El Tribunal de Comercio Internacional ha declarado inconstitucional la imposición de los aranceles de Donald Trump. ¿Y ahora qué?
Aunque esta sentencia representa un revés importante para las políticas arancelarias de Donald Trump, no podemos hablar del final de la guerra comercial. Más bien, hemos entrado en una nueva fase: la guerra judicial. El propio Trump ya ha anunciado que recurrirá la decisión y que, si es necesario, acudirá al Tribunal Supremo. Además, su equipo está explorando otras vías legales para mantener su agenda proteccionista. Una de esas vías podría ser la utilización de la Sección 301 de la Ley de Comercio de 1974, la misma herramienta legal que usó durante su primer mandato para imponer aranceles a China. Esta sección permite al gobierno estadounidense investigar prácticas comerciales extranjeras que considere injustas o perjudiciales y tomar represalias. Es decir, aunque el Tribunal haya anulado una parte de su estrategia, Trump podría intentar reactivarla por otro camino legal. Por tanto, desde mi punto de vista, la guerra comercial no ha terminado.
Por otro lado, los mercados han reaccionado inicialmente con alivio —hemos visto movimientos positivos en bolsa—, pero conviene mirar más allá. Por ejemplo, los tipos de interés en Estados Unidos siguen muy tensionados: el bono a 10 años se mantiene por encima del 4,5%, y el dos años también ha repuntado. Esto introduce un factor adicional de incertidumbre para la Reserva Federal. Si el mercado interpreta esta decisión judicial como el fin de la guerra comercial y anticipa una reactivación del comercio y de la economía estadounidense, eso podría reducir las probabilidades de un recorte de tipos en junio. Por tanto, no todo son buenas noticias, y hay que ser prudentes: esta historia aún no ha terminado.
Nvidia ha vuelto a superar todas las expectativas con su informe trimestral, a pesar de la caída de ventas en China. ¿Cuál es su valoración de los resultados?
Los resultados que ha presentado NVIDIA han sido, sin duda, muy sólidos. En el primer trimestre, la compañía ha registrado unos ingresos que superan ampliamente las expectativas del mercado, con un crecimiento cercano al 70% respecto al mismo periodo del año anterior. Pero lo más destacable es que la previsión para el segundo trimestre apunta a un aumento interanual del 50%, lo que refuerza nuestra visión positiva. Este rendimiento es especialmente meritorio si tenemos en cuenta que Nvidia ha tenido que lidiar con la caída de ventas en China, provocada por las restricciones impuestas por Estados Unidos a la exportación de chips. A pesar de ello, ha mantenido un ritmo de crecimiento impresionante, lo que nos ha llevado a revisar al alza su valor fundamental, elevando nuestro precio objetivo desde 125 a 140 dólares por acción.
En términos generales, vemos a las grandes tecnológicas estadounidenses con buenos ojos desde el punto de vista de valoración. Es cierto que hay excepciones, como Tesla y Netflix, que consideramos significativamente sobrevaloradas -en el caso de Tesla, hasta en un 40%-. Pero otras compañías como Meta, Alphabet o Amazon nos parecen claramente infravaloradas, lo que equilibra el conjunto. Microsoft está algo por encima de su valor justo, con una sobrevaloración que estimamos en torno al 10%, mientras que Apple estaría razonablemente valorada.
En este contexto, el tono para el sector tecnológico sigue siendo positivo, lo que a su vez beneficia al conjunto del mercado estadounidense. Ahora bien, si ampliamos el análisis a nivel global y comparamos con Europa, ya no se puede decir que el mercado europeo esté mucho más barato. Ambos, tanto Estados Unidos como Europa, cotizan en nuestra opinión cerca de su valor razonable. Eso sí, dentro de Europa encontramos diferencias importantes por países. El Reino Unido, por ejemplo, sigue pareciéndonos atractivo, al igual que Dinamarca -este último impulsado sobre todo por el peso de Novo Nordisk-. En cambio, España e Italia muestran cierta sobrevaloración, en parte debido al fuerte comportamiento del sector financiero, que ha subido con fuerza y que ahora mismo consideramos uno de los más caros.
Con los últimos acontecimientos macropolíticos, ¿seguimos sobreponderando Europa en renta variable o conviene empezar a aumentar la exposición a Estados Unidos?
A nivel de valoración, tanto Europa como Estados Unidos presentan, en nuestra opinión, valoraciones razonables. No están especialmente baratas, pero tampoco caras. Están correctamente valoradas, lo que significa que ahora más que nunca es fundamental adoptar un enfoque selectivo, tanto a nivel sectorial como de compañías concretas.
En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, dentro del sector tecnológico observamos diferencias muy relevantes. Alphabet nos parece claramente infravalorada —en torno al 25%—, mientras que Microsoft estaría sobrevalorada cerca de un 10%. Son compañías que, aunque no pertenezcan exactamente al mismo subsegmento, el mercado tiende a agrupar bajo el paraguas de “tecnológicas”. Esto demuestra que, incluso dentro de un mismo sector, la dispersión de valoraciones puede ser muy significativa, lo que exige un análisis detallado.
En Europa, también estamos encontrando oportunidades interesantes. Un sector que nos parece especialmente atractivo ahora mismo es el energético. Ha sido uno de los pocos sectores europeos con rentabilidad negativa en lo que llevamos de año, y precisamente por ese bajo rendimiento reciente, presenta una infravaloración notable. Aquí también es clave aplicar un filtro riguroso a nivel de compañía.
Por tanto, más que hablar de sobreponderar una región u otra de forma generalizada, creemos que la clave está en combinar una buena selección sectorial con un análisis profundo de valoraciones a nivel de empresa. Ese enfoque permitirá capturar valor independientemente del mercado geográfico.