Algunos economistas como Larry Summers lo llaman “estancamiento secular”, mientras otros se refieren a ella como “japoneización”. Pero todos están de acuerdo en que, después de muchos años de crecimiento inadecuado en las economías avanzadas, han surgido importantes riesgos a más largo plazo, no sólo para el bienestar de los ciudadanos de estos países, sino también para la salud y la estabilidad de la economía global.

Entre ellos figura el afamado inversor de Wall Street, Mohamed El-Erian. El estadounidense de origen turco señala, en un artículo denominado “Wallets Wide Shut” en ProjectSyndicate.com, que para superar los riesgos de un crecimiento inadecuado sería necesario una mayor inversión por parte de las empresas: “Muchas medianas y grandes empresas se han recuperado de una forma impresionante desde el enorme impacto de la crisis financiera allá por 2008 y de la posterior recesión. Por ello, ahora tienen los medios para invertir en nuevas fábricas, equipos y personal”.

De hecho, destaca este experto que la rentabilidad de las empresas está en o cerca de niveles récords: “Las tenencias de efectivo en el sector empresarial estadounidense, que se ha acumulado trimestre a trimestre, ha alcanzado máximos históricos, beneficiado sobre todo por unos tipos de interés en niveles cerca de 0. Además, dado que las empresas han mejorado significativamente su eficiencia operativa y han alargado los vencimientos de deuda, necesitan ahora ser mucho menos precavidas”.

Se puede decir entonces que el sector empresarial de las economías avanzadas es, en estos momentos, tan fuerte como no lo había sido en muchos años. Cierto es que las compañías no financieras han logrado una mezcla de resistencia y agilidad que contrasta fuertemente con las condiciones vigentes de muchos hogares y de muchos Estados que todavía tienen que hacer frente a un legado de excesivo apalancamiento. Algo que, según El-Erian, las empresas podrían ayudar a paliar: “En lugar de desplegar su abundante efectivo en nuevas inversiones para ampliar la capacidad y explotar nuevos mercados, algo a lo que han sido muy reticentes dada la crisis financiera global, hasta ahora muchas empresas han preferido devolverlo este cash a sus accionistas”.

Los números no engañan. Sólo el año pasado, las empresas estadounidenses han destinado más de 600.000 millones de dólares a la recompra de acciones, una cifra récord. Por otra parte, muchas empresas han aumentado sus pagos de dividendos trimestrales a sus inversores, una actividad que ha continuado en los dos primeros meses de 2014.

Y mientras los accionistas se han beneficiado claramente de la falta de voluntad de las empresas para invertir, la mayor parte del efectivo ha circulado sólo en el sector financiero, según el hasta ahora consejero delegado de PIMCO (dejará su cargo a mediados de marzo). “Poco se han beneficiado directamente las economías que luchan por aumentar sus tasas de crecimiento, por crear empleo, por evitar una generación perdida de trabajadores y hacer frente a la desigualdad de ingresos en exceso”, añade el economista.

Por todo esto, dice Mohamed El-Erian que “si las economías avanzadas quieren prosperar es necesario (aunque no suficiente) que la disposición del sector empresarial a invertir vaya en consonancia con su considerable cartera”.

¿QUÉ HACEN AHORA LOS MERCADOS?

Miramos a los índices europeos. El Ibex 35 cae un 2,06%, hasta los 9.904,70 puntos. Por valores son Jazztel (-5,14%) y ArcelorMittal (-3,92%) los que más caen, mientras que no encontramos ningún valor en positivo en estos momentos.

Fuera de nuestras fronteras, todos los demás índices europeos cotizan con saldo negativo: Cac 40: -2,28% (4.307,70 puntos); Dax 30: -2,65% (9.434,68 enteros); Ftse 100: -1,52% (6.706,20 puntos); y EuroStoxx 50: -2,42% (3.072,89 enteros). Y es que, el recrudecimiento de la situación en Ucrania está pesando en los mercados desde primera hora. Unos mercados que, a media sesión, no logran recuperarse.

María Díaz