Han pasado tres años desde el estallido de la crisis del euro, y solamente un optimista empedernido diría que la peor parte ha terminado de manera definitiva. Algunos, al señalar que la recesión de la Zona Euro ha terminado, llegan a la conclusión de que la “austeridad” como medicina ha funcionado. No obstante, Joseph Stiglitz, Nobel de Economía, propone que tratemos de decirles esto a “los de los países que aún se encuentran atravesando por una depresión, con un PIB per cápita que continúa por debajo de los niveles previos al año 2008, tasas de desempleo por encima del 20%, y un desempleo juvenil superior al 50%”. Es decir, a España.

Sugiere el profesor de Economía de la Universidad de Columbia de Nueva York que “al ritmo actual de 'recuperación' no se puede esperar ningún tipo de retorno a la normalidad hasta bien entrada la próxima década”. Se sustenta este experto en un reciente estudio realizado por economistas de la Reserva Federal (Fed) que ha llegado a la conclusión de que el alto y prolongado desempleo en los Estados Unidos tendrá serios efectos adversos en el crecimiento del PIB durante los próximos años: “Si esto es cierto con relación a Estados Unidos, donde el desempleo se encuentra en un nivel que es 40% menor al de Europa, las perspectivas de crecimiento en Europa se muestran realmente sombrías”.

Lo que necesita entonces el Viejo Continente para salvarse es una reforma fundamental en su estructura y en ella se centra Joseph Stiglitz, argumentando cinco cambios claves que deberían efectuarse para salvar el euro:

- Una unión bancaria real: con una supervisión común, un seguro de depósitos común y un mecanismo de toma de decisiones común. Sin todo esto, el dinero seguirá fluyendo desde los países más débiles hacia los más fuertes.

- Algún tipo de mutualización de la deuda, como por ejemplo los eurobonos: al tener un ratio deuda/PIB europeo menor al de Estados Unidos, la Zona Euro podría tomar la decisión de tener tipos de interés negativos. Un precio del dinero más bajo podrían liberar capital para estimular la economía, rompiendo el círculo vicioso en el que se encuentran los países afectados por la crisis, mediante el cual la austeridad aumenta la carga de la deuda, haciendo que la deuda sea menos sostenible, ya que el PIB se contrae.

- Políticas industriales que permitan que los países rezagados se pongan al mismo nivel que los otros: esto implica revisar las estructuras actuales, que prohíben tales políticas por considerarlas como intervenciones inaceptables en los mercados libres.

- Un banco central que se centre no solamente en la inflación, sino que también fije su atención en el crecimiento, el empleo y la estabilidad financiera.

- Sustitución de las políticas de austeridad, que van en contra del crecimiento, con políticas que lo favorezcan y que se centren en llevar a cabo inversiones en personas, tecnología e infraestructura.

Asegura el economista que si la Zona Euro adopta este programa, “no debería haber la necesidad de que Alemania pague ninguna factura. Sin embargo, bajo las políticas perversas que Europa ha adoptado, se han implementado una serie de reestructuraciones de deuda, una tras otra (...) Si Alemania y otros países del norte de Europa continúan insistiendo en la consecución de sus políticas actuales, ellos, junto con sus vecinos del sur, van a terminar pagando un precio muy alto”.

Finaliza Joseph Stiglitz diciendo que “se suponía que el euro iba a traer crecimiento, prosperidad y un sentido de unidad a Europa. En cambio, trajo estancamiento, inestabilidad y una tendencia hacia la división”, pero insiste en que esto no tiene porqué ser así. “El euro puede salvarse, pero se necesitará más que refinados discursos afirmando que existe un compromiso con Europa. Si Alemania y otros países no están dispuestos a hacer lo que sea necesario, es decir, si no existe la suficiente solidaridad para lograr que las políticas funcionen, puede que se tenga que abandonar al euro en aras de salvar el proyecto europeo”, afirma el experto norteamericano.

Pero más allá de la “salud” del Viejo Continente, hoy nos fijamos en unas nuevas previsiones para 2014 que llegan de la mano de David Levy, analista de Diverinvest EAFI. Levy sostiene que en el próximo ejercicio la expansión global continuará: “Es el año de la transición de unos mercados empujados por la liquidez hacia otros que deben reflejar el crecimiento económico mundial. El consenso de los analistas es que el PIB mundial crezca al 3,5% y de forma más homogénea que en el pasado”.

Dice el experto de Diverinvest: “esperamos que los beneficios de las empresas suban, los tipos sigan bajos, los spreads de crédito se reduzcan y los flujos sigan saliendo de renta fija para ir hacia la renta variable. Será un año de transición, una 'montaña rusa' para los mercados”.

No duda David Levy de que los bancos centrales vayan a seguir muy activos: “Mantendrán sus políticas monetarias expansivas, pero será un año de políticas monetarias creíbles. Los problemas tienen solución, bien sea monetaria o política”. En este sentido, señala que “el mundo ha cambiado y ya no hay refugio seguro. Los inversores estamos casi obligados a incrementar el riesgo en nuestras carteras. Seguimos sin alternativas claras a la renta variable. Las acciones están baratas respecto a los bonos”.

Asimismo, no quiere este analista hacer su repaso por 2014 sin fijarse en los riesgos que entraña el próximo ejercicio: “Alto apalancamiento mundial (Estados Unidos en especial); la compleja misión de la señora Yellen, que las Abenomics en Japón no funcionen, y los riesgos asociados a algún país periférico despistado como Portugal, Italia o España”.

¿QUÉ HACEN AHORA LOS MERCADOS?

Miramos a los índices europeos. El Ibex 35 cae un 0,34%, hasta los 9.327,10 puntos. Por valores, son BME (+0,92%) y Enagás (+0,87%) los que más suben, mientras que las mayores pérdidas las encontramos en Sacyr (-1,72%) y Banco Popular (-1,51%).

Fuera de nuestras fronteras, los índices europeos cotizan con saldo negativo: Cac 40: -0,16% (4.080,85 puntos); Dax 30: -0,62% (9.020,73 enteros); Ftse 100: -0,87% (6.451,02 puntos); y EuroStoxx 50: -0,39% (2.935,72 enteros).

María Díaz