Es muy fácil construir una cartera de ETFs sobre el papel pero a la hora de llevarla a la práctica es más complicado. Porque para tener éxito hacen falta pocos elementos, un método de inversión – que es el paso más importante – así como la disciplina y la propia psicología del inversor.

La parte estratégica estaría constituida por productos de renta variable y de renta fija, que sería el grueso de cualquier cartera. Luego a esa cartera podríamos aplicarle un filtro dinámico: habrá que ver si a partir de nuestra cartera estratégica – que dependerá de nuestor horizonte temporal y nivel de riesgo – podemos sobreponderar e infraponderar determinados tipos de activos.

Mantener la disciplina en la construcción de la cartera es muy difícil porque la psicología siempre juega malas pasadas.

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