Volvemos a encontrarnos en un mercado frágil, con dudas sobre si el Quantitative Easing (QE3) de Estados Unidos -con un monto de 85.000M $ en compras de activos cada mes- va a ser retirado por la Reserva Federal o no durante los próximos meses, al tiempo que desde Japón la política monetaria no parece clarificarse, primero apostando por ser los más agresivos del mundo al duplicar su volumen de compras de activos -bonos fundamentalmente, al igual que EEUU o el Reino Unido- y hoy aflojando el ritmo a la vista de la fuerte corrección de la renta variable y de la volatilidad del mercado de bonos, además de que los últimos mensajes del Banco de Japón apuntan en esta dirección -aunque ojo, que la FED también empezó parecido en 2009, dominando mejor la volatilidad todo sea dicho, y hasta que se va afinando el ritmo de expansión adecuado se tarda tiempo-. 



Este tipo de medidas intervencionistas conllevan preocupaciones, dado que generan incertidumbre cuando se van a reducir o a terminar. No es que esté en contra de ellas porque de alguna forma había que frenar el pánico de 2008, tras las quiebras meses antes de Countrywide (absorbido por Bank of America), Bear Stearns (adquirido por JP Morgan), Fanie Mae, Freddie Mac, AIG y el final de la más emblemática de todas, Lehman Brothers, aunque por el camino desapareciera también otro de los grandes, Merrill Lynch, eso sí, pasando a formar parte de Bank of America.

Y no nos olvidemos tampoco que de alguna forma hay que compensar también el tremendo efecto que ha propiciado el aumento del mercado de posiciones cortas (para bien al diferenciar el mercado mejor entre la verdadera calidad de lo poco competitivo, pero nocivo en algunos momentos de pánico, no sólo por la existencia de los famosos hedge funds, sino por las plataformas electrónicas que hacen mucho más fácil el acceso a este tipo de inversiones). En mi opinión, una economía de mercado total puede desembocar en que paguen justos por pecadores, al igual que una economía totalmente intervenida no permitiría que los más eficientes tuvieran su recompensa.

¿Cómo solucionarán las autoridades este tipo de inconveniencias para no distorsionar demasiado el comportamiento del mercado y de las carteras de inversión que muchos tenemos formadas con el máximo cuidado? En primer lugar, tal y como está haciendo la FED, lanzando globos sonda. Es decir, que varios miembros de la FED nos dicen que el QE3 debería de retirarse más temprano que tarde dada la amenaza que supone para la inflación y el repunte de los precios… ¿pero qué inflación? Una inflación por debajo del 2% como tiene Estados Unidos en la actualidad no supone ningún peligro para ellos, sobre todo teniendo en cuenta que ellos históricamente han sido partidarios de mantener una inflación algo superior a ese nivel siempre que la economía crezca a un ritmo vigoroso. Además, con una tasa de paro del 7.5% (veremos este Viernes la cifra del mes de Mayo) aún se está lejos del 6.5% objetivo que nos viene recordando Bernanke cada reunión, sin mencionar algunos datos que se han publicado últimamente más débiles de lo esperado, sobre todo en el sector industrial, como el último ISM manufacturero en 49, por debajo de 50, lo que significa contracción económica. Bien es verdad que hay otros aspectos positivos que han reaccionado favorablemente tras varios años de estímulos monetarios y fiscales en EEUU, como fue la propia industria en un principio, el crédito bancario, la reactivación del sector inmobiliario -que tantas sinergias produce en múltiples sectores- así como el mayor consumo de los ciudadanos, que no olvidemos representa el 60% del PIB americano. Pero, ¿cuál podría ser una segunda vía que reduzca la volatilidad de los mercados y nos allane nuestra toma de decisiones de inversión? Podría ser que, al igual que la FED dijo hace alrededor de dos años que los tipos de interés iban a estar extraordinariamente bajos primero hasta 2014 y luego hasta 2015 -medida ideal para cooperar con el proceso de desapalancamiento de un país-, nos comunicara que el QE va a estar activo por el tiempo que sea necesario, al tiempo que maticen que será reducido (o ampliado) conforme a la evolución económica y de los mercados, con el fin de templar unos ánimos que podrían dispararse de convertirse esta suposición en realidad.

Pero no soñemos porque entre otras cosas los globos sonda de las últimas semanas apuntaban más bien en sentido contrario -hacia la retirada del QE3-. De momento habrá que esperar al informe de empleo de este Viernes, atender a la próxima reunión de la FED que tendrá lugar el próximo 18 y 19 de Junio y capear con paciencia una mayor volatilidad y correlación positiva entre activos arriesgados y defensivos, lo cual se puede contrarrestar mediante el aumento de peso de una gestión dinámica o flexible dentro de las carteras de inversión para perfeccionar el grado de descorrelación existente en las mismas.

Pablo del Barrio
Agente de Inversis Banco
www.pablodelbarrioquintana.es