Este plan alemán no es ideal tampoco. Su idea es una aportación estatal mensual de 10 euros desde los 6 a los 18 años, y que eso vaya capitalizando, estando invertido. Y ahí se queda dando rentabilidad hasta que te jubilas. Como idea no es mala. A ver, números.
Son 12 años, a 10 euros al mes. Y, ¿qué pasa si es invertido en el índice más grande del mundo con la rentabilidad promedio de los últimos 90 años? Pues veamos.
Aunque tus aportaciones han sido de 1.440 €, al terminar esos 12 años, ya tendrías 2.931,08 €. Pero cuidado, tienes 18 años. Ya no aportas más, pero te quedan más de 40 años de vida laboral. Vamos a suponer que te jubilas con 66 años (que ya será más, pero bueno). Pues hagamos el cálculo… Llegas a los 66 años con 488.691,22 €. Impresionante. Medio kilo.
Fuente: Carlos Arenas Laorga. Las líneas azules, que son las aportaciones acumuladas, apenas se ven.
Bueno, la inflación también habrá corrido, claro. En efecto. Tienes toda la razón. Si descontamos la inflación y vemos el poder adquisitivo real de esas unidades monetarias, la cifra ya no es tan espectacular. Pero sigue estando más que bien. Tendrías 71.353,91 €.
Aquí dos reflexiones. Una, es una pasada. Dos, queda claro el pernicioso y devastador efecto de la inflación. Pertinaz siempre va con sequía, y galopante con inflación. Pero cabe también que la inflación sea pertinaz.
Pues Alemania, para sorpresa de muchos, ha decidido plantar la semilla. Pero se ha quedado corta. A la vista de los datos está que el problema de las pensiones puede solucionarse con capitalización. Con educación. Y, sobre todo, con tiempo.
El modelo actual de pensiones en España funciona como una cadena de favores intergeneracional. Nada de sistema solidario. Los trabajadores de hoy pagan las pensiones de los jubilados de hoy, con la promesa de que alguien hará lo mismo por ellos en el futuro. Una promesa que nadie garantiza. Pero, como bien nos recuerda la pirámide demográfica, cada vez hay menos jóvenes sosteniendo a más mayores. La consecuencia inapelable es un sistema inviable, sostenido a base de impuestos, deuda y fe.
En Alemania han decidido hacer algo distinto. Y lo más interesante no son los resultados, que ya son fabulosos, sino el mensaje. Hay que empezar a invertir pronto y dejar que el interés compuesto y el tiempo haga lo demás.
Ahora bien, si esto funciona con 12 años de inversión sistemática, imagina lo que podría lograrse si invirtiéramos no solo durante la infancia, sino durante toda la vida. Proponemos aquí una solución aún más transformadora: un plan vitalicio de inversión desde los 0 hasta los 60 años. Y digo hasta los 60, porque te podrás jubilar sin problema…
Supuestos del modelo
- Aportación mensual constante: 30 € desde los 0 hasta los 60 años.
- Inversión en un fondo global diversificado (MSCI World o S&P 500).
- Rentabilidad anualizada (11,24%) neta de inflación: 7,42% (según los últimos 90 años, con guerras mundiales de por medio y todas las crisis imaginables).
- Aportaciones totales: 21.590 €… ¡en toda la vida!
- Capital acumulado a los 60 años: 2.021.484,68 € o 364.638,77 € de poder adquisitivo reales.
- Si la aportación sube a 50 € al mes, las aportaciones acumuladas serían de 35.970 € y el capital real llegaría los 3.368.782,07 € o 607.609,39 € de capacidad adquisitiva.
- Y si se mantiene invertido hasta los 70 años, ni te pongo las cifras… Bueno, sí. Las aportaciones acumuladas serían de 60.000 € y el patrimonio final quedaría en 9.787.335,56 € o 1.139.333,64 € de capacidad adquisitiva.
Fuente: Carlos Arenas Laorga. Con el supuesto original de 30 € mensuales, acabarías viendo en tu cuenta más de 2 millones de euros.
Piénsalo un segundo. 30 € al mes. Más de 2 millones de euros. Pero es que no solo es dinero, es jubilarte como Dios manda, es educación, es cultura, es libertad. Y si quieres aportar más, pues adelante.
Enseñar a un niño a invertir no es convertirlo en un pequeño especulador, sino en alguien que entiende cómo funciona el mundo; que valora el coste de oportunidad; que piensa en el futuro y a largo plazo; que vive virtudes como la sobriedad, la paciencia, el esfuerzo, y tantas otras. Obviamente, cada cosa a su edad. Igual no tiene que saber que tiene esa cuenta hasta los 12 años.
El plan alemán acierta al sembrar esa semilla. Pero falla al quedarse corto. Solo 12 años de aportaciones. Solo 10 € al mes. Solo capital público. Necesitamos más. Proponemos 60 años y 30 € de capital privado. Para eso:
- Aportaciones familiares: de padres y/o abuelos.
- Sistemas automáticos de aportación: como un roboadvisor infantil.
- Cuentas fiscalmente incentivadas (estas cuentas no tributan al finalizar el periodo si han estado más de 50 años invertidas o se anticipa su rescate por causas objetivas).
- Educación financiera real en el colegio: la única asignatura que te puede hacer libre.
Y, por supuesto, una parte subsidiaria del estado para rentas especialmente bajas. Recuerda que las pensiones no contributivas representan aproximadamente el 1,6 % del gasto total en pensiones en España. Es decir, que estamos hablando de un gasto ínfimo (comparado con el actual, claro). Parte o la totalidad de estos 30 € podrían ser públicos para quien lo necesitase.
España sigue enredada en ideologías paternalistas. Hay que desecharlas y pensar en las mejores soluciones con independencia del color. No vale exprimir al trabajador y no ofrecer una alternativa viable.
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