Las preocupaciones de los inversores están justificadas, pero no son nuevas. En los últimos días, las advertencias de figuras relevantes como Michael Burry —conocido por anticipar la crisis de 2008 y recientemente posicionado a la baja en tecnológicas como Palantir o Nvidia— y los directivos de Goldman Sachs y Capital Group, que prevén correcciones del 10-15% en Wall Street, han reavivado el temor a una corrección.
El S&P 500 cotiza a unas 23 veces beneficios, uno de los niveles más exigentes de la historia. Indicadores como el “ratio Buffett” o el precio sobre ventas y valor contable también se encuentran en máximos, lo que refleja unas valoraciones muy ajustadas y un riesgo evidente de retroceso. A esto se suma la elevada concentración del mercado: las siete grandes tecnológicas representan ya el 35% del índice, y Nvidia por sí sola equivale al 8%, con una capitalización superior a la de España, Italia, Países Bajos y Emiratos Árabes Unidos juntos.
Pese a este contexto, los resultados empresariales del tercer trimestre están siendo excepcionalmente sólidos. Los beneficios crecen un 11% frente al 7% previsto y, en el caso de las “Magníficas 7”, el aumento alcanza el 27%. El 81% de las compañías del S&P 500 ha superado las expectativas, lo que demuestra la resiliencia de la economía estadounidense, el dinamismo del consumo y la fortaleza del mercado laboral. Estos datos, junto con el impulso de la inteligencia artificial, la estacionalidad favorable de noviembre y diciembre —históricamente los mejores meses del año para el índice con una media del 3,3%— y la perspectiva de recortes de tipos por parte de los bancos centrales, sustentan un tono optimista a corto plazo.
El fin del “quantitative tightening” y la vuelta a políticas expansivas añadirán liquidez a los mercados, lo que podría impulsar tanto a los activos financieros como a materias primas y oro. Aunque Jerome Powell ha pospuesto confirmar un recorte en diciembre, las presiones políticas podrían forzar esa decisión. A medio plazo, el riesgo es que un exceso de estímulo reactive la inflación y obligue a la Reserva Federal a revertir el rumbo en 2026, repitiendo un escenario similar al del estallido de la burbuja tecnológica en 2000.
En cuanto a oportunidades de inversión, se destacan tres valores: Puig beneficiada por el repunte del sector lujo y el crecimiento de su división de maquillaje; Inditex, que tras fuertes inversiones mejora márgenes y flujo de caja, y se verá favorecida por la bajada de tipos y la recuperación del consumo; y la petrolera Repsol, que mantiene buenos resultados pese a la caída del crudo, apoya su estrategia en altos dividendos y transición energética, y puede verse impulsada por un dólar débil y tensiones geopolíticas. En conjunto, el escenario combina riesgos por valoración y concentración, pero el autor mantiene una visión constructiva apoyada en resultados, liquidez y estacionalidad.