Banco Santander desempeña desde hace tiempo una labor muy importante para impulsar la educación financiera. La entidad tiene muchas y muy diversas actividades de formación destinadas a niños, mayores, personas con discapacidad, grupos en riesgo de exclusión social y, en general, para todos aquellos que busquen aumentar sus conocimientos en economía. Como muestra, entre 2019 y 2021, el grupo cántabro ha facilitado educación financiera a 2,6 millones de personas a través de diferentes iniciativas y programas, una tarea que realiza desde hace cerca de diez años en todos los países en los que opera a través de propuestas como Finanzas para Todos.
Para garantizar el bienestar financiero, el Santander ofrece en su página web algunas claves. Como advierte la entidad, es un error común pensar que este concepto se basa simplemente en tener suficiente dinero para asumir las obligaciones de pago (por ejemplo, aquellas derivadas de la tarjeta de crédito, el alquiler o la hipoteca, los préstamos, etc.), cubrir las necesidades básicas (como la alimentación o el transporte) o darse algún que otro capricho. Pero, en realidad, no se trata solo de la cantidad de recursos disponibles, sino de la forma en la que se gestionan para lograr un balance saludable entre los ingresos, gastos, ahorros y deudas.
De acuerdo con el salario, los gastos o la forma en la que se administran nuestras finanzas personales, es posible que podamos mejorar la salud de nuestra economía personal. Cada caso es un mundo, por lo que no hay una misma fórmula que sirva para gestionar todo correctamente. Pero sí existen conductas que pueden influir en las decisiones.
La entidad presidida por Ana Botín destaca cinco trucos. El primero es compartir o reducir los gastos siempre que se pueda. Por ejemplo, si se tiene la afición de viajar y visitar restaurantes nuevos, entre otras actividades de ocio, es recomendable revisar el extracto bancario para asegurarse de no se gasta más de lo que uno se puede permitir. Una alternativa para reducir los costes es la economía colaborativa, un modelo económico que se basa, justamente, en compartir productos o servicios como el transporte o el alojamiento. Supone el cambio de algunos hábitos: en lugar de viajar solo, se puede hacer en compañía de otras personas que vayan al mismo destino para dividir el gasto del combustible o buscar hospedaje a través de aplicaciones de intercambio de casas entre particulares. En este sentido, cada vez hay más plataformas para ello que cuentan, incluso, con planes para compartir con amigos o familiares.
Otro consejo es cuidar mucho los hábitos en Internet. Las tiendas online son una opción muy fácil y rápida para comprar lo que necesitamos sin salir de casa, pero también pueden convertirse en una tentación al alcance de la mano que nos empuja a gastar dinero de manera compulsiva. De hecho, si tenemos varias aplicaciones de comercio electrónico instaladas en el teléfono móvil, con un solo clic se puede realizar la compra instantáneamente, ya que los datos de la tarjeta bancaria están guardados en cada una de estas aplicaciones. Para contener estos impulsos, la entidad recomienda eliminar los datos de las tarjetas en todas las aplicaciones y tiendas online. De esta manera, mientras se busca la tarjeta para introducir los dígitos, disponemos de tiempo para reflexionar y darnos cuenta de que, a lo mejor, no necesitábamos ese producto. También es bueno fijarse con anticipación en el precio de los productos para saber si, en épocas de descuentos y rebajas podemos obtener algún ahorro.
La tercera recomendación del Santander es utilizar el tiempo como aliado para no gastar el dinero y, de esta manera, evitar darse pequeños caprichos nada más recibir el salario. Los pequeños gastos, como ir a comer a un restaurante nuevo, invitar a amigos a tomar algo o comprar algún dispositivo electrónico, pueden terminar convirtiéndose en una complicación cuando aparecen las facturas fijas mensuales (alquiler, la compra del supermercado, etc.). Para evitar cometer este error, una solución es limitar la cantidad destinada al ocio mensualmente. Además, se debe esperar un tiempo determinado antes de empezar a gastarlo. Para ello, existe la conocida regla de las 24 y 48 horas sin utilizar el dinero e, incluso, la de los siete días. Se trata de un truco que tiene diferentes variantes, pero un mismo objetivo: mejorar la disciplina para resistir los impulsos de compra.
Otra opción es intentar hacerlo uno mismo (Do It Yourself, en inglés). Esta tendencia surgió en Estados Unidos y se exportó a todo el mundo a través de Internet. Su éxito depende, en gran parte, de las habilidades e intereses de cada persona, tanto si se trata de expertos como de principiantes que acuden a videos tutoriales para aprender. Un ejemplo de esta práctica es aprovechar la ropa que hay en casa y comprar los materiales que hacen falta para diseñar disfraces de los niños para las obras de teatro del colegio. Además, con esta práctica de reutilizar, también se contribuye al cuidado del planeta, reduciendo el consumo de los recursos naturales.
Por último, la entidad destaca la importancia de decidir con anticipación cómo utilizar el dinero. Uno de los errores más comunes es ir al supermercado justo cuando falta algo en casa y, en muchas ocasiones, ocurre que, en cada compra, además de llevar lo que se necesita siempre se acaba adquiriendo algo extra, como unas galletas en oferta, refrescos o algún capricho realmente innecesario. Para evitarlo, lo más efectivo es hacer una lista de la compra y, por supuesto, cumplirla. Decidir, antes de salir de casa, en qué se va a gastar el dinero evita comprar productos que no se necesitan. Elaborar un presupuesto mensual recogiendo los gastos del hogar, entre otros, también es muy efectivo para gestionar el dinero y saber con certeza la relación entre los recursos disponibles, los gastos y la capacidad de ahorro.
La educación, un vehículo para la inclusión financiera
Para Banco Santander la educación financiera es uno de los tres pilares (junto con el acceso a los servicios bancarios básicos y la financiación) de su estrategia de inclusión financiera, que desarrolla dentro de su agenda de banca responsable para apoyar el crecimiento inclusivo. Sólo el año pasado, la entidad facilitó el acceso a servicios financieros de 860.000 personas; financiación a más de 1.100.000 particulares y pymes con dificultades para obtener crédito o en una situación financiera vulnerable, y educación financiera a 1,3 millones de personas.
En 2021 la entidad desarrolló unos principios comunes, alineados con los estándares de la OCDE y aplicables a todas sus iniciativas, para fomentar la transparencia y calidad de sus programas y promover una formación accesible e interactiva. En España, además de respaldar Tus finanzas, tu futuro, de la AEB y Educación Financiera en las Escuelas de Cataluña (EFEC), Santander impulsa desde hace 10 años el programa Finanzas para Mortales, en colaboración con el Santander Financial Institute, SANFI, de la Fundación UCEIF. Este programa, reconocido como uno de los más importantes de educación financiera del país por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), e impartido por empleados voluntarios de Santander, ha reforzado sus iniciativas para los colectivos financieramente más vulnerables: personas mayores, niños y adolescentes, mujeres inmigrantes, presos y otros colectivos en riesgo de exclusión social.
El portal Finanzas para Mortales cerró el año pasado con 290.000 visitas y consultas a los contenidos de su web. Sólo en el primer semestre de 2022, más de 5.000 personas de colectivos financieramente vulnerables se han beneficiado de 570 sesiones formativas. Entre ellas, 1.700 personas han participado en los talleres de Finanzas para Mortales edición Senior y otras iniciativas impulsadas por el Santander para los mayores de 65 años.