La banca española ha tenido los pies de barro por la mala praxis en sus actuaciones desde hace mucho tiempo y que ahora van saliendo a flote a pesar del oscurantismo con que son tratados estos y otros temas por todos los organismos públicos responsables, siendo los únicos beneficiados de esta situación los que manejan el capital y los intereses de los mismos.

Están apareciendo a menudo porcentajes generales y particulares de morosidad en la banca española. En el último mes, en el último trimestre etc., el ultimo porcentaje nos indica que la morosidad en la banca española está en el 12,40%
, esto es una barbaridad insoportable en sus estados financieros actuales pero sin embargo,  no es lo más llamativo. Tenemos que constatar además que no es este el porcentaje real de morosidad por la existencia de una morosidad oculta debajo de sus mullidas alfombras sin contabilizar en sus estados financieros.

Hay dos hechos significativos con respecto a la morosidad: el primero que viene bajando paulatinamente en los últimos meses, anteriormente subía, y el segundo hecho es que esta morosidad no es real puesto que a la morosidad oculta deben de sumarse más de seis puntos más si tenemos en cuenta las refinanciaciones encubiertas que la banca practica en su mala praxis operativa y que vamos a explicar, convirtiendo morosos en operaciones “vivas“.

Los peritos que han realizado sendos informes sobre el estado de las cuentas de Bankia en su salida a bolsa, y que seguramente constará más de 3.000 millones de euros a todos, indican la forma de operar con los morosos de la matriz de Bankia ( BFA), poniéndose las manos a la cabeza por el conocimiento de esta operativa irregular y yo me pregunto:
¿Nadie conocía esta operativa? ¿Qué revisaba la inspección del BdE? La operativa es como sigue y además HA SIDO Y ES PRACTICADA POR TODAS LAS ENTIDADES FINANCIERAS. Cuando un crédito entra en mora – quiere decir que acumula tres amortizaciones impagadas de su préstamo (COMO NORMA GENERAL, HAY OTRAS QUE TAMBIEN OBLIGAN A CONTABILIZAR EN MORA )- si es de un pequeño importe (de un particular o pyme) se contabiliza en mora, se provisiona y se actúa contra el titular . Las cosas cambian cuando es una gran empresa o un ppto. de importe elevado- ¿Qué se hace entonces? Se refinancia a nuevos plazos con carencia e incluyendo los gastos de esta refinanciación, ello comporta que el préstamo pasa de moroso a activoy además se contabiliza la comisión de apertura en la cuenta de beneficios, todos ganan. Imagínense en los tiempos posteriores a la explosión de la burbuja inmobiliaria, esta praxis era el pan nuestro de cada día. Además las tasaciones no se actualizaban con lo que el valor del inmuebles o de las garantías no eran el valor del mercado, ¿De qué se sorprenden? Si esta situación la conocía hasta el cajero de cualquier sucursal ,no era necesario ser inspector de BdE para conocer la situación y, como los datos de sus balances no reflejaban la realidad, ¿connivencia o necesidad de tapar la realidad de la situación? Quien tenía la responsabilidad más directa era la auditoria de la propia entidad además de la auditora externa del mismo , que está claro que obedece a quien le pagaba, por los fiascos aparecidos con posterioridad..

Estas cuestiones de morosidad tenían su previsión trimestral y el banco sabía, por la situación mensual, qué pptos. estaban atrasados en su pagos y cuáles previsiblemente entrarían en mora cada mes. De ahí que con antelación se repartieran las indicaciones necesarias para renovar aquellos créditos que significaban un aumento del porcentaje que no era aconsejable y además se alejaba de la previsión establecida. Así contabilizarán en mora aquellas operaciones que los beneficios trimestrales de entidad pudiera absorber, esa era la practica habitual y en la actualidad después de pasado el tiempo sigue practicándose en menor medida porque la situación se puede absorber mejor y está en trámite de resolverse, no así las valoraciones actualizadas de sus inmuebles .

Hay otras cuestiones que poco a poco también saldrán a la luz pública , como el aumento del pasivo al formalizar un préstamo a un cliente de la entidad financiera,  concediéndole más importe del solicitado y destinando la diferencia a una operación de pasivo que era pignorada esta en garantía de la operación.

Rafael Montava Molina
Consultor Financiero Empresarial
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