Este fin de semana el Comité de Basilea decidía retrasar cuatro años el plazo para que los bancos cumplan con los requisitos de capital conocidos como Basilea III. Se pospone así el cumplimiento de unas estrictas exigencias que buscan evitar otra crisis financiera mundial. Recordemos cuáles eran las condiciones básicas que se imponían:

– Aumento de la calidad del capital.
– Mejora de la captura de los riesgos de determinadas exposiciones.
– Aumento del nivel de los requerimientos de capital.
– Constitución de colchones de capital.
– Introducción de una ratio de apalancamiento.
– Mejora de la gestión del riesgo, del proceso supervisor y de la disciplina de mercado.
– Introducción de un estándar de liquidez.


Fuente: Banco de España


Según un informe elaborado por Price Waterhouse Cooper y el IE Business School, “el aumento de la cantidad y de la calidad del capital básico (tier 1) de las entidades bancarias puede suponer fuertes presiones en los mercados de acciones; una menor propensión al reparto de beneficios de las entidades –lo que precisamente no estimula la colocación de las citadas emisiones-; y una reducción de las emisiones de instrumentos híbridos al desaparecer del cómputo del Tier 1. Asimismo, esta mayor capitalización afectará a las decisiones de inversión de las entidades por la necesidad de remunerar más una financiación vía capital que vía deuda”. Con todo ello, aunque Basilea III obligaba a hacer los deberes dentro de las propias entidades, al inversor no le convenía, no desde el punto de vista especulativo, claro, pues los dividendos corrían peligro, las acciones se hallaban presionadas y las ampliaciones de capital dilutivas se cernían como espadas de Damocles. Además, “la no discriminación de las ratios por tipos de entidades o modelos de negocios penaliza más algunas actividades y desincentiva el desarrollo de modelos eficaces de gestión de riesgos. En este contexto, podría haber un incentivo para los bancos a asumir el máximo riesgo autorizado y la menor realización de algunas de las actividades penalizadas podría suponer una mayor concentración de riesgos en los clientes, generalmente con menos capacidad para mitigar dichos riesgos”, valora el informe.

Ahora, las financieras cuentan con 4 años más para implementar estas medidas. El ratio de liquidez se introducirá, como estaba previsto el 1 de enero de 2015, pero los requerimientos mínimos comenzarán al 60% y ascenderán gradualmente 10 puntos porcentuales anuales hasta alcanzar el 100% el 1 de enero de 2019.¿Cómo valoran los expertos esta moratoria? Javier Flores, responsable del servicio de estudios y análisis de ASINVER, considera que “los bancos tendrán más tiempo para cumplir con sus reservas de liquidez y además pueden hacerlo con una gama más amplia de instrumentos, lo que hace que sea más fácil para ellos para cumplir los objetivos, en un momento en que la tendencia global es a la retirada del apoyo público”. Pero no sólo para los bancos es un alivio, también para los Estados, los contribuyentes y los bancos centrales, al menos, a corto plazo y si no se desata otra crisis financiera pues, “si la mayor parte de los bancos venían cumpliendo con el calendario, era precisamente gracias al apoyo público y de los bancos centrales, que han visto crecer sus balances de forma exponencial desde el inicio de la crisis. Así que es un alivio para los bancos, pero también para los gobiernos que les inyectan dinero”. Además, la laxitud inyectada en al tratado de Basilea III “asegura que los bancos tengan suficientes activos líquidos para evitar que los bancos centrales se conviertan en prestamistas de primera instancia", según el Banco de Pagos Internacionales (BPI).

Pero no sólo Basilea ha concedido más tiempo, el bien más preciado de este mundo, sino que también ha abierto la manga en cuanto a la flexibilización de los activos líquidos en balance pues se les permitirá utilizar activos de menor calidad, como deuda corporativa, acciones y productos respaldados por garantía hipotecaria, para cumplir los estándares de liquidez mínimos exigidos. Lo que, según Flores es “un paso atrás desde el punto de vista de la solvencia pero que podría tener sentido si la expectativa es de recuperación económica”. No obstante, estos tres tipos de activos no pueden contabilizar más del 15% del total de activos líquidos de alta calidad del banco y tendrán un recorte mayor.

BBVA y Banco Santander, los más beneficiados por los cambios
Los cambios en los estatutos de la ley de Basilea III fueron bien recibidos por los bancos europeos, un sector que comienza a despegar. De hecho, José Luis García, analista de Enbolsanet, destaca “la evolución muy positiva de la industria financiera europea, de hecho es la segunda más fuerte de las industrias en Europa, solo superada por la industria tecnológica. El sector bancario muestra una estructura alcista positiva con una importante entrada de capitales, colocando al sector bancario en el quinto puesto por interés inversor”.

Técnicamente el sectorial bancario europeo “tras superar resistencias principales (112 puntos) se encamina a atacar el segundo tramo del impulso (120 puntos) pero parece que le cuesta marcar niveles. Ya ha marcado la segunda resistencia, ahora bien, le queda mucho recorrido por hacer. Si consiguiese consolidar niveles, podría mantener la estela alcista, cosa que, bajo mi punto de vista le debería costar”, valora Juan Enrique Cadiñanos, jefe de mesa de Hanseatic Brokerhouse.

COTIZACIÓN SECTORIAL BANCARIO REFERENCIADO AL EUROSTOXX:




En el caso español estas modificaciones en Basilea III resultan especialmente beneficiosas para los dos grandes bancos, BBVA y Santander, ya que, según Flores, “se encontraban al límite del riesgo asumible ante la petición recurrente de acudir a las subastas de otras entidades, al accionariado del banco malo, etc. desde la concepción de que, como bancos globales, su situación era mejor. Sin embargo, siguen siendo vulnerables y están expuestos a la situación soberana y macro de España”. En el caso por ejemplo del Santander debía alcanzar un Core Tier 1 bajo Basilea III del 8,7% para finales de 2013, lo que se sitúa por detrás de sus comparables europeos, que van más avanzados (por ejemplo, Société Génerale espera cerrar este año con un Tier 1 entre el 9-9,5%, Crédit Agricole augura alcanzar el 10%).

Por ello, “es un respiro especialmente conveniente para estas dos entidades, que además enfrentan exigencias superiores por su condición de sistémica”, dice Flores pero, desde el punto de vista de la inversión no ve un horizonte tan positivo. Indica que “para ambos bancos manejamos objetivos en los 8,16 euros para BBVA, y los 6,45 para Banco Santander, de modo que solamente en correcciones y vueltas a una zona óptima de compra situada en niveles de cierre de 2012, volvería a plantearse una entrada. ¿Estar en 2013 en bancos? “es muy arriesgado, pues el sector bancario español es el que más volatilidad va a sufrir de cara a este ejercicio”, secunda Cadiñanos.

Conclusión: ‘por más que la mona se vista de seda, mona se queda’. Parece que 2013 tampoco será el año de los bancos por mucho que abra la manga Basilea o se ponga en marcha el Sareb. Aún queda mucho por hacer y, demos la vuelta a la tortilla, la mejor muestra de ello es que les otorgan una moratoria de 4 años para cumplir con lo exigido.