La incontinencia urinaria es un problema de salud que afecta a más de 6,5 millones españoles[1]. Esta patología es especialmente común entre la población femenina, ya que afecta a un 24% de la misma, es decir, a más de 5 millones de mujeres.Sin embargo, según el informe del Observatorio Nacional de la Incontinencia (ONI), uno de cada tres afectados por incontinencia urinaria no ha consultado nunca su problema con un médico, porcentaje que se eleva hasta el 80% en el caso de las mujeres.

Cuando se pregunta a las personas afectadas por qué no han consultado con el médico, las respuestas mayoritarias son que piensan que es un problema normal asociado a la edad (41,4%) o que les da vergüenza consultarlo (27,6%). De ahí que el informe ONI incida en que la incontinencia urinaria es una patología infradiagnosticada y, en muchos casos, infratratada.

Y es que, a medida que avanza la edad, la probabilidad de sufrir incontinencia es más elevada: a partir de los 35 años, un 25% de las mujeres la padece, porcentaje que crece hasta el 50% a partir de los 65 años.

Según el informe ONI, un 64% de los afectados por incontinencia urinaria afirma que esta patología afecta gravemente a su calidad de vida. De hecho, inciden en que este problema de salud les genera múltiples limitaciones a la hora de realizar actividades de su vida cotidiana, incluidas las laborales y las sociales. Además, los expertos señalan que sus efectos no se producen solo a nivel físico, sino también a escala psicológica y social, ya que la incontinencia lastra emocionalmente a los pacientes, afectando gravemente a su autoestima y provocando frecuentemente trastornos emocionales relacionados con la enfermedad, tales como ansiedad, estrés, aislamiento social y depresión.

Cómo detectarla

Existen una serie de síntomas que pueden indicarnos la posibilidad de padecer algún problema de incontinencia. Se trata de aspectos como el hecho de sufrir escapes al reír, estornudar, saltar o realizar algún otro movimiento brusco, tener problemas para contener la orina al apresurarse para ir al baño, observar cambios en la frecuencia con la que se orina o hacerlo de forma demasiado frecuente, entre otros.

Cualquiera de estas alteraciones puede ser una señal de que algo no está funcionando correctamente y que, por tanto, es necesario acudir al médico.

El Dr. Gregorio Escribano,Jefe de Sección de Urología del Hospital General Universitario Gregorio Marañónde Madrid y Jefe del Instituto de Urología y Suelo Pélvico del Hospital Beata María Ana de Madrid, señala: “Es importante que las mujeresque sufran pérdidas de orina acudan al médico. Sabemos que muchas sienten vergüenza, pero ese es un sentimiento que hay que vencer, pues se trata de un problema de salud. Por eso es importante también involucrar a las familias y a la sociedad en general en la tarea de sensibilización, para que las afectadas se sientan apoyadas a la hora de buscar ayuda”.

Un problema que tiene solución

Entre las mujeres, el temor al rechazo social que manifiesta un 86% de las afectadas[2] se suma el desconocimiento de que existen técnicas altamente efectivas para tratar el problema, como las mallas o cabestrillos quirúrgicos, que ofrecen una efectividad superior al 90%. Se trata de una intervención que en muchos casos no requiere de ingreso hospitalario ymediante la cual se coloca un material en forma de hamaca, para sostener la uretra y reforzar los tejidos que están débiles, lo que permite recuperar el control de la vejiga.

Por eso los especialistas insisten en la necesidad de que la incontinencia deje de ser un tabú y en que las personas afectadas acudan a la consulta para informarse sobre los tratamientos que existen en la actualidad. Y es que, cuando una persona presenta escapes involuntarios de orina, debe saber que el urólogo se ocupa de esta patología, que es frecuente, y que en muchos casos, tras el diagnóstico adecuado, un tratamiento dirigido puede conseguir la mejoría e incluso la curación del problema.

El Dr. Ignacio Galmés, Jefe de la Unidad de Suelo Pélvico del grupo HM Hospitales de Madrid y Director del Instituto Urológico IGB, concluye: “No hay ninguna razón por la cual las personas afectadas no puedan recuperar plenamente su calidad de vida cuando son diagnosticadas con incontinencia urinaria. Gracias a los avances de la ciencia existen técnicas seguras y eficaces para ayudarles a recobrar el control de su cuerpo para vivir sin estar atadas a sufrir una molestia constante”.


[1]Datos del Observatorio Nacional de la Incontinencia Urinaria

[2] Datos del Observatorio Nacional de la Incontinencia Urinaria