Para comenzar por el principio, ¿ISR y ASG es lo mismo? Pues no precisamente, aunque hay una alta vinculación entre ellos. Así Allianz GI y AFI lo explican en la Guía sobre sostenibilidad en la Gestión de Activos. El análisis ASG surge en el seno de la ISR, como herramienta de identificación y medición de factores de sostenibilidad de las inversiones. Por tanto, ASG es una herramienta de gestión e ISR es un estilo de inversión.
Pero ASG no es una herramienta exclusiva de la inversión socialmente responsable, sino que se está sumando de manera generalizada a la herramienta tradicional de análisis financiero tradicional, al contribuir a mejorar el binomio rentabilidad/riesgo. Pero la ISR puede realizarse utilizando otros criterios además de ASG, como best in class, inversión temática sostenible o exclusión, algunos de ellos, con crecimientos importantes en los últimos años:
Los activos en inversión sostenible continúan aumentando a nivel mundial, con algunas regiones demostrando un crecimiento más fuerte que otras. Como se observa en la siguiente tabla, el mayor aumento en los últimos años ha sido Japón, donde los activos gestionados de manera sostenibel crecieron más del 300%, mientras que, en EE.UU., el crecimiento de 2016 a 2018 es algo menor que en los dos años anteriores (38% vs 33%).
Como comenta Andreas Utermann (CEO de Allianz Global Investors) “la industria de inversión parece estar llegando a un momento crítico, en donde la inversión sostenible ya no se ve como tendencia, sino más bien parte intrínseca de la gestión”.
De acuerdo a numerosas encuestas elaboradas por gestoras internacionales, se observa que el interés de los inversores/ahorradores proviene de diferentes perspectivas. Estas estrategias han ido ganando ímpetu, y en 2019 fue un auge total. Tanto que incluso surgieron una serie de ETFs con filosofía ASG. Si bien, la demanda original provenía en su mayoría de los grandes clientes institucionales, los clientes minoristas lo están demandando cada vez más, a pesar de existir aún desconocimiento tanto por parte de ellos como de los comerciales o banqueros.
La gestión ASG alcanza ya volúmenes nada despreciables, pero además, las perspectivas son favorables. Gestoras que antes miraban hacia otro lado, ahora dedican buena parte de recursos (humanos y económicos) a esta estrategia, pero los “primeros pegarán dos veces”.
De acuerdo a estimaciones de Bank of America, podría haber un tsunami de activos por otros 20 trillones de dólares de flujos hacía fondos con gestión ASG en las próximas dos décadas, que poniéndolo en contexto, equivaldrían un poco menos al valor de capitalización del S&P 500.
Una de las formas más populares de evaluar las consecuencias para empresas que no se adaptan a las exigencias de los accionistas es a través de la integración ESG. Es una estrategia mediante la cual una acción se evalúa a través de una lente ESG junto con métricas tradicionales, como la asignación de capital y el flujo de caja.
Pero como dice el informe de Afi Y Allianz GI, es deseable la adopción de unos criterios comunes, aceptados por la industria y que permitan reconocer si una inversión cumple unos requisitos mínimos para ser catalogada como sostenible.
Queda claro que la adopción de criterios sostenibles no condicionará las inversiones desde el punto de vista de rentabilidad. Para ello, se muestra un análisis histórico de la evolución de los índices tradicionales frente a los índices con sesgo ISR, y como se podrá observar en ninguno de los casos se está sacrificando rentabilidad. De hecho, en un plazo de 1, 3 y 5 años el índice MSCI ISR (el más exigente en cuanto a criterios ASG) obtiene mejores resultados que el índice de referencia en todas las regiones analizadas.