Estudiantes de algunas de las universidades más prestigiosas del mundo, cómo son Harvard o el MIT, están dejando sus estudios para dedicarse a tiempo completo a la IA, ya que consideran que esta se va a volver tan eficiente que poco tienen que enseñarles en una escuela de negocios y es mejor aprender a interactuar con ellas lo antes posible, para ser personal indispensable en la nueva economía.

Según esta consideración, la automatización que puede llegar a producir la IA diezmará los empleos actuales, cómo de hecho está pasando en algunas grandes compañías en EEUU dónde están dándose despidos masivos en departamentos que hacían tareas que se han podido automatizar.

Este movimiento, de momento minoritario, ha puesto sobre la mesa la fragilidad y resiliencia de los jóvenes estudiantes de la llamada generación de cristal.

Y de hecho algo de razón tienen, por ejemplo recientemente el CEO de Linkedin, ha declarado que los mejores trabajos no pertenecerán a los que vayan a las mejores universidades, sino a los profesionales que mejor sepan utilizar la IA. Dejando claro que no es que la IA vaya a sustituir a personal laboral, sino que será las personas que manejan la IA las que van a sustituir a otras personas que no sepan utilizarla.

Según el filósofo catalán Francesc Torralba, estima que "esta generación de cristal tiene una gran debilidad para enfrentarse a la frustración y a la presión, por lo que la amenaza de la IA, podría interpretarse no cómo una respuesta lógica, sino más bien cómo una debilidad del alumno".

Si unimos  el miedo al fracaso, a las grandes oportunidades que está ofreciendo actualmente el mundo de Start up de IA, parece que es preferible correr en el corto plazo a ser un experto en IA que aprender los conocimientos que nos pueden ayudar a integrar la IA en las empresas a largo plazo.

Pero en una escuela de negocio de prestigio, vamos a aprender cosas que no puede darnos una IA, cómo son un networking de primer nivel, un prestigio profesional y sobre todo aprender a utilizar la IA para cumplir nuestros objetivos.

A modo de ejemplo, el presidente del grupo CEF-Audima lo tiene claro, sus alumnos vienen a la escuela de negocios para mejorar en sus trabajos

Recordemos que en un reciente estudio, solo el 43% de la población está dispuesta a progresar en sus trabajos, es decir menos de la mitad están dispuestos a formarse para adquirir más responsabilidad. Lo que hace que los alumnos de las escuelas de negocio puedan tener una ventaja competitiva adicional. ¡hay menos gente dispuesta a sacrificarse!

Pero recuerden el dicho, si quieren ir rápido viajen solos, pero si quieren llegar lejos, viajen acompañados.