Por ello, las connivencias del poder político con la banca han sido y son de calado fuera de las pequeñas rencillas que saltan a la prensa de cuando en cuando, como la última elección del presidente de la patronal bancaria. No obstante la verdadera batalla se desarrolla en otros frentes políticos nacionales y europeos de mayor calado y, además, de todas las maneras posibles. Se pueden leer entre líneas que en la actualidad, y antes de producirse la posible herida de los test de estrés, la banca española se reúne con el BCE dada la posibilidad de que se dictamine que la deuda pública de nuestro país penalice sus posiciones de capitalización.
Los ingentes volúmenes de deuda pública en su poder, unido a la morosidad real por encima del 15%, provocaría un verdadero cataclismo. No podemos pasar de 140.000 millones a 320.000 millones de euros sin darnos cuenta que nuestra deuda está catalogada como BBB. Y de ahí surge el único negocio que reflejan las cuentas de la banca: se coge dinero de la barra libre del BCE al 0,75% y se coloca al 4/5% en detrimento del crédito a la economía real del país.
Nadie entiende que con este porcentaje de morosidad los bancos sigan en pie y declarando beneficios sino fuera por este trabajo especulativo. El frente más duro de superar es lo que siempre hemos comentado desde esta tribuna: cómo es posible que la banca española utilice los créditos del BCE para comprar deuda pública española y después recolocarla con holgado margen realizando por la vía rápida beneficios estratosféricos en connivencia con el Gobierno de turno y
en detrimento de la economía real española, que no tiene crédito para las pymes y particulares. Las cuentas de resultados tienen beneficios, no por la actividad normal y real de la economía, sino por la ESPECULACION pura y dura de estos resultados rápidos y sin riesgo hasta la fecha, pero eso sí, adulterando la función normal de la banca que es dar créditos. Resulta anecdótico que los depósitos aumenten por el efecto perverso de estas aplicaciones de la barra libe al crédito del BCE. Según la prensa el BPE vendió cartera de deuda pública por 5.000 millones dada esta previsión de penalización, lo que pone en alerta general a las entidades financieras españolas de por dónde puede ir el dictamen de Bruselas.
La autoridad bancaria europea quiere unificar las prácticas contables dada la supervisión única europea que viene y, entre otras cuestiones, por definir y está claro que estas prácticas de compra de deuda no son de su agrado y pueden penalizar los ratios de capital de las entidades depositarias de esta deuda pública que tendrían que regularizar de manera rápida al suspender estos test debiendo de reforzar su capitalización.
No solamente se cierne sobre la banca española este nubarrón, sino que igualmente se encuentra en discusión el problema de los créditos fiscales que la banca española tiene por pérdidas en sus balances o provisiones, pensiones y gastos de reestructuración que las normas de regulación de Basilea III obliga a eliminar. Los regalos al SABADELL y CAIXABANC, son importantes, así mismo también están afectados el resto de entidades. Estas ayudas del Estado no son concebibles, entre otras cuestiones, cuando su función en el mercado no se está realizando de una manera real, sino como una mera especulación, aprovechándose de la normativa fiscal española para mantener unas posiciones favorables en sus balances que solo benefician a sus accionistas y van en detrimento de los contribuyentes -que son siempre los que pagan los platos rotos de este perverso sistema-.
La falta de control real sobre la función que debe de realizar la banca en nuestro país, así como la connivencia entre los dos poderes -el político y el económico- tienen los días contados. Todas estas triquiñuelas que perjudican enormemente a la economía real impidiéndole despegar se ven cada día más comprometidas por la normativa que viene de BRUSELAS.
Rafael Montava Molina
Consultor Financiero Empresarial
[email protected]