El año 2025 está siendo especialmente agitado en los mercados financieros, marcados por un entorno geopolítico incierto. La figura de Donald Trump, tras su reelección en noviembre de 2024, ha introducido importantes disrupciones en la política comercial global, afectando directamente a la confianza de los inversores. Ante períodos de mayor volatilidad, el mercado de valores puede resultar inquietante, incluso para los inversores más experimentados y mantener la calma y una visión a largo plazo es esencial para los inversores. En este sentido, desde Fisher Investments España advierte sobre los peligros de abandonar el mercado en momentos de turbulencia, ya que hacerlo puede comprometer seriamente los objetivos financieros a largo plazo. Las caídas del mercado, a menudo impulsadas por temores temporales o conocidos, tienden a corregirse con el tiempo a medida que se disipan las incertidumbres.

De forma similar, JP Morgan Asset Management refuerza la necesidad de disciplina y enfoque estratégico para navegar un entorno marcado por los aranceles y la incertidumbre global. Su respuesta ante el actual entorno ha sido prudente: han reducido el riesgo de sus carteras, incrementado la duración en renta fija como protección frente a posibles recortes de tipos y mantenido un posicionamiento neutral en renta variable, evitando caer en decisiones impulsivas.

Diaphanum también ha ajustado su estrategia, adoptando una posición más agresiva dentro de su neutralidad en renta variable, especialmente en bolsa estadounidense, que consideran con mayor potencial de recuperación tras los efectos de las nuevas políticas arancelarias, conocidas como el “Liberation Day”. En concreto, la bolsa europea ha servido más de protección y la bolsa de Estados Unidos ha sido la que más ha sufrido y nuestra idea es que puede ser la que tenga una mayor recuperación, señalan.

En este contexto incierto, activos refugio como el oro han ganado protagonismo. Nitesh Shah, de WisdomTree, apunta que el oro ha alcanzado máximos históricos gracias a la debilidad del dólar y la caída de los rendimientos de los bonos. Con la política comercial estadounidense generando incertidumbre, es probable que el oro siga subiendo y ganando terreno como activo refugio.

Otro sector que vive una profunda transformación a causa de la volatilidad es el energético. La combinación de volatilidad de precios, regulación cambiante y nuevas tecnologías exige adaptación constante. Sin embargo, su papel clave en el desarrollo económico global convierte a la energía en una apuesta imprescindible para carteras con enfoque a largo plazo. Una forma eficiente de exponerse al sector es mediante ETFs diversificados a nivel global. 

La ciberseguridad también emerge como una prioridad ineludible. Los recientes apagones eléctricos en Europa han hecho aún más evidente la necesidad de proteger infraestructuras críticas. Invertir en ciberseguridad a través de fondos cotizados bien diversificados ofrece una vía con gran potencial futuro, dado el aumento constante de amenazas digitales y la necesidad de actualización tecnológica constante por parte de gobiernos y empresas.

En renta fija, el Crédito Euro Investment Grade se posiciona como una de las apuestas más interesantes del momento. Se recomienda especial atención a la deuda financiera de bancos europeos, respaldada por su solidez y rentabilidad. A pesar de la volatilidad esperada, se aconseja mantener una postura selectiva, centrándose en sectores defensivos y evitando decisiones precipitadas que puedan verse afectadas por la guerra arancelaria. La deuda subordinada, en particular, ofrece un atractivo rendimiento adicional sin comprometer la calidad crediticia.

Finalmente, los cambios demográficos a nivel global también deben considerarse en las estrategias de inversión. Goldman Sachs prevé que para 2050 la población mundial crecerá un 20%, con el número de personas mayores de 65 años duplicándose. Este envejecimiento poblacional impulsará el gasto en atención médica, beneficiando a sectores como la tecnología médica, las farmacéuticas centradas en enfermedades asociadas a la edad y los proveedores de servicios sanitarios especializados. Con ello, invertir en longevidad es cada vez una apuesta más segura para rejuvenecer la cartera.

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