Por ejemplo, creemos que las rentabilidades del tesoro de Estados Unidos en el largo plazo se mantienen artificialmente en una baja forma por tres situaciones macro: la incertidumbre política en Europa desde Italia y el Reino Unido, el riesgo de una guerra comercial entre Estados Unidos y China, y los riesgos idiosincrásicos de los mercados emergentes en países como Turquía, Argentina y Sudáfrica.

A pesar de todo, los fundamentos económicos siguen robustos. La inflación se está moviendo muy gradualmente hacia los objetivos de los principales bancos centrales, los resultados de las compañías han sido fuertes y los fundamentales económicos, particularmente en los Estados Unidos, se mantienen saludables. Aunque el ciclo de crédito sigue siendo maduro, pero permanece intacto.

En este entorno, la Reserva Federal parece estar dispuesta a analizar todos los eventos geopolíticos en un claro deseo por reconstruir sus herramientas de política monetaria y estar preparados ante la próxima recesión. Los inversores están evaluando dos subidas más este año. Si la Reserva Federal sigue esta hoja de ruta y los vientos en contra macro no se disipan, podríamos encontrarnos con una curva de tipos plana de Estados Unidos para vencimientos entre dos y diez años para finales de 2018.

La pregunta clave para los inversores en renta fija ahora es cuánto tiempo más puede continuar este ciclo de crédito, el segundo más largo en la historia de Estados Unidos. Si los riesgos geopolíticos ya mencionados se alivian, el foco de los inversores volverá a los fundamentales y el ciclo se extenderá. Si no lo hacen, es probable que la curva de rendimiento de Estados Unidos se invierta y en ese punto, la gente comenzará a pensar en el final del ciclo y en la próxima recesión. Históricamente, la curva de los bonos a 2-10 años ha servido para predecir la recesión, con un desfase de 16 meses en promedio. Esto podría volverse una profecía autocumplida: si la banca comercial cree que se avecina una recesión, comenzarán a endurecer sus políticas crediticias, y aunque la Fed podría detener su programa de subidas de tipos en un esfuerzo por prolongar el ciclo, el endurecimiento de los bancos puede ser suficiente para terminarlo.

¿Dónde pueden encontrar oportunidades los inversores?

Para nosotros, es demasiado pronto para tomar una decisión sobre el final del ciclo. Para los inversores de renta fija, una cartera diseñada para el final del ciclo se ve completamente diferente a una cartera diseñada para un ciclo que continúa, por lo que el precio de equivocarse es, potencialmente, bastante alto. Por lo tanto, creemos que la mejor postura en este momento es mantenerse altamente líquidos para reaccionar rápidamente a los cambios en las condiciones económicas. Buscaremos mantener el crédito a largo plazo, pero nos centraremos en los riesgos a más corto plazo, la mayor calidad crediticia y las zonas geográficas más alejadas del final del ciclo, como Europa y, de forma oportunista, el Reino Unido. Centraremos nuestras posiciones tácticas de tipos en mercados donde las rentabilidades son lo suficientemente altas como para ofrecer potenciales beneficios, como los Estados Unidos y Australia.

Recientemente, hemos visto más noticias positivas de Italia a medida que el gobierno prepara su presupuesto, y los viceprimer ministros Salvini y Di Maio manifiestan su deseo de permanecer dentro del límite del 3% del déficit respecto del PIB establecido por la Unión Europea. La rentabilidad del BTP a diez años alcanzó el 3,2% en agosto y desde entonces ha subido hasta alrededor del 2,8%, pero para nosotros una rentabilidad superior al 1,5% en los bonos a dos años y más del 2,5% en el de cinco años sigue siendo muy amplio para un país del G7.