Los mercados financieros actualmente reflejan una gran incertidumbre.
A pesar de que son posibles una amplia gama de escenarios, las bolsas ya han descontado el peor, una vuelta entre “U” y “L.
A juzgar por el comportamiento de las bolsas, deberíamos considerar que el riesgo de recesión es muy real. En este sentido es preciso tener en cuenta que la economía global ya era vulnerable con anterioridad al virus.
Ahora bien, en el comportamiento de las bolsas influyen otros muchos factores, entre ellos las posiciones que mantienen los participantes en el mercado. En este sentido, debemos tener en cuenta que la crisis del coronavirus se ha producido justo en el momento en el que los gestores de fondos habían abierto el volumen más alto de la historia de posiciones largas en el futuros sobre el S&P 500, y cuando el juego de la “gamma” favorecía las ventas por parte de los “dealers”. Esta presión vendedora deapareció el viernes pasado tras la expiracion de los contratos de futuros y opciones, tal y como explicamos en la parte final de este artículo.
Es indudable que disponemos de poca información acerca de las consecuencias económicas del coronavirus, pero, de entrada, los inversores han vendido poseídos por el pánico. Han vendido primero y luego han preguntado. Esa oleada de ventas ha hecho saltar los “stops” y ha activado una oleada de ventas de los gestores de fondos que siguen la “paridad riesgo” y de los “seguidores de tendencia”. No sería de extrañar que la propia caída de la bolsa agravará los daños económicos causados por el coronavirus.
Todos los inversores han vendido sin saber realmente las consecuencias económicas de la pandemia y sin plantearse la posibilidad de una recuperación posterior a la pandemia en forma de "V".
Mi experiencia me ha enseñado que no existe una correlación alta entres las ventas de una masa poseíada por el pánico y la economía real.
¿Alguien ha podido determinar el daño real y estructural que ha provocado el virus tanto en el lado de la demanda (el más imortante) y en el de la oferta?
¿Se trataría de daños temporales o estructurales?
Vaya por delante que nadie ha probado que el virus haya provocado un daño estructural en el mercado laboral, o en la formación de capital o en la función de productividad.
¿Alguien ha calculado seriamente el impacto que tendrá sobre la economía global el enorme estímulo monetario de los bancos centrales y el paquete fiscal de los gobiernos?
Es difícil que haya sido estudiado en profundidad el impacto dada la situación que viven los departamentos de análisis y los bancos de inversión, desbordados por las llamadas de sus angustiados clientes.
Yo tampoco lo he hecho, pero una cosa es clara: no estamos ante una crisis financiera. Y sabemos, por experiencia, que ésas son las peores (1929).
La economía global está sufriendo en estos momentos fundamentalmente un “shock” de demanda y en menor medida una interrupción del suministro.
Estas circunstancias son la que determinarán la recuperación posterior.
La pregunta que nos debemos hacer es en qué medida la epidemia ha deteriorado la demanda y las cadenas de suministro.
Lo desconocemos con exactitud, pero por el relativamente corto tiempo que va a durar la epidemia debemos considerar que el daño causado es temporal, no estructural.
Y además debemos tener en cuenta que los estímulos monetarios y fiscales impulsarán la recuperación de la demanda con mucha fuerza. Los banqueros centrales han abierto las compuertas de la liquidez y los gobiernos se han comprometido a incrementar el gasto público y a aprobar reducciones fiscales.
Y por lo que hace referencia a las cadenas de suministro, lo más probable es que en las próximas semanas comiencen a restablecerse, no ha transcurrido demasiado tiempo, por lo que el daño debe ser reparable.
En consecuencia, una recuperación en V no debe ser descartada.
Serán unas semanas, más o menos, pero este año habremos pasado la epidemia y si no se ha provocado un daño estructural ni en la oferta ni en la demanda, y con un enorme paquete de estímulos monetarios y fiscales, deberíamos considerar como escenario más probable una recuperación en V.
Una buena noticia: ha cesado el flujo de ventas de los “dealers” que ha venido machacando a las bolsas durante los dos últimos meses.
El "short gamma" de los creadores de mercado ha desparecido tras la expiración de los contratos de futuros y opciones sobre el VIX.
Por lo tanto, vamos a considerar que, tras la expiración de los contratos de futuros y opciones el viernes pasado, se van a reducir los niveles de volatilidad que han venido experimentando las bolsas.
Los “dealers” no van a tener que vender para cubrir las posiciones abiertas.
Los fondos de inversión de “paridad riesgo” y los seguidores de tendencia probablemente han acumulado una buena cantidad de posiciones cortas. En el caso de que el S&P 500 iniciase un rebote, los gestores de fondos se verían obligados a cancelar al menos una parte de sus posiciones cortas, lo que amplificaría el rebote.