Las pérdidas se comparan con el beneficio de 2800 millones de euros que anunció la automovilística un año antes, aunque son inferiores a las pérdidas de 1700 millones previstas por el consenso del mercado.  Los aranceles, así como los costes y las amortizaciones relacionados con la renovación de productos en Porsche, supusieron 7500 millones de euros en gastos para Volkswagen en el periodo comprendido entre enero y septiembre, mientras que la transición a los vehículos eléctricos también lastró la rentabilidad, según informó.

Volkswagen se está viendo presionada para adaptarse al aumento de los aranceles de importación estadounidenses, que se espera que le cuesten al grupo hasta 5000 millones de euros este año.«Nos centraremos, entre otras cosas, en el uso selectivo de nuestra escala y en explotar las sinergias dentro del grupo de forma aún más eficaz», ha asegurado el director financiero del grupo, Arno Antlitz.

La empresa sin embargo ha mantenido sus previsiones, pronosticando un margen operativo de entre el 2 % y el 3%, con unos ingresos que se espera que se sitúen en torno al nivel del año anterior.

El principal fabricante de automóviles de Europa ha tenido que recortar sus previsiones tres veces este año, primero para absorber el impacto de la guerra comercial del presidente estadounidense Donald Trump y, más recientemente, tras el cambio de rumbo de Porsche, que también se sumió en números rojos en el tercer trimestre.

El director ejecutivo de Volkswagen, Oliver Blume, que también es director ejecutivo de Porsche, dejará el cargo a finales de año y se mantendrá únicamente al frente de la empresa matriz.Los inversores han estado cuestionando su capacidad para dirigir las dos empresas simultáneamente en un momento de grandes retos para ambas.

La acción de la automovilística sube con fuerza ese jueves y aumenta sus ganancias anuales, que rondan el 6,6%.