En el caso de Hipoges, la implementación de estándares de cumplimiento ha sido una máxima que hemos procurado cumplir desde nuestra fundación en 2008. De hecho, gracias a profundizar en ello, hemos conseguido que nuestra expansión internacional y entrada en nuevos mercados, como Portugal, Grecia e Italia haya sido más eficiente y operativa. Y es que en todos los mercados donde operamos ponemos el foco en garantizar nuestra adecuación a los marcos regulatorios locales y europeos, y en adoptar prácticas ampliamente reconocidas a nivel global. Un buen ejemplo de ello es nuestra filial en Grecia, que ha obtenido un certificado especial que le permite operar conforme a los requisitos locales de cumplimiento, consolidando así nuestra expansión y posicionamiento en ese mercado.
Desde el área de compliance, trabajamos constantemente para alinear la actividad de nuestros profesionales y nuestras participadas con los criterios exigidos y elevar nuestro nivel de cumplimiento. Como resultado de este esfuerzo, a través de Hipoges hemos renovado por tercer año consecutivo las certificaciones de nuestro Sistema de Anticorrupción y Soborno (ISO 37001) y de Gestión de Compliance Penal (UNE 1960).
La realidad del mercado nos ha permitido comprender que en el contexto en el que nos movemos, como es el entorno financiero, de inversión y gestión de activos, la actividad de las compañías está cada vez más sometida a controles exhaustivos, donde cualquier incumplimiento en la operativa diaria puede afectar a la reputación corporativa.
Frente a este escenario, el área de compliance se erige como un pilar fundamental para prevenir todo tipo de delitos que impacten al Grupo por su actividad y mercado en el que operan, al tiempo que fomenta una cultura interna basada en la responsabilidad y la integridad. De hecho, uno de los hitos que me gustaría destacar es que en Hipoges hemos adoptado un enfoque proactivo que va más allá del mero cumplimiento normativo, optimizando e innovando continuamente nuestros sistemas de control y estandarizando procesos para asegurar que cada decisión y procedimiento se ejecuta con total precisión. Gracias a esta estrategia, fortalecemos la confianza de inversores y clientes, consolidando una posición de ventaja frente a nuestros competidores. De esta forma, Compliance asegura al Grupo, Administradores y Directivos que actúan en un entorno seguro y controlado, para que puedan dirigir y focalizarse en sus actividades.
Ante el reto de la nueva Ley de Servicing
En clave nacional, uno de los retos que tenemos por delante como compañía es la nueva Ley de Servicing, que prevé transformar el mercado mediante una supervisión más rigurosa y mayores exigencias de transparencia en las operaciones, incluyendo la implementación de canales internos de denuncia y seguimiento, así como controles reforzados sobre proveedores y terceros.
Esta nueva normativa nos impulsa a revisar en profundidad nuestros procesos internos y reforzar nuestros sistemas de cumplimiento, garantizando no solo la adaptación formal a los nuevos requisitos, sino también una mejora sustancial en la calidad y trazabilidad de nuestras operaciones.
En definitiva, ¿por qué es tan importante el departamento de compliance? Porque, en un entorno regulatorio cada vez más exigente y cambiante, contar con un sistema sólido no solo nos permite adaptarnos rápido a nuevas normativas, sino también supervisar su cumplimiento por parte de los empleados y de la propia actividad empresarial. Además, contribuye a la prevención de riesgos internos y a demostrar un compromiso real con la integridad, la ética y los valores sociales.
Por otra parte, disponer de estos sistemas refuerza la transparencia y fortalece la confianza de nuestros grupos de interés —clientes, accionistas, organismos reguladores, administraciones públicas, entidades financieras, proveedores y empleados—, lo que nos permite proyectar al mercado una imagen de mayor profesionalidad, credibilidad y solidez.
Por todo ello, creo que el área de compliance está viviendo una etapa de consolidación en el seno de las empresas, cuyo valor estratégico es cada vez más reconocido por las mismas. Con todo, estamos ante un departamento que sigue teniendo grandes retos encima de la mesa, como la incorporación e implementación de las nuevas tecnologías, que a buen seguro redundarán en hacer que este departamento ofrezca cada vez un mayor valor añadido en el seno de las compañías-
La función de compliance no solo seguirá siendo clave para asegurar el cumplimiento legal, sino que se posicionará como un área estratégica dentro de las organizaciones. La incorporación de tecnologías como la inteligencia artificial y el big data permitirá automatizar procesos y tomar decisiones con datos más precisos y fiables. En conclusión, este departamento aporta un valor añadido real a la empresa protegiendo su reputación al prevenir infracciones en todos los niveles, fortalece su competitividad a largo plazo, facilita la expansión internacional y proyecta una imagen sólida y de alta credibilidad.