Estados Unidos lo ha hecho ya al aprobar un plan de estímulos que moviliza dos billones de dólares (1,84 billones de euros), el 10% de su PIB, y además lo ha hecho con la unanimidad de los demócratas y los republicanos.

Este plan supone el mayor rescate de la historia estadounidense, más del doble de lo se que aprobó en 2008 para hacer frente a la crisis financiera cuando las ayudas alcanzaron los 800.000 millones de dólares  (740.158 millones de euros). El acuerdo contempla el envío de cheques mensuales de 1.200 dólares a familias y también incluye préstamos sin vuelta para pymes que no despidan, entre otras cuestiones.

Este jueves, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi puso las cartas encima de la mesa e instó a que los países del euro hagan lo mismo. "La pandemia de coronavirus es un tragedia humana de proporciones potencialmente bíblicas", advirtió Draghi en una columna publicada por el diario Financial Times. "Es el papel apropiado del Estado desplegar su balance para proteger a los ciudadanos y la economía contra shocks de los que el sector privado no es responsable y no puede absorber", apuntó. 

El artículo de Draghi llega en un momento clave para la eurozona, donde la respuesta hasta el momento se ha limitado a la aprobación del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el llamado fondo de rescate que ya fue usado entre 2011 y 2012 para salvar a las economías de Irlanda, Grecia, Italia, Portugal y España en plena crisis de deuda. Este fondo de rescate proporciona financiación a corto plazo a los países que lo soliciten en su lucha contra el coronavirus hasta el 2% de su PIB, lo que supone hasta 238.000 millones de euros en préstamos blandos.

Además del MEDE, el eurogrupo ha movilizado 37.000 millones en inversiones a cargo de los fondos estructurales y los países por su cuenta también han ido adoptando medidas. Sin embargo, no hay acuerdo en los coronabonos, los bonos llamados a financiar los países de la eurozona debido a la deuda que va a generar el impacto del coronavirus en las finanzas públicas. 

Se trata, por tanto, de instrumentos de deuda que servirían para mutualizar la deuda de los 19 estados que forman parte de la Unión Económica y Monetaria (UEM), con el objetivo de financiarse en los mercados a un tipo de interés más reducido respecto al retorno actual exigido a la mayoría de estos países en la actualidad y que también supondría un bálsamo para los diferenciales y las primas de riesgo de los estados.

 

 

“Los coronabonos son novedosos por el nombre y por el momento, pero en realidad, tal y como se han planteado hasta ahora, no son nada diferentes al eurobono, que lleva años planteándose. Países como Alemania y Holanda se niegan socialmente a financiar los excesos de sus vecinos del Sur con austeridad fiscal. Esta situación es diferente y ya estamos viendo más flexibilidad al respecto, pero existen otras posibilidades además del coronabono”, explica Diego Fernández Elices, director general de inversiones de A&G Banca Privada.

Como señala Fernández Elices, la falta de acuerdo entre los países de la zona euro es la principal razón por la que todavía no se ha aprobado la emisión de estos instrumentos de deuda. Unos coronabonos que cuentan con el aval del BCE; la propia presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula Von der Leyen; y hasta nueve países como Francia, Italia, España, Bélgica, Grecia, Portugal, Irlanda, Eslovenia y Luxemburgo.

“Europa tiene que demostrar que tiene una sola voz, que entre todos luchamos por un fin común y que actuamos conjunta y rotundamente, sin excepciones. Este es el único mensaje que cabe ahora, no vale vacilar y actuar con medidas pobres, sino las consecuencias serán incluso más caras y difíciles de paliar. Como prueba podemos analizar con qué coste y en cuánto tiempo salió EEUU de la anterior crisis y cuánto tardamos y con qué impacto lo hicimos en Europa”, valora Juan Ramón Casanovas, director de gestión de carteras privadas de Bank Degroof Petercam.

“Es por ello que los países del sur seguirán reclamando la adopción de medidas de estímulo contundentes y lo países del norte deberán dar respuesta. Por una vez debemos demostrar que realmente somos una sola voz”, añade.

¿El mercado aplaudiría una decisión así?

“Lo más probable es que parece que algunos mercados recibirían un instrumento así de forma favorable, al menos en el corto plazo. En este sentido, quizás los más favorecidos pudieran ser los de deuda de países periféricos, a falta obviamente de conocer cómo se podrían concretar finalmente estos eurobonos”, responde Tomás García-Purriños, gestor de fondos en Morabanc AM.

En la misma línea se pronuncia Annalisa Piazza, estratega de tipos de interés en Europa de MFS Investment Management. “En los mercados son bien recibidas las medidas que muestren un compromiso de coordinación para apoyar a las economías en tiempos en los que se sufre una conmoción exógena. Dicho esto, actualmente es poco probable que se emitan instrumentos de deuda como los coronabonos debido a las complicaciones legales que entraña y la falta de consenso entre los países. La infraestructura institucional también llevaría tiempo”, subraya. 

OMT: la alternativa que baraja el BCE

Ante la negativa alemana y holandesa, el BCE contempla otra opción que se también se ha puesto en marcha por parte de la Reserva Federal estadounidense. ‘American First’, de verdad, otra vez. Según la agencia de noticias Bloomberg, el organismo monetario que dirige Christine Lagarde estaría barajando reactivar el programa de compras ilimitadas de deuda pública, que reciben en inglés el nombre de OMT (Outright Monetary Transactions, en español operaciones monetarias sin limitaciones).

Este mecanismo fue anunciado en septiembre de 2012 por Mario Draghi, y avalado posteriormente en 2015 por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ante las dudas que había mostrado el sistema judicial alemán. Ahora, si el colapso financiero y económico continúa el BCE tendrá a su disposición un 'bazuca' como para comprar en el mercado todo tipo de letras, obligaciones, pagarés… sin limitaciones de tiempo ni de dinero. EEUU ya ha movido ficha, la UE aún se lo piensa.