Todos sabemos que la mejor prima de riesgo es aquella de la que no se habla. Cuando empezamos a traerla a colación en negativo, con subidas en vertical como la que tenemos ahora, es hora, en el mejor de los casos de seguir su curso con mucha atención. Y en especial cuando supera una cota psicológica en nuestro país, la de los 100 puntos básicos, un nivel que no registraba desde junio de 2020 y que rebasó el pasado lunes para después corregirse ligeramente, en pleno azote de lo peor de la crisis pandémica.

Subida en vertical que viene fraguándose desde comienzos de mes en el caso de España y que además es más pronunciada, incluso en la sesión más caliente, la del pasado lunes, frente al resto de europeas, básicamente por la subida general que se produjo mirando a la escalada en la tensión en Ucrania, para la que, Estados Unidos espera un acuerdo inminente por parte de una Rusia que lo niega.

Y es que la incertidumbre añadida en el caso de España viene de la mano de la política. Del resultado de las elecciones en Castilla y León que complican la gobernabilidad del PP y sobre todo la necesidad de gobernar, con la calculadora en la mano con Vox, algo que no se contempla desde Bruselas.

Y como saben todo esto influye a la postre en el dinero y en la normativa. A la postre la deuda se tensa al calor de un posible gobierno débil que impida llevar a buen puerto las reformas estructurales y que eso se traduzca en mayor coste para nuestra deuda. De momento, las subidas del Tesoro van bien, sin sorpresas, pero lo cierto es que el aumento de rentabilidades, del 0,74% que se pagaba en el bono a 10 años español a 31 de enero en el mercado al 1,30% del pasado lunes, en su nivel más alto en más de año y medio. Más de medio punto porcentual de diferencia en apenas 14 días.

Todo ello acompañado de esa referencia positiva, también progresiva del bund alemán, la referencia europea, con crecimientos desde el 0,01% al 0,27% del lunes, que llevaba a la prima de riesgo española a superar los 102 puntos básicos en su recorrido. Una situación, ese mantenimiento en los rendimientos germanos en positivo que no veíamos desde hace tres años.

La diferencia que ahora encontramos con la última vez que la prima de riesgo ascendió a 100 puntos básicos es clara: entonces el bono alemán a 10 años marcaba rentabilidades del 0,44% en negativo, mientras que el rendimiento porcentual de nuestra deuda apenas llegaba al 0,59 en los primeros días de junio de 2022. Y ese cambio viene de la mano de la inflación y el cambio de sesgo de los bancos centrales ante el IPC, incluso del BCE con ese encuentro decisivo en marzo en el que se pondrá sobre la mesa qué pasará con los tipos y si como prevén ya los mercados financieros habrá al menos una subida de los tipos de interés en la eurozona en este ejercicio.

Por tanto, toda la conjunción de factores, el persistente que ha ido tensando la prima relacionado con la inflación, los bancos centrales y en especial el BCE, la tensión geopolítica global mirando a Ucrania y un posible ataque ruso y el añadido de la incertidumbre por los resultados electorales en España, con la mirada ya puesta incluso en Andalucía y la fragmentación de los parlamentos autonómicos, como signo de cómo se vota en nuestro país, constituyen una prima de riesgo que puede complicarnos a futuro en los presupuestos la partida del pago de rentabilidades a los que compran la deuda española.

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