Hoy, segundo jueves del mes de marzo, y desde el año 2006, se celebra el Día Internacional del Riñón, fecha instaurada por la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF), a la que se suman especialistas en el área de diálisis y otros tratamientos para los riñones. Entre el 10-12% de la población mundial sufre de alguna enfermedad renal crónica (ERC), y en personas mayores de 62 años puede superar el 20%. Pero no suelen darse cuenta hasta que el problema ya se encuentra bastante avanzado.
Aunque sus aspectos más conocidos y mediáticos como la diálisis y el trasplante serian por sí solos suficientes para que ocupara un lugar destacado por su influencia en la calidad de vida y en el coste sanitario, existen otros factores asociados a ella con una gran relevancia. Como consecuencia de las dos circunstancias surgidas en los últimos años, el COVID y Filomena, y los inconvenientes del paciente de hemodiálisis de acudir 3 veces por semana a un centro hospitalario, este año, el Día Internacional del Riñón quiere hacer especial énfasis a este hecho con el lema “Preparándonos para lo inesperado, apoyando a los vulnerables”.
Este grupo de pacientes tuvo una mortalidad muy superior a la población general y supuso frente a otros años un incremento de su mortalidad en más de un 30 %. Según advierte el doctor Fernando Tornero Molina, nefrólogo del Hospital Universitario La Luz de Madrid, “la enfermedad renal crónica (ERC) va en ascenso y se va a transformar en una de las enfermedades más prevalentes en los próximos años, constituyendo una de las principales causas de muerte”.
Este aumento de frecuencia se asocia a varios factores como el envejecimiento poblacional o el uso y abuso de sustancias nefrotóxicas (antinflamatorios, algunas drogas, determinadas medicaciones, exploraciones con contraste radiológico, …). “Pero, además, enfermedades como la hipertensión arterial o la diabetes, cuya frecuencia está aumentando de forma importante, se constituyen en la actualidad la principal causa de ERC”, señala el nefrólogo. El doctor Fernando Tornero afirma que la enfermedad renal crónica es una patología que en muchas ocasiones no se diagnostica de forma adecuada. “Aunque su diagnóstico es sencillo y se realiza a través de un análisis de sangre y orina, en muchas ocasiones su interpretación no se hace de forma correcta y no se ponen las medidas necesarias para su control. Esto es de vital importancia, ya que en el momento actual disponemos de medidas y de nuevos fármacos que son capaces de controlar y enlentecer la evolución de esta enfermedad. Por ello es importante que aquellos pacientes susceptibles de padecer ERC (diabéticos, hipertensos, pacientes con historia familiar de enfermedad renal, etc.,) se sometan de forma periódica un sencillo análisis para descartar la ERC”, recomienda el doctor.
De acuerdo a este especialista del Hospital Universitario La Luz, la enfermedad renal crónica es una situación que prolonga de forma importante la vida del paciente, pero lo hace con unas limitaciones que pueden empeorar de forma significativa la calidad de vida. “La dependencia de una máquina y el tener que acudir a un centro de diálisis 3 veces por semana hace que el paciente reduzca mucho su expectativa vital. Existen pocos trabajos que permitan compatibilizar estas situaciones. Aunque se han desarrollado técnicas domiciliarias que aumentan la independencia de los pacientes y fomentan el autocuidado, su uso está poco extendido”, afirma Tornero.
Por todo ello es fundamental, y es uno de los objetivos de las asociaciones de pacientes y las sociedades nefrológicas, la concienciación de la sociedad y de las Administraciones para que se desarrollen programas encaminados a fomentar una mejor integración del enfermo renal en la sociedad facilitando su movilidad ya reducida y ayudando a la integración en la vida laboral.