Aunque existen aún grandes preocupaciones en torno a los países emergentes, el gestor de la cartera de Mercados Emergentes de Fidelity, Steve Ellis, cree que la severa corrección que sufrieron en 2013 ha abierto nichos interesantes para invertir en deuda de estos países.

Ellis señala que el índice de confianza de los gerentes de compras (PMI) de los mercados emergentes apunta a una expansión moderada: “Este dato se usa como un indicador del crecimiento y una señal del impulso al crecimiento así que, en teoría, estamos ante buenas noticias”. Sin embargo, los PMI de los mercados desarrollados son más altos, por lo que probablemente el capital tenderá a fluir de los emergentes a los desarrollados en busca de rentabilidades más elevadas.

Por otro lado, los PMI de los mercados emergentes están relacionados con el mercado de divisas, y muestran además una correlación inversa al diferencial entre los bonos de Estados Unidos y las divisas fuertes. Por tanto, dice el experto de Fidelity: “los PMI mediocres en los emergentes no son buena señal para invertir en deuda de estos mercados. Los elementos que componen el PMI no parecen inclinarse a un repunte en los próximos meses. De hecho, los ratios muestran que la caída de los pedidos de las empresas están haciendo disminuir sus inventarios”.

El débil crecimiento de los emergentes, sin embargo, no debe sorprende a nadie. Al respecto, apunta Steve Ellis que disfrutaron de un ciclo muy fuerte en los años siguientes a la crisis financiera y ahora se recuperan de la resaca de crédito.

Los bajísimos tipos de interés de los mercados desarrollados lanzaron una enorme liquidez sobre los emergentes. Como ejemplo, el crecimiento del crédito creció a ritmos aproximados al 30% en Sudáfrica, Turquía, Brasil e Indonesia. “Durante este periodo, las importaciones crecieron aceleradamente en los emergentes mientras su balanza de pagos se deterioraba. Muchos bancos centrales de estos países están ahora subiendo los tipos de interés reales para normalizar la política y mejorar la balanza”, mantiene el gestor de emergentes de la firma de inversión.

Sin embargo, hay un rayo de esperanza. Los emergentes están en un proceso de reequilibrio y las exportaciones a los mercados desarrollados empiezan a repuntar modestamente, tras un periodo largo de declive. “Así que, aunque los PMI de los emergentes sean mediocres frente a las economías desarrolladas, asistimos a un tímido proceso hacia el equilibrio que afianzará el crecimiento estructural a largo plazo”, subraya Steve Ellis.

Muchos de los retos y malas noticias ya están descontados por los mercados. De hecho, la deuda emergente sufrió un castigo tan grande en 2013 que ya existen oportunidades interesantes. Desde Fidelity señalan que “dejando de lado un fuerte aumento de los riesgos geopolíticos, el clima para invertir en los emergentes puede empezar a mejorar a partir de ahora”.

María Díaz