- En este entorno macroeconómico con tipos de interés ultrabajos, con la Reserva Federal inyectando liquidez al mercado de nuevo… ¿Qué panorama ven?
Efectivamente estamos viviendo tiempos bastante extraordinarios. Hace un año parecía que el mundo se dirigía hacía una subida de tipos generalizada y en menos de un año estamos en una situación completamente opuesta. El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a incrementar su balance y ahora parece que la Reserva Federal hará lo mismo. Es verdad que hemos tenido algunos días problemas en los mercados de repos (operaciones con pacto de recompra) en Estados Unidos, lo que ha generado esta última intervención de la Fed. Ellos quieren destacar que no es una expansión cuantitativa, es una diatriba más semántica que otra cosa, y la realidad es que se prevé que los tipos sigan bajos durante mucho tiempo. Para los activos de riesgo este año está siendo muy favorable, pero genera ciertas incógnitas a medio y largo plazo.
Entonces en este contexto ¿Qué activos pueden componer una buena cartera ahora mismo?
Este año está siendo en general bueno, así como el año pasado fue malo, para casi todo tipo de activos. Entonces, parece que la diversificación, que para nosotros es el principio de base para una buena construcción de cartera, no sirve porque todo baja o todo sube a la vez. Pero esto es un aspecto temporal y nosotros pensamos que buscar la robustez en las carteras a través de activos que se comporten bien en distintos tipos de ciclo o distintos entornos de mercado sigue siendo un aspecto muy importante.
La gran incógnita o diferencia con otros momentos es que los bonos más seguros, como los Treasuries o el Bund alemán, históricamente hacen un poco de cobertura en las caídas de las bolsas, mientras en este caso los precios están tan disparados que es más que dudoso que puedan hacer lo mismo. Con lo cual hay que tener cautela y buscar otro tipo de coberturas. Nosotros concretamente hemos estado en parte invirtiendo en oro, también utilizando estrategias de derivados o, en todo caso, buscar alternativas líquidas o ilíquidas que puedan hacer frente a esas caídas de las bolsas.
- ¿Qué consideráis activos líquidos o ilíquidos?
Tradicionalmente se consideran ilíquidos lo que son activos reales, como pueden ser el inmobiliario, el private equity, las infraestructuras o las materias primas. Acceder a este tipo de activos muchas veces se hace directamente, no vía fondos, y pensamos que es muy importante que si se hace a través de fondos – lo cual es bueno porque se puede tener acceso a estrategias más diversificadas tanto geográficamente como por tipología de activos – la liquidez del fondo esté en línea con el activo subyacente. Al final hay posibles peligros, este año concretamente ha habido algún caso en que ha habido activos ilíquidos en carteras de fondos con liquidez diaria. Ese es un aspecto más preocupante o peligroso. Nosotros decimos que para los activos líquidos hay que asegurarse de que estén en fondos líquidos, pero los activos ilíquidos a través de fondos cerrados o que tengan una liquidez acorde con el subyacente.
- ¿Cómo gestionáis en vuestra cartera estos activos?
Diría que ahora especialmente en el caso del private equity los activos ilíquidos están de moda porque vemos que con la incertidumbre y la escasa rentabilidad que ofrecen los activos más tradicionales, ha habido una búsqueda de diversificación a través de este tipo de estrategias. El problema es que estos fondos cerrados tardan años en construir su cartera y en devolver el dinero al partícipe. Por lo tanto no es una estrategia que uno pueda decidir de un día para otro si tener un 10% o un 20% de exposición a activos ilíquidos. Se tarda años. Nosotros este movimiento hacia ilíquidos lo empezamos hace ya más de cinco años y por lo tanto ahora tenemos una cartera que está construida y nos permite disminuir las fluctuaciones de los mercados gracias a estos activos.
- ¿Cómo se complementan estos activos líquidos e ilíquidos en una cartera?
Desde luego ambos son importantes. Lo que vemos en el caso de muchas familias con las que trabajamos que tienen patrimonios muy relevantes, a veces la problemática es que tanto los activos líquidos como los ilíquidos se seleccionan de forma individualizada. Al final en vez de tener un plan estratégico y un asset allocation global que incorpore tanto activos líquidos como ilíquidos, al final la decisión se basa en ‘este fondo me gusta, este fondo no me gusta’ y por lo tanto no hay una estrategia coordinada.
Lo que consideramos que es importante es tener en cuenta la exposición conjunta - vía líquidos e ilíquidos - a factores como el crecimiento económico, la inflación, y no mirarlo de una forma más aislada.