Los riesgos económicos, financieros y geopolíticos del mundo están cambiando. Eso asegura Nouriel Roubini, apodado el “doctor muerte” desde que predijo el estallido de la crisis financiera. Algunos de ellos, según el economista turco, se presentan ahora con una menor probabilidad, aunque todavía no se pueda decir que hayan desaparecido del todo; mientras otros están volviéndose más probables e importantes.

Según el profesor de la Universidad de Nueva York, hace uno o dos años los seis riesgos principales que estaban en el “ojo del huracán" eran:

1. Una desintegración de la Zona Euro (incluida la salida de Grecia y la pérdida de acceso a los mercados de capitales para Italia o España, o ambas).
2. Una crisis fiscal en Estados Unidos (debido a nuevos enfrentamientos políticos sobre el techo de la deuda y un posible shutdown de la Administración de Obama).
3. Una crisis de deuda pública en Japón (pues la combinación de recesión, deflación y déficits elevados aumentó la relación entre la deuda pública y el PIB).
4. Deflación en muchas economías avanzadas.
5. Guerra entre Israel e Irán por la supuesta proliferación nuclear iraní.
6. Una mayor desintegración del orden regional en Oriente Medio.

Ahora estos riesgos se han reducido. ¿Cómo? Dice Roubini que estos riesgos se han disipado gracias al discurso “actuaremos si es necesario” del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, a las nuevas facilidades financieras para estabilizar a los países en problemas y a los primeros pasos de la unión bancaria. Todo esto ha hecho que la Zona Euro ya no esté al borde del desplome.

En Estados Unidos, el presidente Barack Obama y los republicanos han acordado una tregua de momento para evitar la amenaza de otro cierre de la Administración ante la necesidad de aumentar el límite de la deuda.

En Japón, las dos primeras “flechas” de la estrategia económica del primer ministro, Shinzo Abe, relajación monetaria y expansión fiscal, han impulsado el crecimiento y han detenido la deflación. Ahora, la tercera “flecha” de las Abenomics, las reformas estructurales, junto con el comienzo de una consolidación fiscal a largo plazo, podría propiciar la estabilización de la deuda (si bien las repercusiones económicas de la próxima subida del impuesto al consumo son inciertas).

De forma similar, señala el experto turco afincado en Estados Unidos, “se ha contenido el riesgo de deflación a escala mundial mediante políticas monetarias exóticas y heterodoxas: tipos de interés cercanos a cero, relajación cuantitativa, relajación crediticia y orientación sobre las perspectivas”.

Además, el riesgo de una guerra entre Israel e Irán se ha reducido gracias al acuerdo provisional sobre el programa nuclear de Irán concertado el pasado mes de noviembre. Añade el economista que, “aunque muchos países de Oriente Medio siguen siendo muy inestables, ninguno de ellos es sistémicamente importante desde el punto de vista financiero y hasta ahora ningún conflicto ha provocado una crisis grave en los suministros de petróleo y gas pero, naturalmente, la exacerbación de algunas de esas crisis y conflictos podría provocar nuevas preocupaciones sobre la seguridad energética”.

Pero lo cierto es que, cuando unos riesgos desaparecen, otras cuestiones centran la atención de los inversores. Roubini señala también seis:

1. Existe el riesgo de un “aterrizaje forzoso” de China: el reequilibrio del crecimiento, que se aleja de la inversión fija y se aproxima al consumo privado, está ocurriendo demasiado despacio porque, siempre que el crecimiento anual del PIB baja hacia el 7%, las autoridades sienten pánico e insisten en lanzar otra ronda de inversión de capital impulsada por el crédito, lo que después provoca más activos dudosos y créditos morosos, más inversión excesiva en propiedad inmobiliaria, infraestructuras y capacidad industrial y más deuda pública y privada. El próximo año, no habrá posibilidad de continuar por esa vía.

