Siempre decimos que vivimos en una cultura donde lo urgente desplaza a lo importante y lo inmediato devora nuestras decisiones. Por desgracia, la inversión a largo plazo parece una especie en extinción. Pedir algo por una app y que llegue en dos días es mucho esperar. Pero los datos no mienten: el S&P 500, ajustado ya a inflación, habría multiplicado por más de 1.150 veces una inversión de 10.000 $ en los últimos 100 años. ¿Quién necesita unicornios cuando se tiene paciencia?
Lo del interés compuesto merece un adjetivo que no es adecuado para un artículo. Dejémoslo en que es una auténtica pasada. Con y sin inflación.
Veamos algunos ejemplos que deberían estar colgados en las aulas de todos los colegios e institutos y también en la puerta del frigorífico de cada familia. A modo de resumen, la tabla que debería estar impresa.
| Invertir 10.000 $ en el S&P 500 | ||
| Descontando ya la inflación | Sin descontar inflación | |
| hace 10 años | $ 25.286,74 | $ 34.073,25 |
| hace 20 años | $ 44.177,03 | $ 72.978,84 |
| hace 30 años | $ 90.703,24 | $ 191.001,28 |
| hace 40 años | $ 250.958,90 | $ 748.070,60 |
| hace 50 años | $ 410.224,74 | $ 2.448.603,26 |
| hace 60 años | $ 367.567,32 | $ 3.718.769,17 |
| hace 70 años | $ 931.028,58 | $ 11.136.029,48 |
| hace 80 años | $ 2.903.502,78 | $ 51.031.011,18 |
| hace 90 años | $ 5.650.987,15 | $ 131.186.557,87 |
| hace 100 años | $ 11.561.776,60 | $ 210.967.202,05 |
No voy a comentarla. Mírala. Enamórate. No por su espectacularidad momentánea, sino por su consistencia histórica. La magia aquí no está en acertar el mejor fondo (que ya sería más espectacular) o el próximo Apple, sino en el tiempo y la reinversión disciplinada.
Ahora te pongo el gráfico para que lo veas bien. Pero quiero responder a una pregunta que seguro que te estás haciendo. ¿Quién invierte a 80 o 100 años?
Esta pregunta es lógico hacérsela, pero en alto solo lo diría el cuñado escéptico: ¿Y quién invierte a tan largo plazo? Dile a ese cuñado que si su abuelo lo hubiera hecho, él no estaría leyendo esto en un móvil de gama media. Estaría gestionando su family office desde un despacho con moqueta gorda.
Pero más allá de la caricatura, esta inversión centenaria no es para uno mismo, sino pensando en generaciones futuras. Padres, abuelos o fundaciones que crean legados. O incluso tú mismo, si empiezas joven. Porque no se trata de vivir 100 años, sino de invertir como si fueras a hacerlo. No solo por la rentabilidad que te va a dar, sino por los valores que lleva asociados.
Fuente: Carlos Arenas Laorga
Invertir es, en el fondo, una defensa frente a la pérdida de poder adquisitivo. Quedarse en liquidez o en depósitos puede parecer seguro, pero es una seguridad ilusoria. A largo plazo, es llevar paraguas en casa y pensar que así no te mojarás cuando llueva. La inflación, por baja que parezca, es el enemigo silencioso (así me gusta llamarle en muchos artículos). De hecho, mira el gráfico y observa la diferencia abismal.
No invertir también es una decisión. Y suele ser la peor.
Los inversores más exitosos no son los más listos, ni los que adivinan el mercado. Son los que aguantan. Buffet es el ejemplo sobre el que hemos comentado ya más de una vez. El interés compuesto necesita una condición para funcionar: no romperse. Por eso, invertir no es solo elegir activos, sino adoptar una visión del mundo que entienda que el valor se construye a través del tiempo, no de la urgencia.
Invertir con perspectiva es como plantar un árbol (eso decía nuestro amigo el joven Buffet). Puede que no dé sombra hoy, pero si lo cuidas, algún día tus nietos leerán libros debajo de él… o gestionarán una cartera de varios millones (ajustados ya a la inflación).
La pregunta no es si el mercado va a subir o bajar el mes que viene, sino: ¿qué versión de ti mismo quieres financiar a 20, 30 o 50 años vista? Porque el mayor activo es el tiempo que le das para crecer.
Así que, si aún no lo has hecho, empieza. Da igual si tienes 10.000 €, 1.000 € o 100 €. No estás comprando acciones, estás comprando tiempo. Y créeme: es lo más barato que vas a conseguir nunca. Pero también lo más valioso.
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