Las burbujas se retroalimentan de codicia y no hay ninguna autoridad monetaria ni política, que sea capaz de hacer algo para evitarlo. Un mercado desbocado, puede entrar en una fase exagerada de codicia sin que ninguna de las advertencias más sinceras sirva para evitarlo. La falta de conocimiento del mercado, impide darse cuenta que un valor sube de manera nominal y baja de manera logarítmica y la suma de nuevos máximos, convierte inteligencia en la suma de arrogancia y de ceguera
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El mercado es mercado, y precisamente por ser tal mercado, los factores que aceleran oferta y demanda se imponen hasta un punto de inflexión. Esta semana Janet Yellen anticipaba la subida de tipos de interés y la complacencia apoderada del mercado, hizo caso omiso al final de la orgía monetaria, que ha venido liderando un mercado americano que ha convertido los índices bursátiles, en el casino más grande de toda su historia. En Blackbird estamos totalmente asombrados por el conjunto de burbujas que estamos observando y viviendo, pero en esta ocasión, la burbuja generada en la bolsa americana; ¡es la madre de todas las burbujas! Tal vez algunos puedan pensar que pecamos de pesimismo y que somos agoreros. Pero está claro que la burbuja que tratamos de anticipar en el MAB, es la menor de todas las burbujas. Hoy tenemos burbujas en los mercados de renta fija y en los mercados de renta variable. La impresión monetaria de la FED, que ha originado compras masivas de bonos, ha degenerado en la justificación de los elevados ratios PER, en el spread entre el yield de los Treasury y la rentabilidad por dividendo. Es cierto que entornos deflacionistas permiten dar más valor a una bolsa más cara, puesto que la baja rentabilidad de los bonos, permite menos exigencia a la rentabilidad por dividendo y esta es la excusa base de toda esta aberración.
Nuestros estudios sugieren que el crecimiento en el BPA (beneficio por acción) de las compañías americanas no es sostenible, puesto que se basa en algunos factores que deberían tenerse en cuenta. Por un lado, la manipulación del efecto riqueza por parte de la reserva federal ha impulsado el consumo americano, lo que ha provocado un incremento en la demanda de los activos de consumo, que ha reactivado el mercado laboral. Por otro lado, la manipulación de los mercados de renta fija y de manera indirecta de la renta variable (por el ajuste en la prima de riesgo), ha alterado el efecto riqueza de los ahorradores, que bajo el amparo de un elevado patrimonio, han disminuido su aversión al riesgo entrando en una vorágine compradora que ha impulsado el precio de las acciones a los niveles más altos jamás cotizados, secundados por el nivel más elevado de compras apalancadas, que jamás ha conocido la bolsa. En 2.007 las compras apalancadas sobre los activos de equity americano, rozaban los 375 billones de USD, marcando un nuevo máximo, que desencadenó una ejecución malva de créditos, en el momento que se desató el pánico producido por la quiebra de Lehman Brothers. Hoy, las compras apalancadas se cifran en 485 billones de USD, nivel máximo en toda la historia y que es la siembra de un riesgo que podría aniquilar el precio de las acciones americanas, en el momento que un detonante origine un pánico que permita ejecutar el margin call, de manera masiva y que se traduzca en un crash, que según nuestros cálculos, podría llegar a ser del 40%.
Esta semana las acciones americanas han marcado técnicamente un nuevo techo, pero la consolidación de las últimas jornadas, junto con el bajo volumen estival, podría dar paso a una corrección menor, antesala de algo más violento, que como decía, tiene un enorme riesgo de convertirse en la madre de todos los crashes.
Ante este escenario, desde Blackbird seguimos recomendando extremar la cautela, aplicando y planteando estrategias selectivas bajistas, como las redes sociales americanas, que hemos aplicado con bastante éxito, tras la recomendación de entre otras; Twitter, Amazon y Linkedin, en la sección del valor del día en Estrategias de Inversión y con una estrategia de volatilidad, aplicada en las acciones biotecnológicas y del Nasdaq en general. La excesiva relajación del VIX, nos permite entender que la complacencia es máxima y que por lo tanto, ¡el peligro es evidente! Tal vez Yellen no haya originado el pánico, pero está claro que cada vez estamos más cerca del fin de los esteroides bursátiles y en el momento que finalice el Tapering, dejaremos de tener los estímulos, que han desatado un nivel de compras apalancadas, que estoy más que convencida de que acarrearán severas consecuencias en las bolsas de valores americanas.
Gisela Turazzini
Blackbird CEO