¿Sesgo quality o value? Los dos son compatibles. Victoria Torre, responsable de oferta digital en Self Bank reconoce que en el sesgo quality "se trata de buscar compañías de buena calidad, líderes en su sector, tener alguna ventaja competitiva, con buenas perspectivas de crecimiento futuro y un balance bastante sólido”. El riesgo del quality es “que al final no se cumplan esas perspectivas de crecimiento ambiciosas que son las que dan la base a esa valoración en el mercado”. En contraste, el value consiste en comprar “compañías que están infravaloradas en el mercado, que están cotizando con un descuento”, aunque el reto está en “diferenciar si esa infravaloración es una ineficiencia de mercado o bien hay una causa objetiva que lo fundamenta”. Respecto al estilo más adecuado actualmente, “nuestros expertos están tal vez algo más positivos en un sesgo quality growth antes que value o dividendos pero en una cartera diversificada hay representación de los dos estilos de gestión porque pensamos que son imprescindibles”.

Por su parte, Pablo Martínez, Executive Director de Robeco cree que estamos "en un momento muy interesante para el value (...) Los años 2023 y 2024 han sido años de fuerte dominio del estilo growth y esto provocó que el value quedara rezagado. Sin embargo,  la concentración del mercado en un reducido grupo de valores: “Los 7 valores de más capitalización del Standard Poor's son los responsables de gran parte de la subida del mercado”, lo que ha generado una brecha con el resto de compañías. Si este fenómeno se combina con los periodos de 1973-74 y 1998-99, previos a importantes rotaciones, “creemos que estamos a las puertas de un patrón similar: el value está empezando a ver rotación porque el inversor se está dando cuenta que dentro de ese Standard Poor’s 493 se han quedado compañías  muy baratas y se puede encontrar calidad a buen precio”.

En la misma línea, Ulla Llama, Senior Sales de BNY Investments asegura que no toda la tecnología es sinónimo de calidad: “Las calidades son métricas financieras muy estables, márgenes de beneficios, flujos de caja, bajo endeudamiento...”. Hay otros sectores como “salud, farma, industriales o consumo cíclico” que presentan esas características y además con valoraciones atractivas. En su opinión, “lo que ofrece la calidad es resiliencia”, recordando que en crisis como 2008 o 2022, “este tipo de compañías a un precio adecuado tienden a presentar menos caídas de mercado… pero también tienden a tener un desempeño posterior mucho más positivo”.

Entrando en productos concretos de esta temática,  Martínez asergura que en el fondo Robeco Global Premium “predomina fundamentalmente el value, pero no es un deep value”.  En la gestora buscan “construir una cartera que en media cotice a unos múltiplos por debajo de la media del mercado”, pero con filtros adicionales: “introducimos ese criterio de calidad… miramos el retorno sobre recursos propios, el retorno sobre activos, los márgenes comparados con su sector… y también ver cuál es el momento de beneficios”.

Por su parte, Llama asegura que el BNY Mellon Long Term Global Equity se construye “bajo un prisma muy largoplacista”, evitando el ruido del corto plazo. Su enfoque se centra en “compañías que sean número uno en su mercado o número dos desafiando por innovación, con muy bajo apalancamiento financiero, márgenes muy elevados, flujos de caja abultados”. Recalcó que además de calidad y crecimiento buscan “pagar un precio que sea más que razonable”, porque “si estamos pagando un precio muy desmedido… el margen de rentabilidad a medio y largo plazo es exiguo o puedes tener una caída muy abrupta”.