2. También hay un riesgo en la Reserva Federal (Fed) al abandonar su relajación monetaria: el año pasado, el simple anuncio de que reduciría sus compras mensuales de activos financieros a largo plazo desencadenó una “rabieta” al respecto en los mercados financieros y en los mercados emergentes del mundo. Este año, la reducción se da por descontada, pero la incertidumbre sobre la oportunidad y la velocidad de las medidas de la Fed para normalizar los tipos de interés está creando inestabilidad. Algunos inversores y gobiernos están preocupados ahora por la posibilidad de que la Fed aumente los tipos demasiado pronto y demasiado rápido, lo que causaría “ondas de choque” tanto económicas como financieras.

3. Por el contrario, si la Fed mantiene los tipos a cero demasiado tiempo (su plan actual pasa por normalizar los tipos en el 4% de aquí a 2018), causaría otro auge del precios de los activos... y una posterior bancarrota. De hecho, las políticas monetarias heterodoxas en Estados Unidos y otras economías avanzadas ya han provocado una deflación a gran escala de los precios de los activos, que con el tiempo podría causar burbujas en los mercados inmobiliario, crediticio y bursátil.

4. En cuarto lugar, las crisis en algunos frágiles mercados emergentes pueden empeorar. Estos países tienen el “viento de cara” (por la bajada de los precios de los productos básicos y los riesgos asociados con la transformación estructural de China y el cambio de política monetaria de la Fed) en un momento en el que sus propias políticas macroeconómicas están aún demasiado relajadas y la falta de reformas estructurales ha socavado su crecimiento potencial. Además, muchos de dichos mercados emergentes afrontan riesgos políticos y electorales.

5. Existe un gran riesgo de que el conflicto actual en Ucrania provoque una segunda “guerra fría”... Las consecuencias económicas de semejante resultado, por sus repercusiones en los suministros de energía y las corrientes de inversión, además de la destrucción de vidas y capital físico, serían inmensas.

6. Por último, existe un riesgo similar de que las discrepancias territoriales y marítimas en Asia (comenzando por las controversias entre China y Japón) lleguen a ser conflictos militares declarados. Semejantes riesgos geopolíticos, en caso de que se materializaran, tendrían repercusiones económicas y financieras sistémicas.

Un nuevo paranorama con el que hasta ahora, según Roubini, los mercados financieros se han mostrado optimistas: “La inestabilidad ha aumentado sólo ligeramente, mientras que los precios de los activos se han mantenido. Los comentarios sobre esos riesgos han afectado en algunas ocasiones (pero sólo brevemente) a la confianza de los inversores y, tras unas leves correcciones, los mercados suelen dar marcha atrás”.

Sugiere el economista turco que los inversores pueden estar en lo cierto respecto a que esos riesgos no se materializarán en su forma más grave o a que las políticas monetarias relajadas en las economías avanzadas y una continua recuperación los contendrán, pero pueden estar engañándose al considerar poco probables dichos riesgos, por lo que pueden llevarse una sorpresa desagradable cuando uno o más de ellos se materialicen.

De hecho, mantiene este experto, y como ocurrió en el caso de la crisis financiera, “los inversores no parecen capacitados para calcular, valorar y protegerse adecuadamente contra los 'vientos en contra'”. Sólo el tiempo dirá si su despreocupación actual constituye otro fallo en la evaluación y la preparación para acontecimientos extremos".

¿QUÉ HACEN AHORA LOS MERCADOS?

Miramos a los índices europeos. El Ibex 35 cae un 0,50%, hasta los 10.141,70 puntos. Por valores son ACS (+1,82%) y Dia (+0,46%) los que más suben, mientras que las mayores pérdidas las encontramos en Sacyr (-3,00%) y FCC (-2,05%).

Fuera de nuestras fronteras, los índices europeos cotizan con saldo negativo: Cac 40: -0,26% (4.373,01 puntos); Dax 30: -0,75% (9.269,97 enteros); Ftse 100: -0,833% (6.561,87 puntos); y EuroStoxx 50: -0,49% (3.116,23 enteros).

María Díaz