Pablo García, director general de Divacons Alphavalue, destaca que 2025 ha sido un año extraordinario para los mercados financieros, especialmente si se compara con las previsiones negativas que predominaban un año antes. Entonces se hablaba de una posible recesión en Estados Unidos, de fuertes tensiones geopolíticas en Ucrania y Gaza y del impacto negativo que podían tener las políticas erráticas de Donald Trump. Sin embargo, pese a ese contexto adverso, los mercados han terminado el año en máximos históricos, no solo en renta variable, sino también en activos como el oro, la plata y el cobre.
Uno de los aspectos más llamativos ha sido el elevado nivel de optimismo del mercado. Los gestores presentan niveles de liquidez en cartera históricamente bajos, lo que refleja una fuerte exposición a renta variable. Este exceso de confianza genera cierta preocupación, ya que apenas existen analistas que anticipen correcciones relevantes para 2026, señala Pablo García. Recuerda que situaciones similares de optimismo extremo precedieron a crisis pasadas, como la de 2008. El riesgo no está tanto en que los resultados empresariales sean buenos o malos, sino en si logran superar unas expectativas que ya son muy exigentes.
A pesar del buen comportamiento general, persisten varios focos de riesgo, según el analista. Entre ellos destaca las valoraciones elevadas de las acciones, especialmente en Europa, el elevado gasto en inteligencia artificial con retornos que podrían ser demasiado optimistas, y el enfriamiento progresivo de la economía estadounidense, visible en los datos de empleo. Este debilitamiento, no obstante, podría facilitar nuevos recortes de tipos de interés. A ello se suman las tensiones geopolíticas y la percepción de que Rusia está ganando peso en el tablero internacional, así como la incertidumbre que generan las decisiones imprevisibles de Donald Trump.
Un ejemplo reciente de esta incertidumbre es la suspensión de varios proyectos eólicos marinos en Estados Unidos, que ha afectado a compañías como Iberdrola. No obstante, se subraya que el impacto real es limitado, ya que la mayor parte de las instalaciones ya están operativas y solo se ven afectados algunos aerogeneradores pendientes de construir. Además, medidas similares de Trump han sido cuestionadas anteriormente por los tribunales, lo que resta gravedad al anuncio.
De cara a 2026, mantiene una visión positiva, pero selectiva. En Estados Unidos, el foco sigue puesto en el sector tecnológico vinculado a la inteligencia artificial, mientras que en Europa se observa una rotación sectorial más marcada. Destaca sectores como metales y minas, bancos, industriales, lujo y, de forma incipiente, el automóvil. Aunque el sector bancario ha tenido resultados excepcionales, se duda de que pueda repetirlos. En conjunto, se cierra un año muy sólido y se abre otro con incógnitas, pero con una clara apuesta por la continuidad en renta variable, aunque con mayor prudencia ante un mercado excesivamente optimista.