tercera, en la que estamos inmersos, ha provocado una subida del 27%. Eso sí, ha llevado al S&P y al Dow Jones a coronar sus máximos históricos. Ahora, “por arriba no tenemos referencias y, aunque los soportes están más definidos, entramos en un terreno donde las referencias técnicas no juegan una baza importante”, dice Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG, quien confía en la tendencia alcista del mercado americano “no creo que haya operadores que tengan previsto cerrar sus posiciones largas cuando llegue a un nivel concreto porque no hay referencias. Tampoco existe ninguna sensación que pueda dar la vuelta a esta subida: tenemos tres motores, comportamiento de la deuda europea, el propio hecho de que los índices están en máximos lo que da sensación alcista y las políticas monetarias de los bancos centrales”. En cuanto a las oportunidades de inversión concretas, Victoria Torre, de Selfbank, indica que “a priori unos tipos bajos (aunque no siempre ocurre así) alimentan un mayor apetito de los inversores por la renta variable. Si además se espera que la reactivación económica se produzca, sería el momento de invertir en consumo, cíclico y construcción”. (Ver: La Reserva Federal da alas a la especulación)
COTIZACIÓN S&P 500 (periodos de inyecciones de liquidez de la Fed):
A su vez, esta calma tensa de los mercados de renta variable ha redundado en caídas drásticas del precio del oro. Curioso, teniendo en cuenta que millones de millones de billetes (ya sean con la cara de Ninomiya Sontoku o con la de George Washington, impresas) inundan el mercado sin riesgos de inflación (principal alimento de las subidas del precio del oro). Al hilo, Manuel Domínguez-Blanco, especialista en divisas de Interdin.com, comenta que “los bancos centrales han creado una masa monetaria en circulación ingente, pero la velocidad del dinero está en mínimos históricos, por lo que no sabemos si vamos a crecer vía precios o se va a trasladar a la economía real. Por los datos de empleo de EEUU vemos que se va a trasladar aparentemente a la economía real y entonces esto tendría como consecuencia una bajada importante del precio del oro”. De momento, no debemos ponernos alcistas en el oro. De hecho, “tener ahora un fondo con mucho oro es un lastre en este momento. El oro está a la baja”, dice Víctor Alvargonzález. Técnicamente, “la onza de oro después de perder la zona de apoyo clave de largo plazo, ahora resistencia, comprendida entre 1.534 y 1.500 dólares nos deja un nuevo mínimo anual significativo en 1.321,5. Un movimiento que ha dañado la estructura de largo plazo de la serie de precios que ahora presenta máximos / mínimos decrecientes con las medias móviles de 40 y 200 sesiones cruzadas a la baja. Me decantaría por pensar que estamos adentrándonos en una tendencia bajista primaria que suponga una corrección de mayor magnitud como respuesta a las alzas acumuladas en los últimos años. El repunte en la volatilidad y el vertical movimiento experimentado al alza desde 2009 unida a la elevada especulación alcista en ese periodo y el sentimiento alcista experimentado en los últimos años apuntan a que se formó una posible burbuja y ahora nos encontramos en el proceso de caída. De esta manera, nos decantamos por un posible testeo ruptura de los mínimos anuales a medio plazo”, indica Luis Francisco Ruiz, director de análisis de Estrategiasdeinversion.com.
Pero no podemos olvidar que esta acumulación de papel podría redundar en riesgos. ¿Quiere saber cuáles son los principales riesgos a los que nos enfrentamos si la liquidez no es drenada de forma adecuada? pinche AQUÍ.