Irán tenía que ser. Es lo que tiene mezclar la energía nuclear con materias primas, que de ahí no puede salir nada bueno… Los sucesivos intentos del presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, por mantener activa su política nuclear ha llevado a la Unión Europea a adoptar una decisión radical: a partir del 1 de julio se procederá a un veto total de las importaciones de crudo procedente de Irán.
La respuesta de las autoridades no se hizo esperar y amenaza ahora con cerrar el Estrecho de Ormuz, a través del que se realizan “más del 33% de las negociaciones marítimas de materias primas y cerca de dos millones de barriles lo cruzan diariamente entre Estados Unidos, Asia y Europa”, según Juan José Alonso, analista de Dracon Partners EAFI
, de los que la zona euro se queda con 450.000 barriles cada día.

Pero, ¿qué papel representa España en todo esto? Tan sólo Grecia supera a nuestro país en lo que a dependencia del crudo iraní se refiere, entorno al 20% del total de importaciones de petróleo proceden de allí, a pesar de que en los últimos meses el porcentaje ha conseguido contenerse hasta un 14,7%.

En el caso hipotético de cumplirse esta amenaza, la solución pasaría por aumentar las importaciones desde otros países productos o la creación de un nuevo oleoducto, “meras hipótesis”, tal y como afirma Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets. El potencial alcista del crudo Brent se calcula entre “los 20 y 40 dólares en caso de conflicto bélico en función del impacto sobre el paso libre del Estrecho. Un pico como éste sin duda contribuiría a aumentar los fantasmas de una recesión al estilo de la de la 2008-2009”, alerta Ole S. Hansen, analista senior de materias primas de Saxo Bank.

En el acumulado del año, el precio del barril de Brent lleva un recorrido que se mueve en una horquilla de entre los 125 y los 96 dólares que ejercen de máximo y mínimo anual, respectivamente. Con la pasada semana de cotización han llegado las correcciones, acumula tres jornadas consecutivas sin contar este lunes tras repuntes diarios que superaban el 2% en muchas ocasiones.


Brent & West Texas: ¿alcista & lateral?
De la simplicidad se obtendría una ecuación así de limpia, pero lo cierto es que hay quien se atreve a poner la interrogación en lo que para la mayor parte de analistas es tendencia al alza seguro. Eduardo Bolinches, director de Bolsacash.com, observa “una tendencia alcista desde octubre todavía intacta pero con mucha lateralidad desde el mes de septiembre, sobre todo, con la importante resistencia en la zona de los 114 dólares para el futuro de marzo”.

El crudo Brent abría esta mañana en los 111 dólares el barril después de varias jornadas de corrección que podrían prolongarse en un futuro a tenor de las declaraciones del experto en opciones, Samuel Sierra, que considera que el Brent “viene describiendo desde principios de enero una corrección importante, pero en el punto actual sería muy probable ver un rebote desde la zona de los 109 dólares tanto porque se encuentra con la directriz alcista como porque en ese nivel existe un soporte que ya viene de meses atrás”.

El West Texas, por su parte, cotiza en los 98 dólares después de perder “la semana pasada la tendencia de corto plazo alcista que mantenía desde los mínimos de octubre de 2011”, asegura Bolinches, que apunta asimismo a máximos decrecientes en el valor, aunque con la tensión provocada por la situación iraní se están manteniendo los precios. “El precio aguanta sin marcar un mínimo decreciente desde el visto el viernes 16 de diciembre en los 93,98 dólares en base a cierres por el futuro de marzo”, concluye el analista, y de ahí, su lateralidad.

Ligado precisamente con la cotización futura del crudo, Saxo Bank considera que “la prima de riesgo geopolítica no se va a desvanecer en un futuro próximo, con lo que el interés en vender sólo es apto para los más valientes”.

Además del aspecto técnico, la situación fundamental por la que atraviesa el crudo a raíz de las tensiones en el Estrecho de Ormaz hace prever una continuidad en la escalada de su precio. Juan José Alonso señala dos razones para que se dé este contexto: una reducción en la oferta dejaría al mercado con pocas posibilidades de reemplazar al crudo iraní y las tensiones propias de todo conflicto mantendrán en vilo a los mercados que hay que sumar también a un entorno de estancamiento en el crecimiento global. A ello hay que añadir, tal y como apunta el analista, el hecho histórico de que durante los primeros meses del año el consumo del petróleo aumenta por el mayor uso que se hace de la calefacción.