Los bonos soberanos a diez años ofrecen un rendimiento medio del 0,50% y los bonos corporativos con buena calificación son solo ligeramente más atractivos, con una rentabilidad media a cinco años de no más del 1%. Con estos niveles tan bajos, que probablemente se mantendrán a medio plazo, los inversores se están alejando de las grandes inversiones en bonos core, las tradicionales vías de tipos libres de riesgos
. Sin embargo, nosotros todavía vemos algunas oportunidades para aumentar la rentabilidad de las inversiones de la zona euro.
Sin ir más lejos, los bonos de alto rendimiento europeo siguen siendo atractivos, con rentabilidades medias cercanas todavía al 4,6%. En este segmento, nosotros estamos sobreponderados en deuda con calificación crediticia B, que ha estado olvidada desde el verano de 2014, pero que actualmente ofrece rentabilidades atractivas de alrededor del 5,8% para los bonos con duración, frente al 3% de rendimiento de la deuda con calificación BB.
En lo que respecta a la renta variable, ésta sigue siendo una clase de activo a sobreponderar dado que ofrece una rentabilidad por dividendo media del 3,4%. Por otra parte, muchas compañías disponen de grandes cantidades de dinero en efectivo para recomprar acciones. Las recompras son transacciones que elevan significativamente las ganancias netas por acción a la vez que optimizan los costes de capital de las empresas. Es una manera de generar valor en un entorno de bajos tipos de interés. Las recompras no han comenzado todavía en Europa. Sin embargo, las compañías en Estados Unidos ya han llevado a cabo recompras significativas. De hecho, en 2013 el volumen de este tipo de transacciones ascendió a 500.000 millones de dólares, mientras que en 2014 esta cantidad aumentó hasta los 900.000 millones de dólares, proporcionando así un impulso a los precios de sus acciones. Nosotros esperamos que esta tendencia comience a verse en Europa.
Sin embargo, la capacidad de pagar dividendos esalgo que debe ser evaluado durante un tiempo. De ahí la importancia de seleccionar compañías capaces de generar un flujo de caja de manera sostenible. Por citar un ejemplo, nosotros tendemos a infraponderar compañías petroleras y del sector energético, las cuales en el entorno actual, a pesar de que ofrecen rentabilidades por dividendos cercanas al 5%, no ofrecen en nuestra opinión suficientes perspectivas de flujo de caja. Por tanto, una vez más, la clave de una buena inversión se encuentra en la selección de las compañías que se incluyen en la cartera. Y en Europa aún queda valor, sólo hay que buscar las opciones correctas.