“Hay que cuantificar el problema del sector bancario español, a las necesidades que surjan por esta parte hay que unir las necesidades de financiación del propio Estado y de las Comunidades Autónomas. Una vez hecho, hay que generar confianza para que las autoridades europeas intervengan”. Además, el experto cree que también “el gobierno debe adoptar medidas de ajuste de urgencia que nos están demandando desde Europa”.

“Lo que más preocupa en Europa es poder limitar el contagio de la situación de crisis financiera española
a otros Estados y bancos de la UE”. Además, “el BCE cree que debe haber una unión bancaria que garantice los depósitos de todas las entidades financieras y, sobre todo, para que haya más supervisión”.

No obstante, para todo ello, “se debe de crear confianza y aunar las voces de la UE”.

A pesar de la reorganización en el sistema bancario, las gestoras no deberían verse afectadas pues, el patrimonio de los fondos está completamente separado de la gestora y de la entidad depositaria de los títulos, por lo que, la quiebra de una u otra entidad no va a afectar al fondo, el fondo no quiebre, aunque sí a los subyacentes o activos en los que invierte”.

Aunque los fondos, en este sentido, estén seguros, si al inversor le quita el sueño tener un fondo de una entidad quebrada “debe apostar por gestoras sólidas de primer orden”.

Los fondos de rentas periódicas, que reparten retribuciones, “son interesantes para aquellos inversores que les interesa percibir rentas y que están acostumbrados a invertir en acciones, bonos con cupón o depósitos o para aquellos que quieren compensar con ello la merma que están experimentando sus ingresos”. No obstante, hay que tener en cuenta “la fiscalidad, porque la percepción de rentas tiene una carga fiscal, y hay que seleccionar bien el fondo, porque hay compañías que pueden reducir su dividendo o suspenderlo temporalmente en estos tiempos”.

Luna aconseja “cubrir los fondos y tener liquidez”. Según el experto, “la liquidez vendría por la inversión en productos líquidos que, en cualquier momento se puede convertir en líquido –no subordinadas o preferentes-“. La cobertura es aconsejable “en la renta variable mediante fondos de volatilidad y fondos o ETFs inversos. La cobertura debería ser total para los fondos con un horizonte temporal inferior a un año, y parcial para los inversores con un plazo de inversión superior a 1 años”.

El resto de la cartera debería estar invertida en “renta fija corporativa, -nada de renta fija soberana, como mucho, algo de EEUU como componente seguro-, fondos de retorno absoluto –aunque no hay mucho que estén den atractivas rentabilidades este año-, y fondos mixtos flexibles –que tienen una estrategia de gestión muy activa y que se adapta a este mercado cargado de volatilidad-”.