Así lo advirtió este martes Peter Praet, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE) y economista jefe de la entidad, durante su intervención en el VII Encuentro Financiero organizado por Expansión y KPMG. Praet, que habló sobre la situación en la que se encuentra la banca y su vinculación con la actual política monetaria, reconoció una realidad que se está convirtiendo en la auténtica obsesión del sector: la rentabilidad. O mejor dicho: la baja rentabilidad. "La rentabilidad del sector bancario es débil, demasiado débil", afirmó. Y concretó: "La rentabilidad sobre el capital (ROE, por sus siglas en inglés) de los grupos bancarios más importantes todavía permanece claramente por debajo del coste de capital (COE, por sus siglas en inglés).
Praet expuso que, tal como reflejan los bonos emitidos por la banca, esta situación no está poniendo en duda la solvencia de un sector que "es más resistente" que antes de la crisis. Por el contrario, puntualizó, sí está pesando en las cotizaciones de las acciones de las entidades. Y eso, aunque puede parecer un problema acotado a los bancos, puede tener mayores repercusiones para la economía en su conjunto. "Cuando los precios de las acciones son bajos, la oferta de crédito de los bancos se puede ver afectada con un año de desfase", advirtió. Es decir, conectó la debilidad actual de las cotizaciones con el riesgo de que, en un plazo de doce meses, esa debilidad repercuta en la concesión de crédito de las entidades.

Praet lanzó este aviso cuando aún seguía caliente el que otro de los miembros del Comité Ejecutivo del BCE, Yves Mersch, había enviado el lunes. No fueron idénticos, pero casi. "Una perspectiva negativa para los bancos afecta a la cotización de sus acciones, con lo que incrementa su coste de capital y, en última instancia, reduce el rendimiento neto de los préstamos", argumentó. Y avisó: "Este situación podría provocar que los bancos se vuelvan más conservadores en sus préstamos a las compañías y los hogares europeos".
La relevancia de estos mensajes radica en las fuertes caídas que está sufriendo el sector en bolsa, derivadas precisamente de una rentabilidad que se ve presionada por los bajos tipos de interés, las exigencias regulatorias y la llegada de nuevos competidores tecnológicos. Entre las principales entidades españolas, Banco Popular acumula una caída del 59% en 2016. Además, Bankia cae un 29%; Sabadell, un 28%; CaixaBank, un 27%; BBVA, un 16%; Santander, un 10%. Bankinter es la excepción con una subida del 0,5%.
Y en Europa también se imponen los 'números rojos'. Entre los bancos que forman parte del EuroStoxx 50, Deutsche Bank se deja un 48%; Intesa Sanpaolo, un 37%; Société Générale, un 27%; BNP Paribas e ING, un 12%.
DESTRUCCIÓN DE VALOR
Una de las causas de estas caída radica, precisamente, en que el ROE no supera al COE. Cuando eso ocurre, malo, porque significa que la empresa, lejos de crear valor, lo está destruyendo. También lo certificó el presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, que participó en la jornada organizada por Expansión y KPMG. "Los bancos, como cualquier otra empresa, deben ofrecer a sus accionistas una rentabilidad que compense los riesgos de poseer esas acciones porque, si no lo hacen, los recursos propios disponibles para realizar su actividad tenderán a reducirse con el transcurso del tiempo y con ello, descenderá también el volumen de actividad que el banco puede realizar", expuso para reforzar las advertencias ya vertidas desde el BCE.
Roldán: "Un sector (el bancario o cualquier otro) que no es capaz de remunerar adecuadamente a sus accionistas está abocado a experimentar un retroceso y, si esa tendencia se mantiene en el largo plazo, a desaparecer"
"En una economía de mercado", continuó Roldán, "el ROE de cualquier empresa debe cubrir el coste del capital demandado por los accionistas, y el sector bancario no es una excepción". Subrayó, no sin ocultar que le llama la atención que siga siendo tan alto pese a que supuestamente el sector es más sólido y fiable, que el COE para las entidades europeas se sitúa entre el 10% y el 12%. ¿Y cómo está el ROE en España? "Se puede resumir en una mejora paulatina de la rentabilidad, hacia el entorno del 6%, con grandes diferencias entre unas entidades y otras, y con dificultades para que se aproxime al coste del capital en el corto plazo", precisó.
Y fue a partir de estas cifras cuando emitió su principal advertencia: "A medio plazo, un sector (el bancario o cualquier otro) que no es capaz de remunerar adecuadamente a sus accionistas está abocado a experimentar un retroceso y, si esa tendencia se mantiene en el largo plazo, a desaparecer. Esto que suena muy dramático, es simplemente el resultado de un ROE que no cubre el coste del capital".
¿LAMENTARSE? MEJOR ADAPTARSE
La clave, por tanto, consiste en incrementar la rentabilidad. Pero decirlo es más fácil que hacerlo. Praet, eso sí, puso deberes al sector. Primero le emplazó a "adaptarse al escenario de bajos tipos de interés, le guste o no le guste", porque constató que seguirán así "un extenso periodo de tiempo". Luego, y prolongando el mensaje que el presidente del BCE, Mario Draghi, emitió el 22 de septiembre, aludió a la necesidad de que la banca ajuste su exceso de capacidad, mejore su eficiencia y limpie sus balances de préstamos problemáticos (NPL). Añadió que también sería conveniente "completar la Unión Bancaria".
Pero, en última instancia, el problema de la rentabilidad es algo que concierne al sector, no al BCE, por mucho que los tipos de interés actuales, con los oficiales en el 0% y los de depósito en el -0,4%, representen uno de los factores que pesa sobre el negocio bancario. "La depresión en la rentabilidad de los bancos no es, per se, una preocupación para los que tomamos las decisiones de política monetaria. El sector bancario debe ajustarse a un entorno de mercado cambiante como cualquier otro sector", afirmó.