Pero los operadores no termina de fiarse, porque la situación de fondo sigue siendo la misma que hizo quedar pegados de nuevo a esa media.
Se está hablando mucho en los últimos días de la encuesta de sentimiento de la Asociación americana de Inversores Individuales, AAII, que está realmente en un extremo de sentimiento negativo, lo cual por ley de sentimiento contrario no es bueno. Pero cuidado, normalmente en los extremos está encuesta suele coincidir con la de Investors Intelligence.
Bien es cierto que el colectivo al que se dirige esta última, es diferente. Se hace entre gestores profesionales de cartera. Es decir suelen ser algo a medio camino entre los particulares y las manos fuertes, que no están en ninguna de las dos encuestas.
Ya la realidad es que estos gestores no están para nada en extremo negativo, más bien todo lo contrario, están hasta demasiado alcistas.
Todo esto se explica muy bien y en profundidad en este artículo en inglés:
Making Sense Of Recent Market Sentiment Polls And Data
Les voy a seleccionar del artículo dos gráficos con los que creo es suficiente para entender esta divergencia:
Vean primero la posición alcista en Investors Intelligence:
Como ven lejísimo de estar anunciando extremos negativos que son los buenos. Las dos zonas en gris, son los mercados bajistas, que se dieron cuando el número de alcistas era muchísimo menor.
El segundo es el de la AAII
Como ven aquí hay mucho menos optimismo, pero insisto en que al no coincidir con los otros hay que andarse con ojo.
Mientras se siguen produciendo fenómenos que me dejan inquieto.
Uno de ellos lo pueden ver en este artículo.
Vean este gráfico donde está la clave de todo:
Cuando en el mercado se dan a la vez muchos máximos y mínimos de 52 semanas no es una buena señal, es una señal de confusión, la señal famosa de Hindenburg Ome se basa en esto, aunque lo complica más.
Está volviendo a pasar este fenómeno, y vean en el gráfico desde 1995, que excepto en una ocasión, la primera de todas en los años 90, cuando pasan estas cosas, siempre han sido precursoras de malos desempeños del S&P 500 a continuación. Un indicador para tener muy en cuenta y para andarse con bastante prudencia en Wall Street.
Como decía la señal de Hindenburg Ome se basa en esto y de hecho está activada una señal mayor. Si le colocamos todos los filtros posibles, estaría dando una señal máxima de este indicador que a menudo precede las vueltas mayores de mercado. Lo pueden ver en este gráfico de Zero hedge.
La señal mayor de Hindenburg cumpliendo todos los filtros que se indica ahí, solo ha aparecido dos veces antes desde los años 90, una un poco antes de que se pinchara la burbuja.com, y la otra justo antes de que se iniciara la gran caída del 2008. Ahora aparece por tercera vez ¿será esta vez diferente o volverá a pasar lo mismo? El tiempo lo dirá.
No debemos olvidar además las fechas en que nos encontramos. La temporada de resultados casi ha terminado, hay muchos operadores de vacaciones, el volumen está bajando mucho, y el mercado se va a comportar diferente durante unos días, salvo que aparezcan noticias importantes.
Este tipo de mercados son más difíciles de controlar, aunque nuestra mente nos diga que no.
Puede que todo se deba al fenómeno de la ilusión de control.
La ilusión de control es una tendencia humana a creer que tenemos cualquier situación, que en realidad es muy compleja y a veces hasta depende del azar, como la inversión en bolsa o como el control de una economía totalmente controlada, cuando obviamente no es así.
Ladouceur en su libro editado en 1993 "Aspectos fundamentales y clínicos de la psicología de los juegos de azar y de dinero. Psicología conductual". Vol. 1 cita el trabajo de Ellen Langer de 1975, donde afirma que los jugadores desarrollan una percepción de control ilusorio en lo que se refiere a juegos de azar. El individuo en situación de juego recurriría a sus habilidades y desarrollaría unas nuevas estrategias para vencer al azar, con lo cual tiende de forma sistemática a sobrevalorar sus posibilidades subjetivas de ganar. La gente no es capaz de tener en cuenta la dificultad real de ese control. Está claro que esto es algo que necesitamos para sobrevivir, imaginen si no fuera por ese optimismo innato que nos hace afrontar los problemas de la vida, sería terrible, viviríamos asustados y en eterna depresión. Lo malo es que este fenómeno de la ilusión de control, que tan beneficioso es en otros aspectos de la vida, es letal para el operador en bolsa y a veces para los banqueros centrales.
Hace un par de años un informe del banco germano Dresdner Kleinwort Wasserstein leía cómo Langer demostró la existencia de esta ilusión de control.
En una muestra muy amplia de población, a determinadas personas se les asignó un número de la lotería al azar y a otras se les dejó escoger el número que quisieran. Los resultados fueron sorprendentes, aquellos que escogían el número apostaban una media de 9 dólares por billete, los que se tenían que conformar con un número al azar apostaban una media de 2 dólares. Es decir, los jugadores que escogían los números sufrían de pleno la ilusión de control y esto les hacía apostar 4,5 veces más que los que no, cuando obviamente el hecho de escoger el billete no tenía ninguna influencia sobre el azar puro que determinaría el número premiado.
En bolsa personalmente he hecho mis propias experiencias, comprobando otras más serias que aparecen publicadas, no de forma rigurosa, pero sí suficiente para mí y he visto que de media los inversores que seleccionan ellos mismos los valores en que va a invertir tiende a jugarse mucho más dinero que si lo hace en un fondo, cuando está demostrado que, aunque no siempre, tiene más posibilidades de ganar vía el fondo.
El mercado tiende a bajar la volatilidad cuando el mercado sube, por la ilusión de control, tiende a pensar que es imposible que pase algo siempre.
Además, según los psicólogos y en especial Ladoucer, la ilusión de control tiene el grave peligro siguiente:
La asunción de riesgo monetario aumenta conforme participa en el juego. El contacto con el juego le hace aumentar sus apuestas, tener una mayor ilusión de control. Aplicado a aquellos inversores que sufren una cierta ludopatía en el mercado de valores, este efecto es devastador, yo lo he visto en muchas salas de bolsa y es totalmente así.