La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha instado a aprovechar el momento actual y los cambios geopolíticos para transformar al Euro en una divisa que no solo sea un activo refugio, sino que también pueda competir con el dólar por la hegemonía mundial.
En la actualidad, el euro tiende a comportarse como un activo refugio que se aprecia debido a la entrada de flujos financieros, lo que puede encarecer las exportaciones de la eurozona en lugar de impulsar el crecimiento económico. Esta situación contrasta con la de Estados Unidos, donde la mayoría de los contratos comerciales están denominados en dólares, lo que otorga al dólar una posición dominante.
Además, Lagarde ha señalado que los mercados de capitales en Europa no son lo suficientemente profundos para beneficiarse plenamente de los flujos hacia activos refugio. La suma de las deudas soberanas con calificación 'AAA' y 'AA' en la eurozona es de solo 6,6 billones de euros, una quinta parte del mercado del Tesoro estadounidense. Asimismo, la capitalización bursátil europea es considerablemente menor que la de Estados Unidos, lo que afecta a la eficiencia en la asignación de capital en Europa.
Reposicionamiento del euro y medidas propuestas
Lagarde ha instado a aprovechar el cambio de paradigma económico y geopolítico para reposicionar al euro como una moneda atractiva para las inversiones y el crecimiento. Esto fortalecería el papel del euro como un símbolo de estabilidad en Europa y generaría un "círculo virtuoso" para la economía de la región.
Para lograr este objetivo, la presidenta del BCE ha destacado la necesidad de completar el mercado único europeo, incluyendo la unión del mercado de capitales, así como la armonización de legislaciones y políticas fiscales. Lagarde también aboga por abordar los altos costos energéticos, la baja productividad y financiar proyectos con deuda mutualizada como medidas clave para fortalecer la posición del euro.
En su discurso, Lagarde ha hecho un llamamiento a los gobiernos de la Unión Europea para que consideren la toma de decisiones por mayoría cualificada en lugar de unanimidad. Este cambio permitiría evitar que un solo veto pueda frustrar los intereses colectivos de los 26 países restantes, facilitando la implementación de medidas que impulsen la economía europea y fortalezcan la posición del euro a nivel global.
En resumen, Christine Lagarde destaca la importancia de aprovechar el momento actual para fortalecer al euro como una moneda competitiva a nivel internacional, implementando medidas estructurales y de cooperación entre los países miembros de la UE.