¿Por qué tiene sentido la inclusión de pequeñas y medianas compañías europeas de forma estructural en cartera?

Desde hace años estamos viendo como las pequeñas y medianas capitalizaciones, tanto europeas como a nivel global, están ganando mucho peso en la parte estructural de la cartera de los inversores españoles, esa parte que puede tener un horizonte temporal de 3, 5 ó 7 años. La razón principal de ello es que las pequeñas y medianas capitalizaciones tienen un binomio en rentabilidad-riesgo mucho más atractivo en comparación con las las grandes capitalizaciones. Y el inversor se está dando cuenta de que es una categoría que tiene que tener de forma estructural en las carteras para esa parte de horizonte temporal de mayor plazo.

Y es que las pequeñas y medianas capitalizaciones en general tienen muchas ventajas. Por un lado, tienen mayor potencial de crecimiento porque están ligadas a fuertes inversiones estructurales en innovación y en I+D. Además, es un segmento mucho menos seguido, con muchas más ineficiencias en términos de precios; por dar un dato, el 45% de las pequeñas y medianas capitalizaciones globales no cuentan con ningún analista dando seguimiento a esa compañía, con lo que se abren más oportunidades a nivel de valoraciones. También, en este segmento, hay una diversidad de modelo de negocio enorme: sólo en Europa hay 4.000 compañías cotizadas y existe una gran diversidad de modelos económicos. Otro punto a tener en cuenta es la baja correlación con el ciclo económico, una característica que en el momento actual en el que vivimos es una ventaja estructural, ya que son compañías que no dependen de actores exógenos o de ciclos económicos para ejecutar su estrategia industrial, algo fundamental. Además hay menos competencia y algunos negocios son muy monopolísticos, porque operan en nichos de mercado muy específicos con un bien o servicio donde esa compañía es prácticamente la única o tiene muy poca competencia en el mercado. Finalmente, otro punto a su favor es que son compañías que generalmente tienen con un componente familiar importante, y esto hace que la visión de largo plazo sea genuina; es un modelo económico en el que la familia que está detrás de la compañía piensa evidentemente para las próximas décadas y eso se refleja en el binomio rentabilidad-riesgo.

¿Cómo ha evolucionado la valoración de este segmento este año?

Nosotros somos una gestora que invierte en crecimiento, en calidad e impacto positivo, y este año ha sido donde estos segmentos más ligados a la innovación, digitalización... a la tecnología en general, han sido golpeados por factores exógenos, y evidentemente eso se ha reflejado en las rentabilidades de este año y también en la valoración. En este punto, un matiz importante es que la calidad de modelo de negocio no se ha visto en ningún momento mermada ni impacta debido a estos factores exógenos, y algunas empresas siguen generando crecimientos estructurales, siguen ganando posicionamiento... ya que al depender mucho menos del ciclo económico se aprovechan de esas ineficiencias en el corto plazo del mercado.

En cualquier caso, cuando el precio de las compañías este año cae en un 30-40%, evidentemente como son empresas que pueden seguir creciendo en ventas y generando beneficios netos por acción, el espectro sobre la valoración es muy relevante, ya que cuando el precio cae como ha pasado este año un 40%, hemos visto casos en nuestra cartera media que ha caído mas o menos un 60% en términos de valoración en comparación con el mismo ratio a finales de 2021. 

¿Cuáles son las características de las compañías que podrán navegar con éxito el entorno actual?

Pensamos que en el entorno actual tenemos que ser muy selectivos y confiar en gestores que hayan pasado por muchos ciclos de mercado y que tengan mucha experiencia en la gestión y selección de modelos económicos en este segmento. En este sentido, Lonvia Capital ofrece un expertise de más de 15 años gestionando y más de 25 años analizando el ecosistema de pequeñas y medianas capitalizaciones en Europa, donde tenemos nichos de mercado que compiten con EEUU o con Asia y donde tenemos un know-how muy consolidado desde hace muchas décadas. Pero para nosotros hay tres características principales que tienen que tener las compañías para navegar este entorno con éxito. Una de ellas es el poder de fijación de precios estructural ante un escenario de alta inflación y que la empresa pueda trasladar este aumento de costes a sus márgenes finales, y eso solo puede hacerlo si tiene unas fuertes barreras de entrada y unas ventajas competitivas muy consolidadas en la industria; aquí cuenta mucho el expertise del equipo gestor en la valoración cualitativa de esas barreras de entrada y ventajas competitivas que son claves en este contexto. En segundo lugar, es fundamental que sean compañías poco endeudadas o sin deuda para que la estructura de capital de nuestras compañías no se vea tan impactada por una subida de tipos agresiva como la que estamos viendo; de hecho, el 55% de nuestra cartera tiene caja neta y el ratio de deuda sobre EBITDA de nuestra cartera es de 0,2 veces, es decir, prácticamente no tenemos deuda en las compañías en las que invertimos. Finalmente, es fundamental que la compañía cuente con un modelo de negocio que le permita crecer de forma estructural sin depender del ciclo económico y que pueda ejecutar su estrategia industrial dependiendo de ella misma, de su capacidad de producción, de su capacidad por innovar, etc. Y esto se logra a través de una análisis fundamental, pero también identificando la calidad del modelo de negocio y el nicho de mercado de crecimiento estructural sobre todo en Europa donde esa compañía esté operando, ya que es clave que opere en un nicho de mercado que sea de gran crecimiento.