La Fed está contemplando la posibilidad de acelerar el ciclo de normalización de la política monetaria este año. Anteriormente, el endurecimiento de la política monetaria en EEUU ha causado volatilidad en los mercados emergentes, especialmente cuando los cambios no estaban previstos. Las crisis pasadas han demostrado que, cuando una economía emergente recibe un golpe, siempre hay riesgo de contagio a otros emergentes. Por tanto, hay buenas razones para vigilar de cerca las vulnerabilidades de los mercados emergentes.

Hace dos años hicimos un análisis de las vulnerabilidades de los principales mercados emergentes y llegamos a la conclusión de que China, Argentina, Sudáfrica y Turquía parecían débiles frente a una crisis. Actualmente, hemos visto a dos de estos países entrar en aguas turbulentas. En Argentina, la caída brusca del peso ha puesto a prueba la confianza de los inversores. El banco central respondió con un aumento drástico de los tipos de interés y el gobierno pidió ayuda financiera al FMI. La parte positiva es que Argentina no ha caído completamente en desgracia y muchos inversores son conscientes de que el camino hacia convertirse en un país “más normal” no es fácil, especialmente cuando el entorno global es desafiante. En Turquía, la depreciación de la lira aumentó, con una crisis de confianza impulsada por unos datos y previsiones de inflación más elevados, un profundo déficit por cuenta corriente y políticas inadecuadas por parte de las autoridades monetarias y fiscales.

Si repitiéramos el mismo análisis, veríamos que Turquía y Argentina son los más vulnerables por su posición financiera externa. Turquía ha empeorado significativamente, tras un aumento de la deuda externa junto con un deterioro de la cuenta corriente. Argentina también ha empeorado, principalmente por la caída en la cuenta corriente. Mientras, la posición financiera externa de Sudáfrica ha mejorado ligeramente gracias a la reducción del déficit por cuenta corriente. China se incluyó entre los mercados emergentes vulnerables por otra razón: el boom del crédito en el sector no financiero desde la crisis global. Actualmente, los niveles de crédito respecto al PIB son más altos, aunque el aumento del crédito parece haber disminuido en los últimos trimestres.

Debemos poner los últimos acontecimientos en perspectiva. Muchos mercados emergentes han mejorado su contexto macroeconómico y debemos recordar que el universo emergente es muy diverso. Las previsiones son favorables para los emergentes de Asia y Europa, pero desafiante en Latinoamérica, Oriente Próximo y África Subsahariana. Se espera un ligero repunte en las exportaciones de materias primas después de tres años débiles, pero la perspectiva a medio plazo para los exportadores de materias primas es en general moderada. Los factores específicos de cada país parecen estar dirigiendo los acontecimientos recientes. Para Argentina y Turquía, la financiación externa seguirá siendo preocupante. La perspectiva para Sudáfrica, apoyada por el repunte de las materias primas, dependerá de que el nuevo presidente pueda impulsar la confianza e implementar reformas estructurales. En China, la clave es el riesgo de un desapalancamiento agresivo y su impacto en las perspectivas de crecimiento. Además, encontramos riesgos en las elecciones en México y Brasil. Para terminar, los rendimientos más elevados en EEUU y un dólar más fuerte son un reto para los mercados emergentes en general, pero principalmente exponen vulnerabilidades económicas que ya estaban ahí.