Siempre defendemos que estar siempre invertido es mejor que intentar adivinar el momento perfecto. Pero estar siempre invertido y aprovechar los desplomes para dispararse es jugar en otra liga. Y no es tan complicado. De hecho, es bastante sencillo. A la impresionante fuerza del interés compuesto le metes un extra. Es como si tu interés compuesto fuera al gym.

Imaginemos a Benja. Invierte cada mes 100 euros en un fondo indexado al S&P 500. Es disciplinado, no intenta adivinar el mercado y sabe que el largo plazo es su amigo. Esta estrategia —el clásico DCA— le da paz y evita errores por miedo o codicia. Buen comienzo. Además, recuerda que a largo plazo no ha habido nunca periodos de 20 años con rentabilidades negativas.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Pero… ¿y si en lugar de limitarse a su aportación mensual, Benja aprovechara las caídas puntuales para hacer aportaciones extraordinarias? No hablamos de apostar en máximos o mínimos, sino de combinar estrategias. Por ejemplo, cuando el mercado cae un 10% o un 20%, históricamente suele rebotar con fuerza. Y quien entra entonces, lo nota en su rentabilidad.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Eso es lo que vemos este año (y, en realidad, casi todos los años). Benja el disciplinado aportó 100 euros cada mes. Pero cuando el mercado cayó un 10% añadió 1.000 euros extra. Y cuando cayó un 20%, metió 5.000¯euros más.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

Sobre el DCA, tenemos una rentabilidad de +9,67%. Son 800 euros en cada mes. Cuando cae un 10%, Benja metió 1.000 de golpe, que han tenido un +17,79% (1.177,95 euros). Y cuando llegamos a caer un 20%, otros 5.000 euros, que le han reportado 6.418,9, es decir, un +28,38%.

Teniendo en cuenta las aportaciones periódicas, los 1.000 euros invertidos en caídas y los posteriores 5.000 cuando hubo más bajadas, la rentabilidad de Benja a mediados de agosto se sitúa en un +24,62%. Más del doble que la del imbatible S&P 500.

Al invertir cuando el mercado cayó un 20%, Benja multiplicó por tres la rentabilidad del DCA clásico. Y en conjunto, la estrategia combinada batió al índice con contundencia.

Combinar ambas estrategias aúna lo mejor de dos mundos. Por un lado, el DCA evita errores por miedo, sistematiza la inversión. Es una buena armadura. Por otro lado, el lump sum táctico es como una espada. O como el gimnasio del interés compuesto. No hay que tratar de adivinar el suelo de la caída. Hay que tener una parte de liquidez y sistematizar también los momentos de bajada. Por ejemplo, cuando cae el mercado un 10%, meto un 15% de la liquidez. Y cuando ha caído un 20%, meto un 30% del total de la liquidez de la que disponía. Y así sucesivamente. No en vano existen numerosas frases de grandes inversores que vienen a recordar esto: el dinero se hace cuando la sangre corre en las calles, compra cuando todos se salen, y ese tipo de ideas. Insisto en que esto no se trata de hacer market timing, sino de tener una estructura de inversión sólida, estratégica. El capital invertido en momentos de caída no es una apuesta, es una inversión en valor relativo. Como ir de rebajas.

¿Y si no cae? Bueno, ahí tienes tu DCA trabajando. Ya caerá… La munición va siendo mayor. Así, cuando el mercado caiga (insisto, que caerá), nuestro amigo Benja podrá forrase más todavía.

Repito por tercera vez que esto no es hacer market timing, adivinar el suelo de las caídas, o tratar de batir al mercado cada semana. Hablamos de largos plazos, de estrategias sólidas y combinadas. DCA + lump sum = rentabilidad del índice + extra de patatas.

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