Con ello se concatenan dos semanas con subastas finalizadas con más importe del previsto y con un menor interés, y lo más importante a pesar de la bajada de Rating de Standard & Poor’s. Así a priori, con una prima de riesgo que se mantiene estable en los 325 puntos básicos nos encontramos con una gran noticia, el Estado refinancia la Deuda Pública en mejores condiciones, menos intereses que no tendrán que salir de nuestros impuestos

¿Es todo tan perfecto?
Si arañamos la superficie de la noticia, hay aspectos que hace que no sea tan positiva, y es que la mayoría de las subastas están siendo cubiertas por entidades financieras, que a su vez se benefician de la “barra libre” de liquidez que a medio plazo a puesto en sus manos el Banco Central Europeo y que se ha disparado en los Bancos de los dos países con mayor riesgo, Italia y España. Es decir los bancos pueden comprar dinero al BCE a un 1% y pueden colocar estos fondos en segura Deuda Pública (a pesar de lo que digan las Agencias de Calificación) a tipos superiores al 3%, saneando su balance y consiguiendo un buen margen.

Incluso hay una relación con la Deuda a largo, es decir aunque la liquidez del BCE sólo cubra 3 años, pueden invertir rentablemente en productos como los de hoy de 5, 8 y 10 años, trasladando recursos; es decir, con la inyección del BCE cubren el corto plazo, y con recursos propios de los Bancos destinados a cubrir los vencimientos más cercanos, trasladarlos a este tipo de inversiones.

Menos préstamos y más caros y menor remuneración por el ahorro
La consecuencia es que lo que se solventa por un lado, pagar Deuda más barata, crea problemas y no da soluciones por otro. Bajar los tipos e inyectar liquidez genera inflación, de forma muy directa pero también indirecta. A pesar de la crisis, la caída del euro frente al dólar está disparando el precio de combustibles, si lo juntamos con la recesión (dos años en España según el FMI) tendríamos el peor de los escenarios, la temible estanflación, nuestro PIB se hunde y los precios suben.

Ello se podría paliar si los Bancos transmiten esta liquidez al mercado, empresarios y personas físicas pueden tener préstamos y gastar en bienes de consumo y de inversión, reactivando la economía. Pero si estos invierten la mayoría en Deuda Pública como estamos viendo, con un horizonte tan negativo, el resultado es agravar una situación tan mala.

Trasladémoslo a los productos clásicos de préstamo y pasivo, las hipotecas y los depósitos. En las primeras si se obtiene un 4,5% en un producto de renta fija a 8 años con amplia garantía de pago, para sustituirlo por una hipoteca con un riesgo bastante mayor de impago, tendría que pedir tipos por encima de esta Deuda, si tenemos un Euribor a un año cayendo (En el 1,8% en estos días y cayendo) para poder igualar estarían ofreciendo Hipotecas a Euribor + 3%.

Ahora en los depósitos, y con el Euribor cayendo y con liquidez al 1% ¿Por qué ofrecer tipos al 4% si tengo recursos mucho más baratos? El resultado es ofrecer menos por cuentas y depósitos, incluso para las entidades “más necesitadas”, que sin la presión de las grandes, pueden ofrecer depósitos cada vez más baratos. Por supuesto que se continuará con su actividad de captación típica de los Bancos, pero es mucho menos atractiva.

Finalizar la restructuración
Si queremos cerrar este círculo se debe exigir una mayor rapidez en finalizar la restructuración financiera, que esta liquidez y los beneficios saneen los Bancos y finalice el proceso de fusiones, con ello, que necesiten menos del BCE y se vuelva a las fuentes tradicionales de financiación, ya sea en el Mercado o principalmente con sus clientes dando préstamos y captando depósitos.

Si no es así, estamos con un lavado de cara, dirigimos dinero al sector público y se lo quitamos al privado (ya se va a hacer con la subida de impuestos y continúa limitando la posibilidad de obtenerlo). ¿Qué podemos hacer?
Desde iAhorro.com apostamos por el inversor inteligente, siempre buscando el máximo rendimiento para nuestros ahorros y desde luego exigiendo las mejores condiciones en los préstamos. Es decir conocer bien los productos, las ofertas que ofrecen las distintas entidades y buscar y negociar las mejores alternativas. El cliente más activo siempre tiene mucho más que ganar.