Las rentabilidades norteamericanas seguirán en una tendencia al alza en los próximos meses con mayor crecimiento y expectativas de que se reduzca la liquidez. Esperamos que las rentabilidades de los bonos norteamericanos a 10 años estén en torno a 3,5% para finales de 2014.
En general, Europa debería ser indiferente a esta tendencia. La estrategia de Forward Guidance del BCE –concepto introducido hace algunos meses- asegura una inflación muy por debajo del 2% en los próximos dos años. Esto significa que la parte corta de la curva y también la parte del medio seguirán estando a niveles muy bajos. Probablemente, los vencimientos a más largo plazo serán más sensibles a las presiones en Estados Unidos y se podría esperar que subieran menos de 50 pb.
También esperamos que se estrechen los diferenciales de crédito de la deuda privada denominada en euros y de los bonos gubernamentales del sur de Europa, en comparación con la deuda gubernamental con la mejor calificación. Seguimos prefiriendo activos con el carry más alto como los bonos high yield y la deuda subordinada financiera y los convertibles por su sensibilidad a la renta variable. Y continuamos manteniendo una baja exposición al riesgo de tipos de interés. Seguimos sin tener deuda de mercados emergentes en divisa local y tenemos posiciones selectivas en determinados bonos emergentes denominados en dólares o en euros.
Teniendo en cuenta estas perspectivas, ¿qué podría hacer subir los mercados de renta variable? El escenario actual combina un mejor crecimiento, una inflación moderada y en general una postura acomodaticia por parte de los bancos centrales, lo que constituye, naturalmente, un campo fértil para la subida de los mercados de renta variable. Ciertamente, la introducción de la retirada de estímulos en las próximas semanas después de un buen 2013 para los mercados podría tener un impacto a corto plazo en el apetito por el riesgo de los inversores y podría poner en peligro el rally tradicional de fin de año y el efecto enero. No obstante, debemos poner en perspectiva el impacto que tienen mayores tipos de interés a largo plazo sobre las valoraciones de la renta variable. Es inevitable que se genere volatilidad a corto plazo en el mercado, pero la confirmación del crecimiento en Estados Unidos solo puede constituir buenas noticias para los beneficios corporativos. Esta mejor visibilidad no solo se limita a Estados Unidos dado que el ciclo global está avanzando incluso aunque la tendencia actual es claramente irregular. Europa podría no hacer una gran contribución, pero al menos podría dejar de ser una fuente de preocupaciones financieras mientras que las perspectivas económicas globales se verían respaldadas si las políticas de Shinzo Abe resultan exitosas.
Después de dos años de subidas en Estados Unidos y Europa, derivadas más de una normalización de las valoraciones que de un crecimiento de los beneficios, las alzas en los índices en 2014 deberían estar motivadas por un incremento de los beneficios que se espera que alcance cerca del 10%.
Recomendamos los mercados de países desarrollados con una preferencia táctica por Europa donde el repunte de los beneficios en 2014 vendrá alentado por el fin de la recesión. Nos estamos centrando en compañías en situaciones especiales y en particular en empresas que es probable que incrementen el valor para el accionista. En Estados Unidos la principal preocupación se centra en los múltiplos PER – el S&P 500 está en 16 veces los beneficios de 2013- en particular en sectores como utilities, telecomunicaciones y consumo no cíclico. Esto nos ha llevado a mantener nuestro sesgo hacia el valor. Por otro lado, en los países emergentes mantenemos nuestro focus en el crecimiento y en compañías de calidad en sectores como consumo e infraestructuras y un sesgo que favorece países y zonas como México, el norte de Asia, China y Europa del Este, que son las más sensibles a los países desarrollados. Por último, mantenemos nuestra exposición al dólar norteamericano que debería apreciarse, en particular frente al yen y las divisas emergentes.