Revisitamos este fondo dado que, a pesar del pobre desempeño en 2018, parece que vuelve de sus cenizas. Es un fondo con mucha flexibilidad, más que muchos de sus competidores, ya que puede invertir hasta un 10% en instrumentos titulizados y hasta un 8% en bonos convertibles contingentes; muy flexible en términos de duración y puede invertir en mercados emergentes y alto rendimiento. En fin, todo un coctel, que en el pasado dio muchos frutos, pero también algunos sinsabores como fue en 2018. Lo que hizo que experimentara numerosas salidas de dinero, mismas que podría recuperar de continuar esa recuperación que está mostrando en lo que llevamos de 2019.
Es un fondo de renta fija europea, referente en el mercado español, y cuyo proceso bottom-up ha demostrado dar frutos. Tiene un tamaño que alcanza los 8.500 millones de activos gestionados, por lo que no sorprende que el equipo de analistas y gestores sea potente. Dirigido por Keith Ney desde 2013 y con algunas nuevas contrataciones.
Entre los nuevos gestores que se han integrado al equipo de Keith Ney destaca Marie-Anne Allier, que lideraba el equipo de Renta Fija europea en Amundi durante 2010-2019, y con experiencia en la gestión de mandatos institucionales, con rating “+” de Citywire.
Si bien, aún es pronto para recomendar fuertemente la compra de este fondo, se observa una mejora significativa en el performance. A un año se coloca en el lugar 15 de 87 fondos de su categoría, lo que hace que mejore a 3 años (lugar 21 de 79). El fondo presenta mayor volatilidad que algunos de sus competidores con similares retornos:
Respecto a fondos similares en el mercado español, el fondo presenta una rentabilidad menor a 3 años que 3 de sus competidores, con algo mayor de volatilidad:
Al cierre de septiembre el fondo tenía un peso cercano al 85% en renta fija, 9,2% en monetario y 5,9% en liquidez y derivados. Dentro de la renta fija: algo más del 40% en deuda corporativa desarrollada (sobretodo del sector financiero, consumo, salud e industrial); cerca del 20% en deuda soberana desarrollada y casi 9% soberana emergentes; 7% en ABS y casi 7% en deuda corporativa emergente.
En cuanto al vencimiento medio de la cartera vemos que en torno a un 60% de la cartera tiene una duración menor a 3 años, con cerca del 40% a menos de un año y casi 21% entre 1-3 años.
El fondo tiene una sensibilidad positiva a tipos de interés, principalmente a los países periféricos europeos, cuyos fundamentales están mejorando. En crédito mantenían una posición neutral y prudente, centrándose en empresas en situaciones especiales que den algo más de beta.
Es un fondo a tenerlo presente, monitorizando su evolución para poder incluírlo en la toma de decisiones de cara a 2020. Y aquellos inversores que ya lo tengan, mantenerlo ya que tiene una historia de largo plazo.